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Miguel Ángel, el hombre que tocó a Dios

«Sin haber visto la Capilla Sixtina uno no puede hacerse una idea clara de lo que un hombre es capaz de hacer». Son palabras de Goethe. Tampoco escatimó elogios sobre Miguel Ángel un coetáneo suyo

ABC Fragmento de la Creación de Adán, la imagen más célebre de la Capilla Sixtina, obra cumbre del maestro

«Sin haber visto la Capilla Sixtina uno no puede hacerse una idea clara de lo que un hombre es capaz de hacer». Son palabras de Goethe. Tampoco escatimó elogios sobre Miguel Ángel un coetáneo suyo, Giorgio Vasari, que en sus «Vidas...» demostró una admiración inmensa por el maestro: «Como no se espera que deba morir ya nunca, me ha parecido conveniente hacerle este escaso honor. Que cuando bien abandone el cuerpo, como el resto de los hombres, no encontrarán nunca la muerte sus inmortales obras, cuya fama vivirá siempre gloriosamente mientras dure el mundo, por medio de las bocas de los hombres y las plumas de los escritores, a pesar de la envidia y a pesar de la muerte».

Sobre su majestuosa «Piedad» escribió Vasari: «¡Que ningún escultor ni raro artista sueñe jamás con la posibilidad de añadir mayor perfección de dibujo, gracia, ni con la de dotar con su esfuerzo a una obra de tanta plenitud y corrección, ni horadar el mármol con tanto arte como logró Miguel Ángel, porque en ella se reconoce todo el valor y el poder del arte!» Y fue Ariosto, en su «Orlando Furioso», quien describió a Miguel Ángel como «el divino». Y es que son muchos quienes ven más como un dios que como un hombre a este portento de la naturaleza.

Acaba de ver la luz en español el estudio más exhaustivo (en tamaño XL y diez kilos de peso) realizado nunca sobre Miguel Ángel, editado por Taschen. Sus autores son Frank Zöllner, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Leipzig, que ya hizo un estudio similar de Leonardo en esta misma editorial y en el mismo formato, y que fue un gran éxito de ventas; Christof Thoenes, profesor de la Universidad de Hamburgo, que trabaja en la Biblioteca Hertziana de Roma; y Thomas Pöpper, profesor en la Universidad de Leipzig.

El cuerpo principal de «Miguel Ángel. Obra completa», que recoge abundante material gráfico de todas las obras restauradas hasta la fecha del artista, con una excepcional calidad y profusión de detalles, está dedicado a la obra y la vida del genio renacentista. Se acompaña de cuatro catálogos con inventarios analíticos completos de sus esculturas, pinturas, dibujos y construcciones arquitectónicas (incluidas las no realizadas).

Miguel Ángel Buonarroti nació en Caprese, en pleno corazón de la Toscana, en 1475 (quiso el destino que a pocos kilómetros y en la misma época naciera el otro gran genio de la Historia del Arte, Leonardo). Murió, a los 89 años, en Roma. Se aborda en esta vasta monografía su naturaleza solitaria, sus dificultades en el trato con sus colegas y clientes, sus ansias de riquezas y encargos... Fue, afirman Zöllner y Pöpper, «tan innovador como Leonardo, tan productivo como Rafael, tan misterioso como Giorgione, y bendecido por una vida tan larga y una fuerza creadora tan irrefrenable como Tiziano. Personifica en su máxima amplitud la idea del artista moderno». Creen los autores que el ascenso de Miguel Ángel a la posición de artista destacado de Italia «se debió tanto a su talento como a sus excelentes relaciones sociales. Y su sobresaliente posición le predestinó a convertirse en el prototipo del artista expresivo moderno. Su independencia le autorizó a atentar casi libremente contra las convenciones artísticas. Dotó a su obra de complejidad semántica y autonomía estética». Christof Thoenes se ocupa de la faceta arquitectónica de Buonarroti. En Florencia, dice, «Miguel Ángel actuaba con autonomía; sus construcciones florentinas eran creaciones personales. En Roma, en su época tardía, ocurre lo mismo». Pero subraya que otros muchos proyectos «fueron puestos en marcha sin su intervención y, tras su muerte, siguieron un curso distinto». En el «Juicio Final», dice Thoenes, Miguel Ángel «rechaza el espíritu del tiempo, algo que también formuló en su obra arquitectónica tardía. Rechazar a través del silencio. Esta es la afirmación última de la arquitectura de Miguel Ángel».

Atrapar todo Miguel Ángel en un libro, por muy grande y lujoso que sea, parece tarea imposible, pero quizá sea lo más cerca que podremos estar nunca de apreciar a este dios humano en toda su plenitud.

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