Felipe Reyes (Córdoba, 1980) conoce bien a Pau Gasol. Se cruzaron por primera vez hace casi veinte años en un vestuario de la selección júnior y desde entonces trabaron una relación que va más allá de la amistad y que los ha convertido en algo más que amigos. Ausente Navarro, en este Eurobasket 2015 han vuelto a compartir habitación en una vuelta a los orígenes que les ha servido para fortalecer aún más esos lazos. Juntos han vivido cientos de noches emotivas, pero la que protagonizaron el pasado jueves ante Francia es ya una de las que ocupan un lugar privilegiado en su corazón.
-¿Qué calificativo le pone a lo que vivió el jueves ante Francia?
-(Ufff... Resopla y se lo piensa). No sé. Habría muchos. Fue algo impresionante. Fue un partido de los que hacen historia y de los que te marcan. No sé si el más emotivo para mí, pero sí uno de ellos junto a aquella final del Mundial de Japón y la final olímpica de Pekín 2008. Sobre todo, por cómo ha ido el campeonato y cómo nos hemos sobrepuesto a las dificultades. Por cómo lo teníamos todo en contra. Ha sido histórico, pero no nos conformamos porque aún nos queda la final ante Lituania. Que parece que con lo que hicimos ante Francia ya es suficiente y no. Queda lo mejor. Ahí es donde hay que ganar como sea.
-¿Temió en algún momento que se les podía escapar el partido?
-En una cancha no tengo miedo a nada. Si ganamos a Francia es porque salimos sin miedo a la cancha. Nos miramos a las caras antes de empezar y ya sabíamos que íbamos a ganar. Su rostro era todo lo contrario. Había dudas y eso creo que fue lo que nos hizo ganar el partido. Nosotros estábamos convencidos y eso ayudó mucho.
-¿Cómo fue la noche?
-No hicimos nada especial. Jugamos a la pocha, como todas las noches, y nos acostamos tarde, algo habitual tras jugar un partido. Sí que es cierto que, cuando nos fuimos a la habitación, Pau y yo hablamos más de baloncesto de lo que solemos hacer. Fue la primera noche que comentamos las jugadas del partido y eso da una idea de la importancia del encuentro. De que no fue uno más. Después del partidazo que se marcó, cómo no íbamos a hablar de ello. No había otro tema de conversación.
-¿Y qué le decía?
-Pau tampoco exterioriza tanto las emociones y es muy cauto. Lo del jueves fue bonito, pero él no quiere desviar la atención del domingo, que es lo realmente importante. Está centrado en ganar la final y por mucho que le dijera que «vaya partidazo», «que había sido increíble» o «que era una mala bestia» él seguía a lo suyo, hablando del domingo y de la victoria. Es su mentalidad y es lo que le hace ser tan grande.
«Pau no exterioriza mucho las emociones. Está concentrado en ganar el oro»
-¿Usted qué cree? En Europa no ha habido un jugador mejor que él y en el resto del mundo, de los que yo me he enfrentado, no lo sé. Es cierto que me he visto las caras con alguno de los mejores, jugadores del «Dream Team» y demás, y está claro que muchos son muy buenos físicamente y que son estrellas de la NBA, pero es que para mí lo que ha hecho Pau con la selección no lo he visto en ningún otro. Y encima, he tenido la suerte de vivirlo a su lado. Esas demostraciones de talento, de poderío y superioridad no las he visto más que en él. Lo que hace Pau cada verano y lo que está haciendo ahora, no lo he visto antes. Algún día podré decir a mis hijos que yo jugué con Pau Gasol.
-¿Imaginaba algo así cuando pisaron juntos por primera vez el vestuario de España en 2001?
-Para nada. Esto supera todas las expectativas. Cuando llegamos a la selección por primera vez, lo único que pensabas es en disfrutar del momento y hacerlo lo mejor posible. Hasta entonces, se habían conseguido medallas, pero no lo que ocurre ahora. Ganar una medalla en aquel tiempo era una heroicidad y ahora lo vemos casi como algo normal. Esa es la grandeza de este equipo. Nunca podría haber imaginado que estaríamos tantos años vistiendo las camiseta de España y que íbamos a conseguir tantos éxitos. Es tan difícil que era imposible de imaginar algo así.
-¿Cómo definiría su relación con Pau después de tantos años?
-Es más que un amigo. Nos tenemos muchísimo cariño. Congeniamos desde el primer día que vinimos a la selección. Tenemos una gran amistad, porque hemos compartido vestuario muchos años y también habitación. Siempre ha habido una relación muy cercana. Casi de familia.
-Como capitán, ¿le gustaría levantar el título con él?
-No es algo de lo que me guste hablar, porque no quiero pensar en eso antes de tiempo. Ojalá podamos ganar y luego ya será tiempo de pensar, pero claro que me gustaría compartir ese momento con Pau. Sería bonito.
-Hablan de la final como si no existiera otra cosa. ¿Es ese inconformismo uno de los motores del éxito de este equipo?
-Sí, por supuesto. Cada verano que nos juntamos es lo mismo. Da igual quién esté o quién falte, porque el objetivo siempre en cada competición es ganar el oro. Siempre hemos pensado que éramos capaces de conseguirlo. Luego hay veces que se gana y otras que no, pero hemos competido siempre por lo máximo. Gracias a esa mentalidad llevamos tantas medallas con la selección española.
«Lo que hicimos ante Francia no es suficiente. Queda la final y hay que ganar como sea»
-A Estados Unidos ya le hemos ganado, y en su casa además, en el Mundial de Indianápolis en 2002 (afirma con cierta socarronería). Es verdad que aquella victoria no nos dio acceso a las medallas (fue en la lucha por el quinto puesto), pero está ahí. El año que viene, ya veremos. Nosotros no nos ponemos límites y eso sería un sueño. Poder ir a Río y conseguir el oro ganando a Estados Unidos...
-Le darían ganas hasta de dejarlo todo...
-Imagínese... Sería un final muy feliz y muy bonito, pero vamos a pensar en el presente. Vamos a poner los pies en el suelo, porque estamos muy cerca de la final del Eurobasket y eso me interesa mucho más que la posible final olímpica.
-Si no quiere mirar al futuro, eche la vista atrás. A su año perfecto con el Real Madrid que está redondeando con España. Y todo, cuando el verano pasado parecía que no valía...
-(Se lo piensa). No quiero hablar de lo que pasó el año pasado porque creo que no ayuda. Cada día trabajo para seguir mejorando a pesar de ir cumpliendo años. Me cuido bien. Me esfuerzo a tope en cada entrenamiento y eso da sus frutos. El año pasado no tuve la confianza del entrenador y no pude ayudar al equipo como me hubiera gustado, y en 2015 he tenido una gran temporada a nivel colectivo y personal y sigue siendo así en la selección, así que espero que todo continúe igual.
-¿Hay Felipe Reyes para rato?
-Ahora mismo, veo que sí, pero nunca se sabe. Ya veremos cómo van pasando los años, pero físicamente me encuentro muy bien y con ganas, que mentalmente es muy importante. Estoy feliz y después de este año qué quiere que le diga... ¿que me voy a retirar? Pues no, tengo aún cuerda para rato.