Suscribete a
ABC Premium

Los 'precarios' enfermos de cáncer en Ibiza sin oncólogo: «Ojalá viniera un chino sin catalán para curarnos»

Pacientes del hospital Can Misses cuentan su odisea para ser atendidos: A Toño le han cancelado su cita del día 9; un año y siete meses para la revisión de Elena; sin consulta para el resultado de un TAC a Verónica hecho en noviembre

Armengol exige el B2 de catalán a los oncólogos para conseguir una plaza fija

Elena Klusova, medico del Samu y paciente oncológica de Can Misses M. AMORÓS
Mayte Amorós

Esta funcionalidad es sólo para registrados

«Queremos médicos que sepan Medicina, no que sepan catalán». Elena Klusova agita su cartel de protesta a las puertas del hospital Can Misses de Ibiza, la zona cero de la precariedad laboral de la sanidad pública. «Los contratos inestables, la descomunal carga de trabajo, ligados a los problemas para encontrar un alquiler que no se 'coma' tres cuartas partes del sueldo hace que muchos trabajadores se quemen y abandonen la isla o directamente no quieran venir». Esta rusa lleva siete años trabajando como médico en el SAMU 112 de Ibiza y Formentera y en este tiempo ha perdido a decenas de compañeros. La puntilla es que «encima nos obliguen a tener un título de catalán».

Nadie quiere trabajar en este hospital ibicenco. La semana pasada se marcharon una decena de enfermeras. La anterior, una cardióloga, una traumatóloga y el jefe de servicio de anestesia; y sólo hay un oncólogo para toda la población. Faltan cardiólogos, anestesistas, reumatólogos... Se necesitan al menos 33 especialistas para completar el organigrama. Tampoco hay médico internista en Formentera y eso está obligando a trasladar a los pacientes en helicóptero hasta Ibiza. Más saturación.

La situación es especialmente delicada en oncología. Hace unos meses se fue Alicia Quílez a trabajar a Francia, y su colega María Iglesias está de baja. El jefe, Carlos Rodríguez, no da abasto para atender los casos de cáncer más graves, desde que el anterior jefe, Sergio Sánchez, se trasladara a Canarias desencantado con la gestión política; y aún siguen sin cubrirse las otras dos plazas de una plantilla de cinco. El Servicio de Salud llegó a ofrecer consultas telefónicas y está derivando oncólogos de Palma periódicamente pero no es suficiente. Citas anuladas sine die, revisiones anuales que se convierten en bianuales y listas de espera en el limbo. Sólo hay una cosa peor que trabajar en Can Misses, ser paciente de Can Misses.

«En cinco años he tenido cinco oncólogos distintos», resume con crudeza Klusova, que además sufre la precariedad sanitaria como paciente por un cáncer de mama. «La última revisión ha tardado 19 meses en vez de 12 por la saturación», denuncia.

El viernes se reunieron medio millar de afectados. «Más oncólogos, menos políticos», gritaron a las puertas del hospital. Por primera vez, un grupo de enfermos de Can Misses se congregó sin el impulso sindical ni banderas políticas para denunciar el abandono y la falta de gestión en el hospital. Ese día el gobierno autonómico anunció que abría una Oficina pionera para dar ayuda psicológica y jurídica a víctimas del franquismo.

«¿Del franquismo? ¿En serio? Se gastan dinero en tonterías y desatienden a los enfermos. La gente tiene que saber lo que nos pasa aquí. Nos están matando», reivindicaron los pacientes. Están indignados porque la consejera de Salud, Patricia Gómez, negó el martes pasado en el Parlamento balear que los enfermos de cáncer de Ibiza estuvieran desatendidos, porque hay «excelentes profesionales» de Mallorca que se desplazan a la Isla.

Cuando estás bien con un oncólogo, se va. Estoy desesperado, están jugando con mi salud

Toño Stihl

Paciente

El servicio de oncología de Can Misses está apoyado por el Servicio de referencia del hospital palmesano Son Espases, mediante una «alianza estratégica» que garantiza el desplazamiento semanal de oncólogos. «Se ha intensificado en febrero y ahora en marzo de nuevo», explican desde la gerencia del hospital ibicenco, que asegura que este plan de contingencia actual ha permitido responder «sin demora a las primeras citas, los tratamientos, la atención al paciente hospitalizado (gracias a la colaboración del Servicio de Medicina Interna) y las visitas al Hospital de Formentera».

«Pero el problema de Ibiza es un problema estructural y no sirven medidas como el desplazamiento de especialistas desde Mallorca», rebate el doctor Carlos Rodríguez, delegado del Sindicato Médico Simebal en Ibiza, que insiste en que la itinerancia en servicios como Oncología es «incomprensible» y lamenta que no haya una continuidad asistencial y la relación entre el médico y el paciente se vea tan alterada.

Toño Stihl tiene 48 años y padece cáncer desde 2017. Lleva seis operaciones y «cuatro o cinco» oncólogos distintos en este tiempo. «Cuando estás bien con uno, se va», se lamenta porque de nuevo se ha quedado sin oncóloga. Su cita para el 9 de marzo se ha cancelado y sigue pendiente del TAC. También le han anulado la consulta del otorrino. «Estoy desesperado y desatendido. Están jugando con mi salud», denuncia por la falta de seguimiento a su enfermedad y la ausencia de «humanidad» en el proceso.

Toño Stihl tiene 48 años y padece cáncer desde 2017. Lleva seis operaciones y «cuatro o cinco» oncólogos en este tiempo M. AMORÓS

Tiene «media lengua», no puede hablar bien, se alimenta exclusivamente a través de una sonda y le duele «tragar hasta la saliva». En julio de 2022 le volvieron a detectar dos tumores en la garganta y amígdala. En la última operación le sacaron 23 ganglios, 12 afectados, y «otros se rompieron y se quedaron dentro». «Por eso, necesito una revisión mensual», apunta.

Stihl tiene que trasladarse de Ibiza a Palma para ver a un otorrino y para cambiarle la sonda. Denuncia que la semana pasada viajó al hospital Son Espases para ponerse una nueva pero el IB-Salut le denegó el derecho a pernoctar en Mallorca, lo que le habría permitido llegar a tiempo. «Tenía cita a las 8.00 y el primer avión no salía hasta las 7.30 horas pero me dijeron que no hacía falta dormir en Palma». Llegó tarde y le tocó esperar a última hora y en ayunas desde las nueve de la noche del día anterior.

A Verónica la operaron de cáncer de mama hace más de un año. En diciembre debería haber pasado la revisión, pero sigue esperando una cita. «Me hicieron las pruebas en noviembre, pero ya me han informado de que tardarán meses en verme para darme los resultados porque mi oncólogo está saturado», cuenta angustiada. Cuando reclamó le dijeron que «iba para largo» y que «tenían prioridad los enfermos en tratamiento».

Epifario Martín (68 años) sujeta un explícito cartel en contra del requisito del catalán que se exige al personal sanitario para trabajar en la sanidad balear. Un B2 (nivel intermedio avanzado) en el caso de médicos y enfermeras. «Necesitamos sanitarios, no lingüistas». Le parece «una tontería» y una «temeridad» que los políticos den más importancia a la lengua que a la salud, «que es lo principal».

Catalán para trabajar

El Govern balear de la socialista Francina Armengol exige a los sanitarios el conocimiento de esta lengua para trabajar en la sanidad pública. Durante un tiempo dio una moratoria de dos años para aprobar el examen de catalán porque no encontraba especialistas. Las plantillas siguen sin cubrirse pero un reciente pacto político entre PSOE y los nacionalistas de Més -con el apoyo de Podemos- obliga que se acredite también para opositar y conseguir una plaza fija.

«Ojalá viniera un médico chino que no supiese catalán y nos curase a todos», zanja Vicente Lezcano, en contra de la exigencia del requisito lingüístico. El pasado jueves el Servicio balear de Salud publicó las bases del concurso de interinos, que inicialmente eximía del título de catalán a todos los médicos y enfermeras de 49 categorías profesionales, pero tras una tormenta política Armengol decidió que sólo 10 categorías quedaran exentas del requisito. Sorprendentemente, oncólogos, cardiólogos y los médicos de familia -categorías sin personal suficiente en todas las Islas- siguen obligados a tener el título B2 para conseguir una plaza fija. Simebal sostiene que el requisito es una barrera para captar sanitarios y que sigue provocando una ingente huida de trabajadores.

Desterrada con ocho idiomas, un máster y cursos

Elena habla ocho idiomas, tiene un máster, cinco 'expertos', imparte curos en la Organización Mundial de Médicos de Familia y conserva intacta toda la vocación. «Pero resulta que nada de esto me vale porque no tengo el B2 de catalán, a pesar de que la mitad de los ciudadanos en la Isla son extranjeros», explica ante el miedo de que le quiten la plaza que ganó en Can Misses hace dos años.

«Me saqué el B1 con mucha dificultad en el Institut Ramon Llull de Madrid, donde el examen es mucho más fácil que en Baleares», cuenta sobre la reconocida dificultad de estas pruebas diseñadas por el Govern balear, que año tras año generan una escabechina de suspensos.

Pero ahora se agota el plazo de exención y no tiene el B2 exigido. Acaba de coger una plaza en SUMA 112 de Madrid, aunque no quiere irse de la Isla después de siete años echando raíces. «¿Pero dime qué me pone esta Isla para que no me vaya?», reprocha sobre la nula estrategia de fidelización del ejecutivo.

Yo lo que necesito de ti es que sepas salvarme la vida. Me da igual en qué idioma

Pep

Enfermo oncológico

Pep se acerca a Elena para darle su apoyo. Es enfermo oncológico y está en contra del requisito: «Soy ibicenco, me da igual que me hables castellano, todos aquí lo hablamos y el que no lo sabe seguramente es una persona muy mayor que viene con acompañante. Yo lo que necesito de ti es que sepas salvarme la vida. Me da igual en qué idioma», le espeta.

El dilema de Elena ahora es éste: «¿Estudio catalán o Medicina?». Lo tiene claro: «Estudiar Medicina». El lunes se va a Madrid a hacer un curso de HEMS en Madrid. Son 750 euros de matrícula, más 100 del vuelo, más cuatro días de alojamiento y transporte que pagará con su dinero y en su tiempo libre porque tiene la voluntad de seguir formándose para «hacer bien» su trabajo.

«Yo sé que en Francia, Alemania, Suiza, Dinamarca, Noruega me hubiesen dado la vivienda gratis, el colegio para mis hijos, los cursos para aprender el idioma local en el horario que me conviene y en mi horario laboral (no en mi tiempo personal) y por todo eso me pagarían 3 veces más que aquí», asegura Elena, que acusa al IB-Salut de no preocuparse de que sus profesionales estén suficientemente formados.

Ante la falta de especialistas, el Servicio balear de Salud está contratando a médicos extranjeros sin especialidad. «Esto es perjudicial porque no conocen el sistema sanitario, no conocen los fármacos que se usan en este país, ni el sistema de derivación, no conocen los Servicios Sociales con los que contamos para ayudar a los pacientes y hasta que la conozcan probablemente algunos pacientes sufrirán e incluso morirán».

«Ibiza ya no es un destino atractivo para trabajar», confirma Donata. Es enfermera de Can Misses en Hemodiálisis y tiene la suerte de tener una casa propia y no tener que pagar un alquiler de 2.000 euros. Opina que el principal problema es la vivienda. «En enero se fueron 10 enfermeras y este jueves otra».

Marta, auxiliar de enfermería, cuenta que en su servicio tendría que tener seis neumólogos y sólo hay dos. «Es imposible atender a la gente. Los pacientes se van a urgencias porque no se les puede ver en consulta. El jefe de servicio ha tenido muchas entrevistas pero nadie quiere venir por la vivienda y el problema del catalán».

Un destino poco atractivo para trabajar: 1.000 euros por 40 metros cuadrados

Ella llegó del País Vasco hace 24 años y compró una vivienda propia pero ahora dice que es implanteable. «Conozco gente a la que por 40 metros cuadrados le han pedido 1.000 euros de alquiler. Incluso tenemos una compañera que vive en una furgoneta, de lunes a viernes, y el fin de semana se va a playas».

Marta se sacó el título de catalán por voluntad propia hace años, «sin que nadie me obligara», apunta. Piensa que es injusto pedirlo a sanitarios con años de experiencia para una oposición. «El catalán debería ser un mérito y no un requisito», defiende al igual que el resto de sus compañeras.

«Es complicado traer a gente, por eso tienen que hacerlo atractivo», propone el Sindicato Médico de Baleares. Pide que Ibiza sea declarada área de difícil cobertura y que se equipare a Ceuta y Melilla. También ayudaría adelantar el plus de fidelización a cualquier médico que se comprometa a estar tres años en la isla, además de firmar contratos de larga duración de «forma inmediata».

Y por supuesto, Simebal ve imprescindible exonerar el catalán a los médicos para facilitar la libre circulación de facultativos en el sistema nacional de salud que quieran incorporarse a Ibiza y fidelizar a todos los residentes. Pide, además, que se facilite formación a los médicos de Ibiza en los mejores sitios de España tres semanas al año.

Pero el gobierno autonómico no ha atendido estas demandas. Paralelamente acaba de anunciar la primera estrategia autonómica contra el cáncer de Baleares de espaldas a los oncólogos y con la presencia de la plana mayor de los socialistas en primera fila. Fue sintomático que ningún jefe de Oncología de ningún hospital público asistiera al acto, salvo la de Son Espases. Sefa Terrasa no ocultó su malestar y confirmó al Diario de Mallorca que no habían contado con su opinión. La jefa de Oncología del hospital palmesano Son Llàtzer tampoco estuvo porque acaba de dimitir, y la coordinadora de la estrategia ha sido destituida.

Estoy en la lista de espera... pero para morirme

Vicente Lezcano

Paciente oncológico

El viernes pasado un médico pidió una mamografía para una familiar y le respondieron que «con suerte, tardarían tres meses», cuenta el doctor Toni Pallicer, delegado de Simebal en Ibiza. «Por eso, es importante que los pacientes sepan el retraso que hay para pruebas secundarias porque un factor muy grave de cáncer», reitera.

Mientras tanto, Vicente Lezcano sigue esperando que suene su teléfono. Hace diez días le confirmaron que tenía cáncer de próstata «y nada más». «Dicen que ya me llamará algún oncólogo». Pasaron nueve meses para hacerle un análisis y una resonancia. Y ahora la enfermedad avanza mientras él aguarda una cita: «Estoy en la lista de espera... pero para morirme».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación