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La constante contradicción de las exclarisas de Belorado: ahora se quejan de que Iceta asuma el pago de sus empleados y no los despida

Afirman que los trabajadores no acuden a su puesto de trabajo aunque son ellas las que lo impiden al dejarles sin acceso a los monasterios

El arzobispado ha asumido los salarios de ocho de los once empleados

Las finanzas de las monjas de Belorado que les llevaron a la quiebra: más de 30.000 euros mensuales en nóminas, tres créditos y fracasos empresariales

Las comunidad de clarisas de Belorado, ahora exreligiosas, en una entrevista concedida en televisión ABC
José Ramón Navarro-Pareja

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«Yo me pregunto por qué no los despiden en vez de seguir pagándoles». Nueva comunicación de las exmonjas de Belorado y otra vez a través de su canal favorito, la cuenta de Instagram y con un vídeo subido a su hora habitual, alrededor de la medianoche. Ahora el argumento principal gira en torno a los sueldos de sus once trabajadores. Durante meses han denunciado que sus empleados no estaban cobrando sus sueldos porque Mario Iceta, en calidad de comisario pontificio, se negaba a hacerlo y ahora, cuando ya ha asumido el pago de ocho de ellos, critican que les pague sin trabajar e incluso sugieren que les despida.

En dos vídeos protagonizados por Isabel Jiménez Moratilla, conocida en su etapa de clarisa como sor Israel, la exreligiosa pretende salir al paso de algunas informaciones sobre el pago de los salarios de los once empleados de los tres monasterios que hasta el momento controlan las ya nueve exclarisas: el de Belorado en Burgos y los de Derio y Orduña en Vizcaya. Comienza reconociendo que el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, en calidad de comisario pontificio está pagando a buena parte de ellos -ocho, según ha podido conocer ABC- pero se pregunta de forma retórica: «¿Por qué no los despiden en vez de seguir pagándoles, no ellos sino nosotras, con el dinero que hay en nuestras cuentas, con el dinero que siguen entrando en nuestras cuentas, y a costa de no pagar nuestra seguridad social, por ejemplo?».

Y ello añade que «estos empleados no están trabajando para nosotras ya que según las premisas del arzobispado ellos son su jefes y obedecen a sus órdenes. Entonces ni el jardinero está trabajando la huerta, ni el guardés de Artebakarra está guardando el convento y así, suma y sigue, muchos otros». «La realidad es que aquí, trabajando con nosotras, si no me equivoco, quedan tres empleados», afirma la exreligiosa.

Y añade que «el resto de los empleados siguen cobrando dice el arzobispado», aunque puntualiza que «podrían especificar porque parece que sale de su bolsillo, pero el dinero sale de nuestras cuentas usurpadas, a las cuales no podemos acceder, de las cuales no se está pagando ni siquiera nuestra seguridad social ni algunas de nuestras necesidades básicas, como por ejemplo algunas notificaciones que vienen devueltas de telefonía o de fibra o otras muchas subvenciones que se están perdiendo».

Sin embargo no hay más que repasar las comunicaciones del arzobispado y las informaciones publicadas por este diario para comprobar que, si bien los datos que aporta son ciertos, la realidad es que la situación que denuncia la han provocado las propias exclarisas. Desde que fue nombrado por la Santa Sede como comisario pontificio, creó una comisión gestora y tomó el control de la titularidad de la comunidad y de sus cuentas bancarias, el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, solicitó a las religiosas que le facilitaran tanto la relación de sus necesidades básicas para hacerse cargo de ellas, como la documentación de trabajadores a su cargo y pagos ordinarios (como suministros y préstamos), para poder asumirlos.

Nunca lo hicieron. Por contra, presentaron facturas de suministros como el chocolate para sus trufas o pagos pendientes de mensajería, algunos de ellos muy anteriores al inicio del conflicto. Con respecto a los empleados, 11 en total entre los tres conventos, nunca facilitaron ni los contratos, ni las nóminas, por lo que la comisión gestora pidió públicamente a estos trabajadores que entregan copia de esta documentación en el arzobispado, para poder asumir sus salarios.

Así ocurrió y, en un lento goteo, los trabajadores de las exclarisas facilitaron copia de su contrato y de sus nóminas anteriores, de forma que la comisión gestora pudo asumir el pago de sus salarios y la correspondiente seguridad social. Hasta el momento se ha regularizado la situación de ocho de ellos, mientras que los otros tres, según reconoce la exreligiosa en su vídeo, «siguen trabajando con nosotras».

Fidelidad al arzobispado

Lo cierto es que, como parece lógico, la fidelidad de los trabajadores va muy dirigida a quien es su pagador, lo que hace un par de meses generó otro de los episodios rocambolescos de esta historia y al que se acogen las exreligiosas para afirmar que esos empleados «no están trabajando». Cuando el guardés de Derio, el convento que las religiosas abandonaron en 2020 para trasladarse a Orduña, comenzó a cobrar su sueldo desde la comisión gestora, facilitó el acceso a las instalaciones a varios representantes del arzobispado. Con la intención de poder tener acceso al convento, del que Mario Iceta es representante legal según el Ministerio de Justicia desde junio, decidieron cambiar la cerradura de una de las puertas y dejar al guardés el resto de las llaves para que pudiera continuar su trabajo.

Sin embargo, las exmonjas, que contemplaron desde Belorado toda la escena por las cámaras de seguridad instaladas en el recinto, actuaron rápidamente y acudieron al lugar, cuando ya no estaba la delegación del arzobispado. La exreligiosas cambiaron de nuevo la cerradura y atrancaron el resto de puertas por dentro, por lo que, desde entonces, ni el guardés de las instalaciones, ni los representantes de la comisión gestora han podido entrar en el lugar.

Antes, al conocer la situación por las cámaras y anticipándose a los movimientos del arzobispado, llamaron al agricultor que tienen contratado para cultivar el huerto ecológico de Orduña y le pidieron que dejara su juego de llaves a una persona conocida de la localidad, con el argumento de que las iban a necesitar ellas. Cuando un rato después llegó la comisión del arzobispado con la intención de hacer como en Derio, ya no pudieron acceder al recinto. Desde ese día, los empleados de Derio y Orduña ya no pueden realizar su trabajo, debido a que no tienen cómo acceder a los monasterios, tras las acciones de las exreligiosas.

Como ya se ha convertido en costumbre, la cuestión monetaria vuelve a monopolizar los mensaje de la exclarisas, lo que evidencia de nuevo, como adelantó ABC, que detrás de su ruptura con el Papa y la Iglesia católica había más motivaciones económicas que doctrinales, por más que se empeñaran en disfrazar de cisma su decisión. De hecho, la exreligiosa que ahora explica el vídeo ya estuvo relacionada con otro extraño episodio de hace unas semanas con el que pretendían conseguir fondos: la venta de ornamentos litúrgicos a través de aplicaciones de segunda mano.

Aunque las exreligiosas no han reconocido nunca este hecho, lo cierto es que la casullas que pretendían vender a un precio muy por debajo del mercado, desaparecieron de los portales cuando se hizo público que detrás de la venta se encontraba Isabel Jiménez Moratilla y su madre, una empleada de la Conferencia Episcopal que está de baja desde que comenzó el cisma y se encuentra entre los familiares que se han trasladado a Belorado para apoyar a las exclarisas.

En todo caso, el vídeo difundido plantea una serie de dudas a la par que evidencia otras contradicciones en el discurso de las exmonjas. Su queja es que Iceta pague a trabajadores que ellas contrataron pero que ya no cumplen con su labor en vez de asumir la Seguridad Social de las nueve exreligiosas excomulgadas que quedan en el convento. Como ya explicó ABC, en España la Iglesia católica acordó con el Gobierno la obligación de dar de alta como autónomas a las monjas de clausura para evitar que, después de años trabajando en el convento, no tuvieran derecho a ninguna compensación social. Sin embargo, al ser excomulgadas y expulsadas de la vida religiosa, las exclarisas han dejado de pertenecer a la Iglesia católica, por lo que depende de su voluntad el que sigan dadas de alta.

De ahí se deriva otra de las incógnitas. ¿Con qué persona jurídica están pagando a los tres trabajadores que reconocen que siguen fieles a su servicio? La persona jurídica que regenta el monasterio es la Comunidad de Clarisas de Belorado y, desde que fue nombrado comisario pontificio, tiene como representante legal a Mario Iceta. Es a ese CIF al que están vinculados tanto los trabajadores como los distintos pagos y servicios.

Fracasado el intento de las exreligiosas de trasferir a dos asociaciones civiles tanto la propiedad como las actividades de los monasterios, ahora, para el pago de los otros tres trabajadores solo caben dos opciones: o las exclarisas han creado una nueva empresa o el pago se está haciendo en dinero negro. Es la misma duda que surge sobre cómo están legalizando tanto las ventas de sus productos como las donaciones, escasas, que reciben a través de sus campañas de 'crowdfunding' y que en principio van dirigidas a la exabadesa, Laura García de Viedma Serrano.

Nuevos ataques a Iceta

La otra constante en las comunicaciones de las monjas es la carga contra el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, a quien conocen desde hace años, pues fue él quien, entonces como obispo de Bilbao les invitó a hacerse cargo del monasterio de Derio. Aqui, la exclarisa anteriormente conocida como sor Israel, ironiza con que parece que «Mario Iceta es el bueno de la película, y que paga de su bolsillo -vaya por Dios, se pierde el café para pagar a sus empleados-, pero esto no es así». Y recuerda que «incluso hay monasterios que están aportando dinero y este dinero va a los empleados que no están trabajando para nosotras». «Sigan su farsa, señores», proclama con énfasis para acabar el vídeo.

En realidad, lo que plantea, coincide con lo que el arzobispado de Burgos ha contado desde el primer momento en cada una de sus notas de prensa: los gastos generados a partir de la intervención están siendo asumidos por la federación de Clarisas y con los ingresos recibidos en las cuentas, básicamente las pensiones de las cinco monjas mayores que siguen perteneciendo a la comunidad y el alquiler de la caserío de San Miguel, vinculado a Derio.

Precisamente de los ingresos hablan en otro vídeo que han subido minutos después a modo de «postdata». Ahí dan respuesta «para los que se preguntan qué dinero está entrando en nuestras cuentas», en referencia a las intervenidas por el comisario pontificio y no de las varias que posteriormente han abierto a título individual en las que piden donativos a través de PayPal y Bizum.

Lo que se ingresa en esas cuentas es «el dinero de las pensiones de nuestras hermanas mayores por las que ellos están tan preocupados, es dinero nosotras ni lo vemos ni lo percibimos pero lo más importante sobre todo ellas no lo ven ni lo perciben». Además, reconoce que «hay otros ingresos como alquileres», en referencia al mencionado del caserío, en el que pretendieron hacer una casa rural sin tener licencia y finalmente acabaron alquilando a un particular.

Aquí, la exreligiosa, lamenta de nuevo que ese dinero se destine «a pagar empleados que, insisto, no trabajan para nosotras», aunque incurre de nuevo en una contradicción al reconocer que hay, al menos, una «excepción», en un empleado que pese a cobrar del arzobispado sí que sigue trabajando en el conventos. Y termina señalando lo que considera una «discriminación»: «Los que trabajan para nosotras no cobran su sueldo, sino que se lo pagamos nosotras y lo que no trabajan para nosotras cobran regularmente su nómina del arzobispado».

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