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Descubren un 'búnker del terror' de la Segunda Guerra Mundial en China

El hallazgo del laboratorio subterráneo de la Unidad 731, donde se realizaron experimentos en humanos con armas químicas y biológicas, podría aportar nuevas pruebas de crímenes de guerra

Un complejo de la Unidad 731 Wikipedia

S.C.

Arqueólogos chinos han descubierto cerca al noreste del país un búnker secreto donde la temida Unidad 731 del Ejército Imperial Japonés realizó brutales experimentos con armas químicas y biológicas en humanos durante la Segunda Guerra Mundial. 

El laboratorio subterráneo hallado cerca de la ciudad de Anda, en la provincia de Heilongjiang, es la mayor instalación de pruebas utilizada por científicos militares japoneses entre 1935 y 1945, durante la ocupación japonesa de China. Según un informe publicado en la revista arqueológica de China 'Northern Cultural Relics', el descubrimiento de un laboratorio subterráneo puede proporcionar nuevas pruebas sobre crímenes de guerra.

La Unidad 731 había comenzado como una unidad de salud pública, pero pronto comenzó a incluir en sus investigaciones experimentos con armas químicas y biológicas, para los que utilizaron prisioneros chinos, coreanos, rusos, estadounidenses, británicos y canadienses.

Según las estimaciones más prudentes, publicadas por el 'US Army Medical Department', al menos 1.000 prisioneros murieron por tales pruebas con granadas, bombas bacterianas, lanzallamas y armas químicas, aunque hay estudios que elevan la cifra hasta a más de 3.000 y otras investigaciones incluso hasta 12.000 hombres, mujeres y niños, con cerca de 200.000 afectados.

Shirō Ishii, microbiólogo japonés al mando de la Unidad 731 Wikipedia

Las víctimas de estas atrocidades también fueron expuestas a la deshidratación, asesinadas dentro de centrífugas giratorias, inyectadas con sangre de animales enfermos, electrocutadas con rayos X, viviseccionadas sin anestesia y mantenidas dentro de cámaras de baja presión hasta que sus globos oculares estallaran, recuerda Live Science.

Según un artículo publicado hace unos años en 'Baylor University Medical Center Proceedings', la Unidad 731 operó en un complejo compuesto por «150 edificios, 5 campamentos y un equipo de más de 3.000 personas». El General Kawashima, uno de los directores de aquel complejo, declaró ante las autoridades soviéticas que le interrogaron que no morían menos de 600 prisioneros al año en la Unidad 731, y el complejo estuvo abierto 13 años.

Una estructura subterránea en forma de U

Los investigadores del Instituto Provincial de Reliquias Culturales y Arqueología de Heilongjiang, que aún no han entrado en el búnker, comenzaron su investigación en 2019 con prospecciones geofísicas y posteriormente con excavaciones. Su estudio reveló una estructura subterránea en forma de U de unos 33 metros de largo y 21 de ancho, con salas y túneles interconectados.

Aunque aún desconocen las funciones que cumplía cada estancia, los arqueólogos creen que algunas fueron usadas como laboratorios y para la observación y disección de las víctimas después de haber sido infectadas con enfermedades o expuestos a agentes químicos y otras corresponden con los almacenes, cuarteles, garajes, baños, comedores o pozos del complejo, que estaba fuertemente custodiado y rodeado por una cerca de alambre de púas.

El descubrimiento «destaca el legado continuo de las atrocidades de la Unidad 731 y su impacto en los esfuerzos globales para prevenir la guerra biológica», señalaron los expertos al South China Morning Post, convencidos de que «una excavación completa podría revelar más evidencias de los brutales experimentos humanos realizados por la Unidad 731«. 

El 'búnker del terror' de Anda fue destruido por la Unidad 731 en agosto de 1945 junto con otras instalaciones para borrar la evidencia de sus experimentos. Documentos desclasificados revelaron que a cambio de inmunidad tras la Segunda Guerra Mundial, científicos de la Unidad 731 compartieron información de sus experimentos con Estados Unidos, que utilizó los datos para desarrollar armas biológicas en el Fort Detrick, en Maryland, durante la Guerra Fría.

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