Cambian los equilibrios en el colegio de cardenales que elegirá al próximo Papa
Los prelados nombrados por Bergoglio podrían imponer un candidato en el próximo cónclave, pero no son un bloque homogéneo
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Cuando el pasado viernes Crescenzio Sepe cumplió 80 años, el cardenal ex arzobispo de Nápoles y arquitecto estratégico del Jubileo del 2000 perdió por motivos de edad el derecho a participar en un eventual cónclave, lo que ha hecho saltar por los aires ... los equilibrios del colegio responsable de elegir a los pontífices.
A partir de esta semana, dos tercios de los purpurados electores, el quorum necesario para ser elegido pontífice, han sido nombrados por el Papa Francisco. Sin embargo, sería un error considerarlos un bloque compacto con capacidad para dictar un voto unitario. Es más, la falta de homogeneidad de este grupo transformará el futuro cónclave en un evento todavía más imprevisible. Significa sobre todo que aumentan las posibilidades de que el próximo pontífice haya sido un cardenal nombrado por el Papa Francisco.
Sólo los cardenales menores de 80 años pueden participar en el cónclave, y por eso se les llama «electores» o «votantes». Actualmente hay 121 cardenales electores, y de ellos nueve han sido «creados» por Juan Pablo II, 31 por Benedicto XVI y 81 por el Papa Francisco. En la lista no está incluido el cardenal Angelo Becciu, quien, aunque ha cumplido sólo 75 años este 2 de junio, fue despojado del derecho a participar en la elección papal al menos hasta que el tribunal vaticano decida en otoño si lo condena o no por malversación de fondos reservados de la secretaría de Estado vaticana.
El peso de los «cardenales bergoglianos» aumentará aún más en los próximos meses, pues antes de fin de año cumplirán 80 años otros siete cardenales, de los que uno fue nombrado por Juan Pablo II (Juan Luis Cipriani, ex arzobispo de Lima); tres fueron nombrados por Benedicto XVI (los curiales Giuseppe Versaldi, Angelo Comastri y Leonardo Sandri); y otros tres por el Papa Francisco (Patrick D'Rozario, de Bangladés, Andrew Yeom Soo-jung, de Corea, y Jean Zebo, de Mali).
También se reducirá considerablemente la presencia de europeos y especialmente de italianos en la capilla sixtina. A día de hoy, entre los electores hay 46 europeos, (de los que 15 son italianos); 16 africanos; 21 asiáticos; 34 de América (16 de EE.UU. y Canadá y 19 de América Latina) y 3 de Oceanía.
En el cónclave en el que fue elegido Francisco en marzo de 2013, participaron 115 cardenales, la mayoría occidentales: 59 eran europeos, trece más de los que hay actualmente e Italia tenía 28 purpurados electores en 2013, y ahora sólo 15. América, que tuvo entonces 34 electores, ahora tiene 35; Asia ha pasado de tener sólo 10 en 2013 a tener ahora 21; África, de 10 a 16 cardenales electores; y Oceanía, de 1 a 3.
Curiosamente, en este cuadro de reequilibrio de poderes, España se ha convertido en una potencia cardenalicia. Es el tercer país con más fuerza en un eventual cónclave, por detrás de Italia y de EE.UU, con 6 o 9 electores según se mire. Brasil tiene 5 cardenales electores, Francia tiene 4, y Alemania, 3.
Cardenales españoles
De los cardenales electores españoles, sólo Antonio Cañizares fue nombrado por Benedicto XVI. Los otros cinco fueron nombrados por el Papa Francisco: Carlos Osoro, Juan José Omella, arzobispos de Madrid y Barcelona, y Miguel Ángel Ayuso, Luis Ladaria y Fernando Vérgez, que ocupan puestos de responsabilidad en la curia vaticana.
Hay otros tres cardenales electores a los que el Vaticano noconsidera españoles, pues son arzobispos de diócesis en otros países. Se trata de los navarros José Luis Lacunza, obispo de David, en Panamá, y Celestino Aós Braco, arzobispo de Santiago de Chile; y del almeriense Cristóbal López Romero, obispo de Rabat.
Francisco ha hecho cardenales también a los españoles Ricardo Blázquez, arzobispo emérito de Valladolid, y Aquilino Bocos, quien fue superior general de los claretianos, pero no podrán entrar en un cónclave al tener más de 80 años.
El perfil tan dispar de los españoles que Francisco ha nombrado cardenales da una idea del estilo de «príncipe de la Iglesia» que tiene el Papa en la cabeza. No tiene directamente en cuenta si son de corte conservador o liberal, sino si conciben su labor de gobierno como «mediadores» que intentan atender las necesidades de los católicos, y no como «gestores» o «controladores» de las normas y la doctrina.
Prioridad por carga simbólica
En total, Francisco ha nombrado a 121 nuevos cardenales en ocho consistorios. A nivel global, ha dado prioridad a obispos de gran carga simbólica, representantes de Iglesias locales periféricas o minoritarias, como el primer cardenal de Mongolia, o purpurados de países que nunca habían tenido representantes en el cónclave como Madagascar, Nueva Zelanda, Paraguay o San Salvador; o cardenales que había sido rechazados por su etnia o raza, como el paria Anthony Poola, arzobispo de Hyderabad (India), o el nigeriano, Peter Okpaleke, víctima del tribalismo.
Los equilibrios seguirán cambiando. Si no hay bajas por defunción, cuando el próximo 30 de julio Giuseppe Versaldi cumpla 80 años, el colegio de cardenales alcanzará la cifra mágica de 120 electores, el número máximo de votantes que establece la ley del cónclave, y llegará a 114 antes de fin de año.
Tradicionalmente, los pontífices nombran nuevos purpurados cuando el número de electores ronda esas cifras. Significa que Francisco creará nuevos cardenales en los próximos meses, quizá a finales de noviembre o más probablemente en febrero. No puede descartarse que uno de ellos sea su futuro sucesor.
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