Luis Mateo Díez: señor de Celama, territorio cervantino
Estoy convencido de que será recordado en las historias de la literatura del futuro como el creador del reino de Celama. Al igual que el pueblo de Comala de Juan Rulfo, el condado de Yoknapatawpha de Faulkner o el Macondo de García Márquez
Luis Mateo Díez, premio Cervantes 2023

'El reino de Celama', título que dio Luis Mateo Díez en 2001 al volumen que reunía las tres novelas que lo componen, es territorio que linda con La Mancha como espacio imaginario y se ha convertido en un lugar central dentro del conjunto ... de su obra narrativa. Comunica con otros lugares (en especial con alguna de las doce novelas cortas conocidas como 'Fábulas del sentimiento', por ejemplo, con la titulada 'Pensión Lucerna', que es la última de las incluidas en 'El diablo meridiano' (2001). Pese a esa comunicación con el resto de su obra narrativa posterior a 'Camino de perdición' (1995), el que podemos denominar ciclo de Celama forma un conjunto de lectura coherente, en cierta medida autónoma, que proporcionará a su autor la cualidad de creador de un territorio, que me resisto a llamarlo mítico, porque no lo es, convendría mejor denominarlo espacio simbólico.
Estoy convencido de que Luis Mateo Díez será recordado en las historias de la literatura del futuro como el creador del reino de Celama. Al igual que el pueblo de Comala de Juan Rulfo, el condado de Yoknapatawpha de Faulkner, el Macondo de García Márquez, que entiendo son los territorios más próximos literariamente al que creó (o según gusta decir a su autor), «descubrió» Luis Mateo Díez. Es un Territorio de la Imaginación, pero conecta de modo singular con la historia de una cultura y de una civilización real, la de los pueblos y valles del alto León, como Laciana o Babia, donde se han guardado, en el mejor español posible, los grandes relatos que deben mucho a la oralidad, esos que Walter Benjamin denominaba historias memorables, al nacer del lado épico de la verdad, que es la sabiduría transmitida de generación en generación y de la que Luis Mateo Díez es notario. Se trata de una cultura y una civilización que es eterna porque es un territorio del alma, ese que a la literatura le toca el designio y privilegio de representar. Para cobrar existencia precisa de obras como la de Luis Mateo Díez que le ha dado la única forma que le es posible, la que crea el vínculo indestructible de la memoria y la narración, o la narración como forma privilegiada de la Memoria. Porque 'El reino de Celama' tiene como escenarios esos tres elementos contiguos: la imaginación, la memoria y el lenguaje. Son tres elementos constitutivos inseparables, y todos ellos constituyen el núcleo de toda gran literatura.
El sustantivo «reino» elegido por Luis Mateo Díez, frente a pueblo, condado o Región (este último fue el designado por Juan Benet para su mundo) junto al consiguiente de «fábula», dice mucho de su vínculo necesario con la fantasía. Los reinos son privilegios de la convocatoria narrativa a un espacio directamente ficticio, como le ocurre a los cuentos, pero también delimitan una especial forma de coherencia.
Celama y el Ciclo posterior de novelas ambientadas en sus 'Ciudades de Sombra' no es solamente un «más allá» de la realidad, sino un trasunto metafísico que sostiene un universo de referencias plenamente cohesionado, tanto en sus delimitaciones espaciales, como sobre todo en sus rasgos constitutivos. Celama es lo que los lógicos desde Leibniz llamaron «un mundo posible», cuya existencia, suerte, y destino coincide con el de la propia Literatura. El reino de Celama tiene límites autóctonos en cuanto geografía imaginada y sus límites verdaderos son los propios del imaginario literario. Ahí radica la honda significación de la apuesta literaria de Luis Mateo Díez: crear un territorio trasunto del propiamente literario, capaz de vivir únicamente en su fábula de la memoria. Como La Mancha vivirá de modo privilegiado en los libros para siempre. Si los lectores me pidiesen qué deben leer para introducirse en Luis Mateo Díez, les daría una obra anterior, la titulada 'La fuente de la edad', que fue su mayor éxito. Y de las posteriores les recomendaría que acudiesen a 'Vicisitudes' (2017), una novela que condensa ochenta y cinco historias en torno al destino decidido en un momento azaroso, ese que como el nacimiento o la muerte refigura la existencia de toda criatura. Qué felicidad alcanzamos hoy los hablantes de la lengua de Cervantes, habitantes también del Territorio de Celama.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete