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Día mundial contra el cáncer

Las hermanas Leyva contra el cáncer. «Tú fuiste un milagro y yo voy a ser otro»

Carmen y Beatriz lidian contra dos tumores poco frecuentes y de mal pronóstico que las han convertido en un fenómeno viral y ellas han sabido aprovechar para fomentar la investigación oncológica

Cáncer a los 30: «Afecta a gente sana que se cuida, come bien y hace deporte ¿qué está ocurriendo?»

Carmen (izq.) superó un linfoma poco frecuente en 2023, su hermana Beatriz tiene un cáncer de mama metastásico Belén díaz
Nuria Ramírez de Castro

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Primero cayó Carmen. Aquellos moratones y heridas en las piernas que nunca curaban se convirtieron en un linfoma cutáneo primario de células T gamma/delta, una rareza entre los cientos de tumores que se agrupan bajo el paraguas del cáncer. Tardaron más de un año en ponerle nombre y apellidos a lo que le pasaba después de peregrinar por hospitales y especialistas, los mejores entre los mejores, pero nadie sabía qué le pasaba. El diagnóstico en la Unidad CRIS de tumores hematológicos del Hospital 12 de Octubre fue casi un alivio porque por fin podía empezar un tratamiento.

Se permitió «alguna lagrimita» y después empezó a buscar en redes cómo iba a ser su proceso: los ciclos de 'quimio' y el trasplante de médula. «Los médicos me lo habían contado todo, pero necesitaba conocer la experiencia de alguien que hubiera pasado por lo mismo que iba pasar y no encontré nada, así que decidí empezar a hacerlo yo».

Publicó casi doscientas 'stories' donde lo contaba todo, «lo bueno y lo malo, porque esta enfermedad es una mierda y eso también hay que decirlo, aunque yo sea la persona más optimista del mundo». La misma cuenta en la que hablaba de yoga (carmenitayoga) se convirtió en el sitio donde aprender sobre el cáncer, desterrar bulos y conocer más de una enfermedad que le puede tocar a cualquiera. Y, al mismo tiempo, a recaudar fondos para la investigación oncológica.

Así fue como Carmen Leyva se convirtió en una 'influencer' del cáncer y en un fenómeno viral. «Yo, que nunca quise ser 'influencer' de nada...». Pasó de mil a 20.000 seguidores en tan solo dos semanas. «Un día pedí plaquetas porque en el hospital se habían quedado sin ellas y el Hospital 12 de Octubre se 'petó' de personas que querían donar sangre. Fue increíble sentir el cariño de tanta gente desconocida».

En poco más de dos años ha conseguido recaudar 200.000 euros para la investigación oncológica, con el apoyo de la Fundación CRIS contra el Cáncer, una organización privada dedicada al fomento de la ciencia oncológica. Y sigue. Ahora con una nueva motivación porque a Beatriz, su hermana pequeña de 34 años, también le ha tocado la lotería genética del cáncer.

Cuando Carmen empezaba a recuperarse de lo peor de su tratamiento, le diagnosticaron a Beatriz otra rareza: un cáncer de mama oculto que debuta sin ninguna lesión en la mama. La enfermedad llegó en un momento dulce de su vida: recién casada, con una nueva vida que comenzaba y embarazada de su primer hijo. El tumor dio la cara cuando ya se había extendido por el hígado, el pulmón, el mediastino, la columna vertebral... Era la explicación a ese cansancio extremo que no le permitía ni aguantar un paseo tranquilo de 15 minutos por las calles de Madrid.

El cáncer de mama metastásico es una enfermedad que no se cura. El suyo está en remisión, después de una quimioterapia «que hasta le sentó bien» y no le hizo perder su larga melena. Sigue con un tratamiento hormonal para que sus tumores no vuelvan a encenderse como un árbol de Navidad en el próximo PET/TAC. «Sus oncólogos están alucinando con su recuperación», cuenta Carmen en una charla con su hermana con ABC como testigo en la que no parece que haya nadie enfermo en la habitación. Sin dramatismo, como les gusta contar las cosas a las hermanas Leyva, hay bromas y risas..., hasta para recordar los peores momentos de su enfermedad.

Pero las dos saben que su cáncer «es muy inteligente y puede regresar». «La única esperanza que tenemos es que la investigación avance más rápido que su cáncer», demanda en sus redes cuando pide fondos.

No se dirige a las grandes rentas. Apela a toda la sociedad. «Que donen un euro, cinco.., cualquier aportación es mejor que nada. Cuando pides un euro, te donan más que cuando pides 50. Creo más en las donaciones pequeñas de mucha gente», dice. En este último reto, euro a euro ya ha recaudado 27.000 euros y espera alcanzar los 100.000 euros.

«Yo no necesito contarlo»

Beatriz no es como Carmen. Las dos hermanas se enfrentan a la enfermedad de forma diferente. Eso sí, el optimismo es marca de la casa. «Cuando tuve el diagnóstico pensé: 'Si mi hermana fue un milagro y sobrevivió a un cáncer con tal mal pronóstico, ¿por qué no iba a serlo yo?'. Tú fuiste un milagro y yo voy a ser otro», le espetó Beatriz a su hermana después de contarle que ella también tenía un cáncer complicado. «A mí la enfermedad no me daba miedo, en mi familia siempre ha habido cáncer, pero sí temía llegar tarde al diagnóstico». Solo al recordarlo Carmen y Beatriz se permiten una lagrimita.

Carmen se enfrentó a su cáncer contándolo, compartiendo todo lo que le pasaba en redes y buscando a pacientes como ella. La reacción de Bea ha sido otra. No se esconde. Apoya todas las campañas de su hermana y se brinda a salir en este reportaje, pero no siente la necesidad de buscar a otros que pasan por su misma situación.

Ni siquiera se apoyó en su hermana que acababa de recorrer un viaje similar. «Yo sé que el cuidador lo pasa peor que el enfermo. Si lloré alguna vez delante de ella me arrepentía enseguida, porque sabía que lo estaba pasando muy mal. Prefiero pasar esos malos ratos en silencio». Tampoco necesita conocer a mujeres con cáncer de mama metastásico. «No quiero estar con gente que se muere de mi mismo cáncer» y recuerda cómo se le «encogió el corazón» al fallecer de un tumor similar al suyo la actriz Shannen Doherty, la protagonista de la serie Embrujadas o Sensación de Vivir.

Al estilo de Carmen o de Beatriz, lo que sí tienen claro las hermanas Leyva es que la investigación no puede ser solo cosa del Estado y que, como ellas, todos podemos cambiar nuestro destino.

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