«No he castigado ni he invadido al Opus Dei»
entrevista al papa francisco
«La medida es una reubicación que había que resolver. Soy muy amigo del Opus Dei, los quiero mucho y trabajan bien», apunta el Sumo Pontífice tras su decisión de cambiar algunos aspectos de la Obra
«He firmado ya mi renuncia en caso de impedimento médico»
«En Cataluña la Iglesia no puede hacer propaganda por un lado o por otro»
«La Santa Sede nunca se va, la echan»

— ¿Cómo podemos interpretar los cambios que usted ha solicitado al Opus Dei?
— No es una cuestión sólo del Opus Dei, sino de las prelaturas personales. En el esquema de la Curia, el Opus Dei dependía de la Congregación de Obispos, pero ... en el Código de Derecho Canónico las prelaturas se encuadran de otro modo, y había que unificar el criterio. Se estudió la cosa y se dijo, «que vaya la prelatura a la Congregación del Clero». Lo hice dialogando con ellos. Además, soy amigo desde la Argentina de Mariano Fazio (vicario general del Opus Dei). Ha sido una cosa serena y normal hecha por canonistas, trabajaron incluso canonistas del Opus en el proceso.
— Tuvo mucho eco la decisión.
— Algunos por una parte decían «¡Por fin el Papa les dio a los del Opus...!» ¡No les di nada! Y otros, de otra parte, decían «¡Ah, el Papa nos invade!». Nada de eso. La medida es una reubicación que había que resolver. No es correcto agigantar la cosa, ni para hacerlos víctimas, ni para hacerlos reos que recibieron castigos. Por favor. Soy muy amigo del Opus Dei, los quiero mucho y trabajan bien en la Iglesia. El bien que hacen es muy grande.
— Usted ha ordenado una investigación de los seminarios en España. ¿Qué la ha ocasionado?
— No es una investigación. Es una visita normal que realiza la Congregación del Clero para ver cómo hacen las cosas, con ánimo de ayudar siempre, no de inspeccionar para jorobar. No es el único país donde se ha hecho. Probablemente se hace por el pedido de algunos obispos, no sé. La realizan dos uruguayos que valen oro, de lo mejorcito de América Latina.
— ¿Qué van a revisar?
— La cuestión es cómo tiene que ser la estructura de un seminario. Por ejemplo, si son tres chicos, eso no es un seminario. Un seminario tiene que tener un número mínimo y un número máximo de seminaristas... Tienen que tener una disciplina, etc.
— ¿Qué documento de estos 10 años le gustaría dejar como legado?
— El primero que hice, 'Evangelii gaudium', pues me salió del corazón. No es original, es un plagio de 'Evangelii nuntiandi' de Pablo VI, que todavía tiene vigencia, y el 'Documento de Aparecida' del Episcopado Latinoamericano.
— ¿Se está aplicando?
— Una de las cosas que me sigue inquietando es cómo se da la homilía en las parroquias, pues la mayoría de las veces se transforma en largas y teóricas clases de Filosofía y Teología. Estamos muy retrasados en cumplir lo que el Señor quiere en las homilías. Es una cuenta pendiente que tenemos con nuestros fieles.
— ¿Usted ha cambiado la cultura católica, el modo de ser católico?
— Nunca se me había ocurrido eso. Creo que un buen católico, sobre todo si pertenece a un movimiento o a un grupo, cambia la cultura siempre. Porque aporta esperanza y camino. Y entonces, la cultura crece.
— Su apuesta para esta fase del pontificado es el 'Sínodo sobre la sinodalidad', que no es fácil de explicar.
— La idea es mostrar: «Un sínodo es esto». Un sínodo no es una encuesta de opinión, no es una 'interview' a la gente, no es un parlamento. El protagonista es el Espíritu Santo, y si Él no está, no hay sínodo.
— Los últimos sínodos han estado rodeados de polémicas.
— En los dos últimos había un ambiente creado por los medios de comunicación. Decían que el primero, sobre la familia, era para dar la comunión a los divorciados. En realidad, era una cosa mucho más grande que incluía la posibilidad de la pastoral con los divorciados en un sentido amplio. Y el sínodo de la Amazonia, decían que era sobre si se iban a ordenar hombres casados. El Espíritu Santo llevó las cosas por otro camino.
—¿En qué sentido?
—El Espíritu Santo actúa en dos tiempos. Primero te arma lío, te remueve las cosas, y después te hace la armonía. Alguien que quiere hacer la armonía sin abrirse a los carismas, no es del Espíritu. Alguien que busca solamente la diferencia sin la armonía, no es del Espíritu. Armonía no es lo mayoría o la minoría de los votos.
— ¿Está tranquilo con la Iglesia católica en Alemania?
— No me quita la paz. Yo les escribí una carta clara. La escribí solo. Un mes me llevó. Fue una carta como diciendo «reflexionen, hermanos».
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