La evolución de la emancipación juvenil en los últimos 20 años: de comprar un chalet a vivir en una habitación
Salir del hogar paterno se ha convertido en una misión casi imposible para los jóvenes. La media de emancipación se encuentra en los 30,3 años, que supera la edad adulta
La tasa de emancipación juvenil en España se estanca en el 15,9%, muy por debajo de los niveles europeos con una tasa media de 31,9 %

José abandonó Madrid por amor. Carolina, su novia entonces —y ahora su mujer— se marchó de la capital con 22 años porque recibió una oferta de trabajo en Albacete que no podía rechazar. Como si se tratase del mito de Orfeo y Eurídice, José ... dejó a los 24 todo atrás para perseguir a su pareja. Estamos hablando de 2003, por lo que no tardó en encontrar un nuevo trabajo y mucho menos en emanciparse con Carolina. «Vimos un chalet de nueva construcción, más de 200 metros cuadrados, tres plantas y jardín por 90.000 euros y al día siguiente era nuestro», comenta él.
No les hizo falta más que enseñar su nómina —ganaban cada uno en torno a 1.200 euros— y el banco les concedió una hipoteca. No fueron exigentes para concederles el crédito, ni pusieron en duda si eran sostenibles. De hecho, les facilitaron varias ayudas por si las necesitaban para amueblar la casa. «No creíamos en el destino y en las grandes oportunidades, pero tuvimos suerte».
Pero lo suyo no fue cosa del destino. Entonces había más facilidades para abandonar el nido y empezar una vida independiente. Había más contratos indefinidos, pero sobre todo los bancos 'regalaban' hipotecas y había una gran oferta de viviendas a buen precio previo a la burbuja inmobiliaria. Además, irse de casa no era una prioridad, ni tampoco se planteaban alquilar o compartir un piso.
David Morales compró en 2002 su primera casa con 25 años, un adosado en Parla en el que nunca vivió. Al año se dio cuenta de que había cometido un error, vendió la vivienda y con el beneficio que consiguió se compró un piso en Getafe, donde estaba su círculo. «Lo hice como quien cambia el colchón», explica con sorna. «En aquel momento salir de casa era una opción al alcance de todos». Ahora, veinte años después, quien se quiere independizar con su misma edad tiene que vivir una odisea.
Gloria González tiene 28 años, trabaja desde los 22 en hostelería y se ríe a carcajadas cuando ABC le pregunta si compraría una casa para emanciparse. «Ni siquiera puedo costear un alquiler a mi edad como para pensar en adquirir un piso». Ella no es la única en esta situación. Son muchos los jóvenes que, a punto de llegar a la edad adulta, siguen en el hogar familiar, esperando que mejoren las opciones en la vivienda y en el ámbito laboral.

Atrapado en casa de papá
Por primera vez, la edad media de emancipación en España ha superado los 30 años y en concreto se sitúa en los 30,3 años, según el último Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE).
Se trata de la edad más alta de emancipación de los últimos veinte años, cuando empezó a registrarse esta información. En concreto, durante el segundo semestre de 2022, el porcentaje de población joven que se independiza se estancó, coincidiendo con las mayores subidas de los precios del alquiler y la vivienda. Y provocó que los jóvenes españoles se alejaran aún más de la tendencia europea, donde el porcentaje de emancipación fue del 31,9%, el doble que en nuestro país.

Jóvenes que abandonan el hogar paterno
Edad media estimada en años, 2022
33,4
Croacia
30,8
Eslovaquia
30,7
Grecia
30,3
España
30,3
Bulgaria
30,1
Malta
30
Italia
29,7
Portugal
28,9
Polonia
27,7
Rumanía
27,5
Chipre
27,4
Eslovenia
27,1
Hungría
26,9
Irlanda
26,8
Letonia
26,8
Luxemburgo
26,3
Bélgica
25,9
República Checa
25,3
Austria
24,7
Lituania
23,8
Alemania
23,4
Francia
23
Países Bajos
22,7
Estonia
21,7
Dinamarca
21,4
Suecia
21,3
Finlandia
0
5
10
15
20
25
30
35
Fuente: Eurostat / ABC

Jóvenes que abandonan
el hogar paterno
Edad media estimada en años, 2022
33,4
Croacia
30,8
Eslovaquia
30,7
Grecia
30,3
España
30,3
Bulgaria
30,1
Malta
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Italia
29,7
Portugal
28,9
Polonia
27,7
Rumanía
27,5
Chipre
27,4
Eslovenia
27,1
Hungría
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Irlanda
26,8
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25,9
Austria
25,3
Lituania
24,7
Alemania
23,8
Francia
23,4
Países Bajos
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Estonia
22,7
Dinamarca
21,7
Suecia
21,4
Finlandia
21,3
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Fuente: Eurostat / ABC
González se ha planteado irse de España, encontrar un trabajo con mejor sueldo y ver si encuentra en otro país «la misma suerte» que bendijo a José y Carolina. «Es demoledor trabajar y estudiar al mismo tiempo, hacer malabares para ahorrar algo de dinero y ver cómo pasa el tiempo y sigues atrapada en casa de tus padres», lamenta.
Juan Antonio Báez, vicepresidente del CJE, explica que solo para la entrada de una casa, un joven debería ahorrar durante cuatro años todo su salario sin gastar ni un euro. «Las hipotecas son ahora una cuestión impensable para ellos».
Una prioridad para el 74%
Desde 2008 hasta la actualidad, la pérdida del poder adquisitivo de los jóvenes está en torno a un 20%, que se suma a la subida de los alquileres, que no ha dejado de aumentar desde 2009 de manera ininterrumpida. «Hace años no era un problema porque los niveles salariales y el precio medio de la vivienda estaban más acorde, pero en la actualidad ni aun queriendo emanciparse uno puede», explica Báez. Y en la juventud actual la conversación y la preocupación por salir de casa es un tema recurrente.
«Es demoledor trabajar, ver cómo pasa el tiempo y seguir atrapada en casa de tus padres»
La última encuesta del CJE, realizada en julio de 2023 a más de seis mil personas, demostraba que la prioridad para el 74% de los jóvenes es la posibilidad de emancipación y de creación de un proyecto vital propio. Y es una inquietud que crece con la edad: llega al 79% entre quienes tienen entre 26 y 30 años.
Sin hogar propio
Desde 2013 la cifra de emancipados de entre 16 y 29 años ha disminuido un 21%, según el Consejo de la Juventud. La población joven aumenta —7 millones en 2022 frente a los 6.700 millones de 2013—, pero por desgracia cada vez son menos los que cuentan con un hogar propio. En el cuarto trimestre de 2013, el número total de emancipados era de casi un millón y medio, en 2022 apenas supera el millón. «La precariedad laboral ha provocado que deban destinar el 84% de su sueldo en un alquiler en solitario», explica Báez, que añade que la única alternativa para no sobreendeudarse es compartir habitación.
«La precariedad laboral ha provocado que la juventud deba destinar ahora el 84% de su sueldo en un alquiler en solitario»
Juan Antonio Báez
Vicepresidente del CJE
Kevin Martínez, tras trabajar durante 3 años en televisión, cambiar de oficio y adentrarse en la programación, pudo irse de casa por primera vez en 2021 a un piso compartido. «La convivencia era un caos porque la gente entraba y salía cada pocos meses». Se trataba de un piso de estudiantes, donde pagaba 350 euros con gastos, que junto a sus otros tres compañeros sumaba un alquiler total de 1100 euros.

Antes de dejar la maleta en su nueva casa, tuvo que ver una veintena de pisos. En una ocasión le pidieron cuatro meses de alquiler por adelantado, para «ahuyentarlo». «Dudaban de mi estabilidad laboral, o me decían que querían a alguien más joven para la habitación. De una manera u otra siempre había una pega», expresa Martínez, que tenía en aquel momento 24 años. «No diría que fue una mala experiencia, pero sí algo chocante. Pensaba, ¿por qué tengo que sufrir unas 'oposiciones' para irme de casa de mis padres?».
Parada en seco en 2008
La idea de emanciparse e 'irse a la aventura' se frenó en seco en 2008, con el estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera que sufrió España. Irene Díaz en aquel momento tenía 27 años y cometió «el error» de asumir una hipoteca en plena crisis. Compró junto a su pareja un piso de un dormitorio, 45m² en el centro de Las Rozas, por 258.000 euros.
Se metieron «a la carrera» en un piso pequeño con la idea de, cuando tuvieran hijos, venderlo y recuperar la inversión, debido al elevado precio de la vivienda en aquel momento. Pero se encontraron con todo lo contrario. «El estallido de la crisis cambió mucho las cosas. Ahora no lo vendemos ni por la mitad, y tenemos que hacer frente a una hipoteca de hasta cerca de los 60 años», comenta Díaz.

Por el contrario, a su hermano Enrique no le quedó otra opción que irse de alquiler. Sus padres pensaban que era un capricho, «es la nueva moda», decían. La realidad es que, desde 2012, salta de un alquiler a otro porque es «inviable» que le concedan una hipoteca. «Nuestra generación no tenía otra alternativa si en la veintena no contabas con ahorros o trabajo asegurado», menciona.
«Jóvenes con suerte»
En la actualidad hay quienes sí han tenido suerte. Álvaro García pudo en 2022, y con apenas 26 años, comprar un piso en Madrid. Dio con una casa que había sido okupada durante 7 años, y a pesar de tenerse que reformar, la hipoteca era asequible. García expresa que, de su grupo de amigos, solo dos están independizados, y es un problema que les angustia. «Todos quieren su lugar y su sitio, pero la economía es la que es, y nuestra cabeza va a un ritmo pero la situación del país está en otro».
Desde el CJE, afirman que se debe atajar el problema con políticas en materia de vivienda y trabajo «de manera estructural», para que la situación de comprar una vivienda «sea la norma como hace años y no un caso especial para los jóvenes».
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