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Ecologistas intentan revertir el nuevo estatus del lobo en los tribunales europeos

Cinco organizaciones alegan que los países votaron «sin base científica». Ahora el Tribunal de Justicia de la UE examinará el caso

Europa enmienda el blindaje del lobo de Teresa Ribera

Lobo ibérco ICAL
Isabel Miranda

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Un grupo de cinco organizaciones ecologistas europeas ha decidido contratacar en los tribunales para revertir el cambio en el estatus de protección del lobo, que previsiblemente abrirá la posibilidad de la caza controlada del predador en determinados territorios. El recurso presentado por Green Impact, Earth, Nagy Tavak, LNDC Animal Protection y One Voice ha sido admitido en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), según han anunciado, por lo que se pronunciará en los próximos meses sobre la rebaja en la protección del lobo.

En concreto, las ONG alegan que la decisión adoptada en septiembre por el Consejo de la UE en la que se propuso la rebaja en la protección del lobo en el Convenio de Berna no cumplía la legislación ambiental europea. Los países, dicen los recurrentes, votaron sin «base científica» para la decisión de desclasificar al lobo de la lista de especies estrictamente protegidas y, de hecho, se basaron «en los mismos datos científicos que, en 2022, llevaron a la Unión Europea a votar en contra de una propuesta similar presentada por Suiza».

Por ello, piden que se anule la decisión del Consejo de la UE y, por tanto, también la votación en el Convenio de Berna que se llevó a cabo unos meses después y que redujo el nivel de protección de los lobos en Europa de «estrictamente protegido» a «protegido».

«El Consejo ignoró o subestimó una serie de informes científicos de relevancia internacional, incluidos los elaborados por la Iniciativa de Grandes Carnívoros para Europa y por otras organizaciones académicas autorizadas, que demuestran que la población de lobos en Europa sigue estando en peligro significativo», dicen los denunciantes, que añaden que la propuesta no fue transparente ni objetiva.

«La reclasificación del lobo aprobada por el Consejo se basa en una interpretación errónea del estado de conservación de la especie y pasa por alto los riesgos científicamente demostrados para la biodiversidad y los ecosistemas«, dicen.

En una segunda línea argumentativa, los recurrentes también alegan que falta una investigación adecuada sobre el estatus del lobo para poder respetar el principio de «la mejor ciencia disponible». Por ejemplo, dicen que la conservación del lobo no solo depende del número de ejemplares, sino de la genética. De hecho, citan un informe que sugiere que la población de lobo ibérico, escandinavo e italiano presentan una «diversidad genética insuficiente».

La votación en el Convenio de Berna del pasado mes de diciembre aún no ha entrado en vigor y, de hecho, no es es automática. Solo a partir del próximo 7 de marzo la Comisión Europea podrá proponer una modificación de la legislación comunitaria, a través de la directiva Hábitats, para adaptarla a esta nueva situación. Esa reforma legislativa deberá ser aprobada también por el Parlamento y el Consejo. Y, a continuación, cada país podrá decidir qué hacer en su legislación nacional.

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