La causa de los misteriosos casos de pueblos y animales que se quedaban ciegos en distintos puntos del mundo
Los residentes de Tiltepec, en México, hablaban de que los bebés a los pocos días de nacer ya manifestaban este problema y que el ganado o los pájaros también se estaban viendo afectados
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«Tiltepec, el pueblo del horror y de la muerte», así anunciaba en exclusiva la prensa lo que estaba ocurriendo, en 1925, en una aldea de México. El periódico que dio la voz de alarma de esta emergencia sanitaria fue 'El Universal', hablaba de una ceguera que estaba azotando a la región. Los titulares destacaban que casi la mitad de la población de este lugar se estaba quedando ciega por razones desconocidas.
Añadían que incluso los bebés a los pocos días de nacer ya manifestaban este problema. Y se comentaba que el ganado y los pájaros de Tiltepec también se estaban viendo afectados. El artículo atrajo por igual la atención y el escepticismo del público. Desde chamanes a científicos se trasladaron a la zona, y éstos últimos organizaron expediciones para dar con la causa.
Antes de eso los periodistas documentaron los casos de ancianos y jóvenes que estaban perdiendo poco a poco su visión, y los mostraban en portada. Comentaban que algunos enfermos declaraban haber visto «gusanos en sus ojos, hasta que se quedaron ciegos». Para algunos esto pueda sonar a historia antigua, pero lo cierto es que este problema se sigue detectando hoy en día en distintas partes del mundo. Y al igual que entonces, aún se informa de pueblos apartados donde parte de su población padece los mismos síntomas. Y Tiltepec, hoy recibe el sobrenombre de 'el pueblo de los ciegos'.
Identificando al sospechoso en Tiltepec
En los años veinte los residentes de esta aldea, llevados por la superstición, hablaban de un árbol maldito de cuyas hojas se alimentaban los animales de la zona y que eso es lo que estaba extendiendo esta insólita situación. Por aquella época, en Tiltepec coincidieron dos importantes amenazas, una era una plaga de murciélagos de un tamaño superior a lo normal, llegaban casi el metro de envergadura, y estaban aniquilando al ganado. La otra era una ceguera en expansión que no tenía una causa congénita. De ahí que se pensara al principio que ambos fenómenos estaban relacionados. Lo que estaba claro es que en una población de casi 200 habitantes, la prensa informaba que solo cinco podían trabajar con normalidad, el resto manifestaba algún tipo de problema de salud.
El entonces director del Hospital Militar, José E. Larumbe, viajó a Tiltepec y explicó a 'El Universal' que sus habitantes eran de constitución media raquítica, «siendo notable su extrema palidez, que obedecía a la anemia. […] La alimentación era defectuosa o incompleta». Larumbe destacó que un 40% tenía pérdida de visión. Y la primera teoría que se barajó fue que se debía a casos severos por desnutrición. «El mal es muy grave y está sumiendo en las tinieblas a los pobres vecinos de la zona», detallaba.

Max Weihmann, un oculista alemán también viajó a la zona, y describió la presencia de llamativas protuberancias en los cuerpos de los pacientes. Y el doctor Rafael Mendoza, miembro de la Asociación para Evitar la Ceguera en México, se entrevistó con la prensa para aclarar que el problema era la oncocercosis, una enfermedad parasitaria que los expertos creyeron que se debía a tres tipos de mosquitos que la estaban dispersando. Además, la escasez de recursos en pueblos como Tiltepec creaban una tormenta perfecta de vulnerabilidad sanitaria que aumentaba los casos.
Las huellas que delatan al culpable
Fue recién en 1929 cuando se informaba de las primeras acciones contra la oncocercosis. Y 'The Washington Times', en 1931, se hizo eco de las noticias sobre esta situación y de cómo se daba por todo México. Las autoridades del país a mediados del siglo XX encontraron que la verdadera culpable era la mosca negra. 'El Universal' destacó en 1970 que tres millones de personas podían quedarse ciegas por oncocercosis.
Óscar Soriano, científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Museo Nacional de Ciencias Naturales, detalla a ABC que la oncocercosis principalmente es la transmisión de un gusano, un nematodo, cuyo nombre es 'Oncocerca volvulus', y que necesita de un vector que en este caso es una mosca negra (un simúlido), para ser infectante en seres humanos. Debido a que este tipo de mosca se desarrolla y se reproduce en agua corriente, la oncocercosis se encuentra comúnmente a lo largo de los ríos y, por eso, también se conoce a esta enfermedad con el nombre de 'ceguera de los ríos'.

La clave es que la mosca negra transmite las larvas de este parásito con sus repetidas picaduras a una persona. Y Soriano señala que también tenemos oncocercas que se transmiten de animal a animal. De ahí que en Tiltepec se hablara de que el ganado también se estaba quedando ciego.
José Antonio Gegúndez, secretario general de la Sociedad Española de Oftalmología, apunta a ABC que «este tipo de mosca suele llevar estos parásitos, que se llaman filarias, y los inyecta en la piel. Apareciendo en los pacientes una serie de nódulos o protuberancias que pueden ser enormes y producir un aspecto monstruoso a las personas que lo padecen en las piernas y en los brazos».
Soriano, añade que estas protuberancias pueden ser del tamaño de una lenteja hasta de un huevo de gallina, en determinadas zonas del cuerpo. «En África se dan normalmente de la cintura para abajo y en América del pecho para arriba», describe.
Y Gegúndez explica que «esos nódulos contienen múltiples microfilarias, que son como los embriones del gusano, que se van reproduciendo y van creciendo y van discurriendo por debajo de la piel. Esos gusanos pueden llegar a tener tres o cuatro centímetros. Y su presencia en el ojo se manifiesta por ejemplo con la inflamación de la córnea o de la retina, todas ellas muy graves, que dan lugar a la ceguera. Por ejemplo, en la córnea vemos cómo se inflama y acaba de color blanco. Se opacifica y se pierde la visión». Y Soriano que ha visto a pacientes con oncocercosis coincide en decir lo que ya recogían los testimonios de los habitantes de Tiltepec, «podías estar hablando con una persona y ver cómo por su ojo iba pasando este gusano», indica.
El diagnóstico se hace tomando muestras de esos nódulos y analizándolas en el laboratorio para detectar las microfilarias. Y el tratamiento más eficaz llegaría en los 80 con un antiparasitario equino conocido como Ivermectina y en muchos casos supone administrarlo durante más de una década.
No obstante, la OMS hace sobre todo hincapié en la prevención. Y Soriano indica que abordar el problema controlando directamente las poblaciones de la mosca negra es un tema complicado, porque el tratamiento con mosca negra se hace con una bacteria que se llama Bacillus thuringiensis, y es cara. Con lo cual zonas deprimidas es prácticamente imposible acceder a ellas.
Pueblos de ciegos
Actualmente, la OMS destaca que más del 99% de las personas infectadas con oncocercosis viven en 31 países del África subsahariana. También existen algunos focos de la enfermedad en dos países latinoamericanos, en el territorio amazónico de la tribu de los yanomami, en Brasil. Y en Venezuela y Yemen. De ahí que aún podamos encontrar aldeas aisladas con los llamados pueblos de ciegos, en las que un gran número de sus residentes son invidentes y no están siendo tratados debidamente o atribuyen su dolencia a causas mágicas.
Soriano destaca que ya en los años 80 se hicieron pruebas de laboratorio con moscas negras de la zona europea, «con una especie que ahora está causando bastantes problemas en España, y se vio que podían ser vectores de la oncocercosis», afirma. Y en el laboratorio que tienen en Madrid están haciendo un estudio ecológico para identificar cuáles son las variables que influyen en que haya una gran densidad de población de estas especies peligrosas.
Y Soriano avisa de que las subidas de temperatura que se están viviendo a nivel planetario favorecen que muchas especies que antes no sobrevivían al llegar a una zona templada o a una zona fría, ahora sobreviven. Con lo cual, podemos empezar a tener patógenos y vectores en países donde antes esa enfermedad no existía.
De modo que estos 'pueblos de ciegos' por oncocercosis son el aviso de una realidad aún existente que está lejos de erradicarse completamente. Ya que hoy permanece como la segunda causa principal de ceguera infecciosa en el mundo
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