El peor terremoto en más de 80 años en Turquía y Siria deja un rastro de muerte y destrucción
El epicentro se situó en el distrito turco de Pazarcik, en la provincia de Kahramanmaras y afectó a las provincias de Malatya, Sanliurfa, Osmaniye, Hatay, Adana y Diyarbakir. Los terremotos no conocen de fronteras y en Siria, Idlib, Alepo, Hama y Latakia fueron las afectadas
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La tierra tembló en la frontera entre Siria y Turquía como no lo había hecho en décadas. Cuando todo el mundo se preparaba para la ola de frío y las intensas nevadas un terremoto de 7,8 grados de la escala golpeó el Este turco ... y el Norte sirio y dejó miles de muertos y heridos, destrucción y miles de supervivientes congelados a la intemperie, aterrorizados en medio de un paisaje apocalíptico y bajo la amenaza de nuevas réplicas, una de ellas llegó a los 7,5 grados y los expertos alertaron de que no pararán durante varios días.
El epicentro se situó en el distrito turco de Pazarcik, en la provincia de Kahramanmaras y cerca de Gaziantep, ciudad de 2 millones de habitantes, y afectó a las provincias de Malatya, Sanliurfa, Osmaniye, Hatay, Adana y Diyarbakir. Los terremotos no conocen de fronteras y en Siria, Idlib, Alepo, Hama y Latakia fueron las afectadas.
El primer gran temblor se produjo a las 4.17 de la madrugada, cuando la gente de dormía. Fue devastador y se dejó sentir en varios países región. El presidente, Recep Tayyip Erdogan, llamó a la unidad nacional, se desplazó hasta el cuartel general del Centro de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD) y declaró que «este es el mayor desastre desde el terremoto de 1939 en Erzincan». Aquel temblor fue también de 7,8 grados, ocurrió en el noreste del país y se estima que dejó más de 30.000 fallecidos. En 1999 se registró otro potente seísmo de 7,4 grados en Izmit, 100 kilómetros al Este de Estambul, y hubo más de 17.000 víctimas.
La potencia del terremoto en esta ocasión, la cantidad de ciudades afectadas y el número de edificios caídos, 3.400 según uno de los últimos recuentos de AFAD y de ellos dos son hospitales, hacen que esta vez también exista el temor a una muy alta cifra de víctimas. Consultado durante una entrevista en el canal Al Jazeera sobre la magnitud del desastre, el profesor Mustafa Erdik, del Instituto de Investigación de Terremotos y Observatorio Kandilli de la Universidad Bogazici de Estambul, afirmó que «una de las razones por las que el número de víctimas ha sido tan alto es la mala calidad de los edificios». Tras el terremoto de 1999, se cambiaron las leyes para que la construcción siguiera los códigos de resistencia a temblores, pero estos edificios siguen siendo la minoría en zonas del país como la afectada.
Turquía tiene amplia experiencia en esta materia y movilizó de inmediato a los equipos de rescate. Las autoridades elevaron además el nivel de alerta a 4, lo que abre las puertas a la ayuda internacional, que se activó de inmediato. Erdogan reveló que además de los miembros de la OTAN y de la Unión Europea, otros 45 países ofrecieron su ayuda en este complicado momento para Turquía.
España fue uno de los primeros en reaccionar con el anuncio del envío de dos aviones, uno con la Unidad de Emergencia Militar especializada en rescates de personas en casos de desastres naturales (UME) y un segundo con la unidad ERICAM, bomberos especializados en rescate de la Comunidad Autónoma de Madrid. El destino de los aparatos es Adana, desde donde tratarán de llegar por tierra a las zonas devastadas.
Ola de frío
La prioridad en estos casos es siempre salvar vidas, sacar de entre los escombros a los supervivientes. El director general de terremotos y Reducción de Riesgos de AFAD, Orhan Tatar, informó a media tarde de que sus equipos ya habían llegado «a todas las zonas afectadas». Fue un camino complicado debido al mal estado en el que quedaron muchas carreteras y a que los principales aeropuertos de esta parte del país quedaron inutilizados por los daños sufridos en las pistas.
Cada minuto cuenta en este tipo de situaciones y se vivieron momentos milagrosos con familias enteras rescatadas bajo los escombros de lo que fueron sus casas. En imágenes grabadas en Gaziantep se podía ver a la gente con toda la ropa de abrigo que habían podido rescatar en mitad de la noche, metida en los coches y mirando a los edificios vecinos con el temor a una réplica. Las mezquitas también se convirtieron en puntos de refugio para los vecinos. A las dificultades de una situación de este tipo, se suman «unas condiciones climatológicas extremadamente severas» lamentó el vicepresidente Fuat Oktay.
Quienes quedan sepultados son la prioridad, pero fuera hay también miles y miles de turcos y sirios que en muchos casos lo han perdido todo y precisan de refugio de manera urgente en medio de un clima marcado por la nieve, la lluvia y un viento helador. Una desgracia así se sufre en primera persona a lo largo del país y el ministerio de Educación decretó el cierre de las escuelas durante toda la semana «para centrar todos los recursos en ayudar a las víctimas y en señal de luto por los fallecidos».
Pesadilla siria
Turquía es la cara en cuanto a capacidad de reacción y Siria, donde hay más de 800 muertos, según las autoridades, la cruz. Este terremoto es una desgracia más para un país en guerra de 2011 y se ceba en especial con Idlib, provincia donde viven millones desplazados por el conflicto.
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Las imágenes difundidas por los medios mostraban la falta de equipamiento y a los vecinos desescombrando con sus propias manos. Las organizaciones humanitarias alertan de esta falta de capacidad de respuesta, pero los problemas de seguridad internos, especialmente en Idlib, complican la llegada de cualquier tipo de ayuda.
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