'Marina' muere en la Zarzuela intentando redimirse
Crítica de Zarzuela
El Teatro de la Zarzuela inaugura la nueva temporada reponiendo esta obra bajo la responsabilidad de la directora de escena Bárbara Lluch y el director musical José Miguel Pérez Sierra, titular del teatro
La Zarzuela abre su temporada con una 'Marina' adolescente

Crítica de zarzuela
'Marina'
- Música Emilio Arrieta
- Libreto Francisco Camprodón y Miguel Ramos Carrión
- Dirección musical José Miguel Pérez-Sierra
- Dirección escénica Bárbara Lluch
- Escenografía Daniel Bianco
- Vestuario Clara Peluffo Valentini
- Iluminación Albert Faura
- Movimiento escénico Mercè Grané
- Videoproyecciones Pedro Chamizo
- Intérpretes Sabina Puértolas, Ismael Jordi, Juan Jesús Rodríguez, Rubén Amoretti. Coro Titular del Teatro de la Zarzuela, Rondalla Lírica de Madrid Manuel Gil, Orquesta de la Comunidad de Madrid
- Lugar Teatro de la Zarzuela
El Teatro de la Zarzuela inaugura la nueva temporada reponiendo 'Marina' bajo la responsabilidad de la directora de escena Bárbara Lluch y el director musical José Miguel Pérez Sierra, titular del teatro. Para ello vuelve sobre la versión operística que Emilio ... Arrieta engarzó a partir de la zarzuela original y una vez que estuvo confirmado su estrenó en el Teatro Real de Madrid, en 1781. Ya entonces, este teatro era un lugar de referencia indiscutible en la vida músico-escénica del país. No es extraño que el bueno de Peña y Goñi, llevado por la emoción del momento, dijera que alcanzar ese escenario «no es una aspiración temeraria para los que pretenden crear la ópera española».
'Marina' tiene, por tanto, un valor simbólico que sigue presente aunque bajo condiciones ambientales distintas. El Real es hoy en día un centro de referencia internacional y la cultura de su publico se ha fortalecido a partir de propuestas homologadas con la actual realidad escénica. En este contexto, cabe preguntarse si soportaría hoy, el Teatro Real, una 'Marina' presentada en las condiciones interpretativas que ahora se proponen en el Teatro de la Zarzuela. Es muy, muy improbable que lo hiciera.
Bárbara Lluch tiene poco que decir sobre la obra, salvo algún detalle muy colateral. El gesto teatral es vago e, incluso, torpe, con escenas detenidas y movimientos articulados por parte del coro, a veces en relación con la música pero no siempre bien sincronizados. Alguna razón habrá para hacerlos, pero es poco evidente. A partir de aquí todo tiene un aire envejecido, de zarzuela anquilosada en la mera ejecución de acotaciones escénicas sin otro objetivo que el de servir al argumento y entregarse a su ripio y blandenguería. Entre lo más original está la presencia silenciosa de la madre, por otra parte tan cándida y secundaria que casi pasa desapercibida, o el momento en el que Marina camina al fondo del escenario y recrimina a dos figurantes que se besuquean al borde el mar. Es decir, que Marina es ingenua, bonachona y además una reprimida. Mal asunto.
'Marina' se presenta con dos repartos. El primero plantea posibilidades pero sus alas son cortas, en parte porque hay límites propios y en otra porque Pérez Sierra y la Orquesta de la Comunidad de Madrid se limitan a una versión muy rasante, sin rasgos distintivos ni capacidad de iniciativa. El miércoles, la primera parte de la representación acumuló desajustes, tuvo un sonido desabrido y contribuyó poco al superficial encanto de la obra. Algunos detalles asomaron en la segunda parte y eso hace suponer que tanto Sábina Puértolas como Ismael Jordi pudieran dar más de sí. Quizá en un espacio menos retrospectivo y anquilosado. Sin duda, con una ambición dramática y musical acorde y verdaderamente comprometida.
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