Una granizada letal anticipa un otoño de temporales imprevisibles
Muere un bebé de 20 meses por un impacto, la primera víctima en Europa por este motivo desde 1997
La inusual temperatura del mar propicia descargas repentinas y de mayor virulencia, señalan los expertos
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El cielo parecía caerse a trozos. La tormenta de granizo que cruzó el pasado martes las comarcas orientales de Gerona barrió con todo. Múltiples contusiones, cientos de vehículos destrozados y una lluvia de piedras de hasta 11 centímetros de diámetro (el tamaño de un ... melocotón). Todo esto dejó un balance de 68 heridos y la primera víctima mortal por pedrisco en Europa desde 1997, una niña de 20 meses que recibió un impacto en la cabeza cuando su padre se asomó al patio de su casa para comprobar el tiempo. Según apuntan los expertos, esta granizada podría ser el anticipo, sobre todo en la zona mediterránea, de un otoño de temporales imprevisibles. Repentinas descargas de gran virulencia muy difíciles de pronosticar debido, de manera principal, a la inusual temperatura del mar. Según parece, no habrá calma después de la tormenta.
El Servicio Meteorológico de Cataluña (Meteocat) explicó ayer que el martes se registró en La Bisbal d'Empordà el «diámetro récord» de una piedra de granizo desde que se tienen registros, en 2002. Las imágenes que se difundieron en redes sociales dieron cuenta de un fenómeno meteorológico tan excepcional como intenso, que arrasó en pocos segundos con todo lo que encontró.
«¡Parece Oklahoma!»
«¡Parece Oklahoma!», escribía en Twitter el usuario Marc Gassó, que también compartió un vídeo en el que se apreciaba una piscina donde caían pedazos de hielo. El agua salpicaba hasta los dos metros de altura en lo que parecía un bombardeo y no un fenómeno de la naturaleza. En otra grabación, un hombre se refugiaba en mitad del campo debajo de un tractor y enseñaba a cámara una piedra del tamaño de su mano y la sangre de una herida en la cabeza. En un concesionario de La Bisbal, el granizo cayó con tanta fuerza que no solo rompió el tejado, también el chasis de los vehículos estacionados.
Todo ocurría con las calles vacías por el pánico y un total de 41 avisos a los bomberos por daños en edificios y el cableado. Según pudo saber ABC, un total de siete dotaciones y dos autoescaleras pasaron toda la madrugada trabajando en reparar los desperfectos y dando apoyo a los servicios sanitarios. Ahora los seguros hacen balance y la población estudia pedir la declaración de zona catastrófica, como dijo su alcaldesa Carme Vall.
Para encontrar una tormenta parecida en España, los científicos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) aseguran que hay que remontarse al 11 de agosto de 1986, en la plana de Lérida, también en Cataluña, donde se registraron piedras de un tamaño similar. En 1960 se produjo en Vic una granizada violentísima que terminó con varios heridos. Pero el precedente más cercano fue en 2017, cuando en Rubielos de Mora (Teruel) cayeron piedras de un orden de magnitud similar, aunque desde la Aemet aseguran que «eran más pequeñas».
Fenómenos tan adversos y en tan escaso periodo de tiempo como el que se formó ayer en la Bisbal d'Empordà hacen que todos miremos al cielo. Y los meteorólogos se topan con la dificultad de hacer previsiones fidedignas que saltan por los aires en pocos minutos. Imprevisibilidad es la palabra clave, más con la actual temperatua del agua del mar.
Irene Santa, física y meteoróloga de eltiempo.es, incide para ABC en que se habla mucho estos días de DANA o depresiones aisladas en niveles altos, antiguamente llamadas gotas frías, muy típicas en el área mediterránea en los meses de septiembre y octubre. «Pero no es posible predecirlas a varias semanas vista. De momento no se espera ninguna a medio plazo. Además, hay que recordar que una DANA no necesariamente da lugar a un episodio de lluvias torrenciales, aunque con el Mediterráneo tan cálido aumenta la probabilidad de que se den», afirma a este periódico.
Por su parte, Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante, apunta los ingredientes del cóctel que se unen esta semana en Cataluña y que, admite, «nos ha sorprendido a todos por su extrema virulencia»: a saber, la formación de grandes nubes en el área pirenaica capaces de descargar con fiereza en apenas unos minutos, la temperatura del agua del mar a 27-28º, la acumulación de calor en la superficiente terrestre... Todo ello ha derivado en una repentina tromba de agua que pilló desprevenidas a miles de personas.
Además, Olcina, también director del Laboratorio de Climatología en la Universida de Alicante, anticipa que deberá observarse «con lupa» todo el arco mediterráneo y también el golfo de Vizcaya durante este otoño, que se presenta 'a priori' en los modelos de predicción «demasiado seco» para el conjunto de España. «Son las dos grandes zonas de riesgo», alerta.
Mal día el viernes
Santa insiste en la decisiva influencia de la temperatura del mar este año, que está ya propiciando la conjunción climática idónea para que en apenas unas horas, unos minutos, se formen episodios de tanta severidad como los que han asaltado varias comarcas gerundenses en las últimas 48 horas. «Que el mar esté cálido supone un aporte extra de energía que favorece la convección y por tanto sistemas de tormenta más potentes». Y pronostica que el viernes será otro mal día en Cataluña.
Para esta experta, «a medio plazo no es posible concretar la severidad de una tormenta de forma local. Solo a unas horas o minutos vista, mediante la observación del radar y la evolución prevista de los sistemas es posible minimizar los daños, por lo que España -opina- debería plantearse un sistema de avisos a corto plazo como el que hay en EE.UU. con los tornados».
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En este sentido, Olcina concluye: «Hay que estar muy vigilantes, cualquier inestabilidad aunque parezca débil alcanzará virulencia grande en esta zona mediterránea y puede convertirse en un fenómeno extremo, de tromba marina, temporal de viento, reventón o granizo». «Empezamos unas semanas muy delicadas y hay que hacer previsiones en un muy corto plazo de tiempo», alerta.
A pesar de que episodios extremos como el vivido en Gerona llaman mucho la atención, los meteorólogos recuerdan que la Europa mediterránea es, por lo general, una zona «privilegiada» con reducido contraste térmico y sin fenómenos demasiado extremos. Sin ir más lejos, y en el caso concreto de las granizadas, en EE.UU. están 'relativamente' acostumbrados a las piedras de este tamaño.
En las grandes llanuras trigueras de Texas y Oklahoma, en el interior del país, donde las masas de aire cálido procedentes del golfo de México se mezclan con las frias de Canadá, se han registrado desde 2009 piedras de granizo superiores a los 15 centímetros de diámetro y 600 gramos. Aun así, la 'plusmarca' mundial no es de Estados Unidos, sino de Argentina, donde un estudio en 2020 documentó una piedra de casi 24 centímetros de diámetro que impactó en la provincia de Córdoba el 8 de febrero de 2018. Los expertos dicen que dada la variedad de gotas de granizo que caen durante una tormenta es muy difícil saber si ha existido una mayor, pero posiblemente esta sea la piedra más grande jamás registrada en el planeta.
El bebé que falleció el martes en La Bisbal del Ampurdán es la primera víctima mortal del granizo en Europa desde 1997
En lo que a víctimas mortales se refiere, la muerte por granizo no es muy común en Europa. El bebé que falleció el martes en La Bisbal del Ampurdán es la primera muerte por esta causa en el continente desde 1997, cuando perecieron cuatro personas en Rumanía. Sin embargo, en otras regiones del globo, a lo largo de la historia, la piedra ha provocado auténticas 'masacres'. Según la Organización Meteorológica Mundial, el 30 de abril de 1888 murieron 246 personas en Moradabad (India) por una repentina granizada.
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