ATLETISMO
Sevilla 99: un Mundial tan memorable como irrepetible
Este martes se cumplen 25 años de la inauguración del primer gran evento celebrado en el estadio de la Cartuja
Michael Johnson volvió a ser parte del viento en Sevilla 20 años después

Siempre inclemente el paso del tiempo, este martes 20 de agosto se cumplen 25 años exactamente del pistoletazo de salida del Campeonato del Mundo de Atletismo de 1999 (con Giraldilla, su mascota oficial), que durante nueve días convirtió a la capital hispalense, y en ... concreto al entonces mal llamado Estadio Olímpico, en el epicentro planetario del deporte. Después de los Juegos Olímpicos y el Mundial de fútbol, no hay acontecimiento de mayor fuste y envergadura que un Mundial de Atletismo. Por muchas razones. No es un evento más y para Sevilla, en aquel momento, se erigía también en una suerte de examen final ante los grandes organismos internacionales del deporte. Como el COI, por supuesto.
Estaba entonces la ciudad engolosinada con ese sueño casi imposible de los Juegos Olímpicos, en cuya carrera permaneció con fuerza pero sin fortuna para las ediciones de 2004, 2008 y 2012, que perdió ante el COE por la irrupción en escena de Madrid. La primera candidatura fue rechazada en Lausana en marzo de 1997, precisamente el mes en que recibió el beneplácito de la Federación Internacional de Atletismo (otrora IAAF, hoy World Athletics) para convertirse en la sede del VII Campeonato del Mundo de Atletismo. Ya se celebraba con formato bianual (desde 1993) y ha sido, por cierto, el único al aire libre que se ha organizado hasta la fecha en España. Sevilla ya acogió los de pista cubierta en 1991 en el pabellón del Polideportivo San Pablo. Y ocho años después, a las puertas del siglo XXI, la ciudad afrontó un reto mayor que aquél, mayúsculo, para demostrar ante el mundo su capacidad para la organización de eventos de esa dimensión.
En 2000, la candidatura sevillana quedó relegada de la puja por la cita olímpica de 2008 (»ciudad mediana de mediana entidad», justificó el COI), mas eso no quiere decir que el Mundial de Atletismo suspendiera. Todo lo contrario. Aquellos días de esplendoroso atletismo, marcados por un ramillete de rutilantes nombres propios que son ya parte del olimpo de este deporte, aún permanece grabados a fuego en la memoria de muchos de los que disfrutaron aquel acontecimiento.

Adiós a las pistas
No han sido pocos, cuando el estadio era cautivo del olvido y un injustificable abandono, quienes lamentaban el deplorable estado del tartán en el que Michael Johnson logró el récord mundial de los 400 metros (43,18). Una marca vigente hasta los Juegos Olímpicos de 2016, cuando fue actualizada en Río de Janeiro por el sudafricano Wayde van Niekerk (43,03). El deteriorado tartán, en el que Abel Antón se dio un baño de masas inolvidable llevado en volandas por los sevillanos (llenaron el estadio y las calles) hasta su segundo oro mundial en maratón, es ya historia. Con las obras iniciadas recientemente en el recinto para modernizarlo y ampliarlo hasta los 70.000 espectadores con vistas al Mundial de Fútbol de 2030, del que será una de las sedes, la pista de atletismo desaparece y las gradas se acercan al campo para generar un clima mucho más propio de un clásico coliseo futbolístico.
El estadio de la Cartuja se inauguró con un España-Croacia en mayo, pero su verdadera puesta de largo internacional fue con el Mundial de Atletismo. En julio de 1999 ya había acogido el Nacional de Atletismo. La primera piedra del recinto data del 23 de septiembre de 1996 y su construcción (costó 120 millones de euros) era obviamente el pilar fundamental de las candidaturas olímpicas sevillanas. Ese sueño se esfumó, pero no el de 1999, examen superado con nota. La inauguración contó con un espectáculo presidido por el entonces Príncipe Felipe y amenizado por las actuaciones de Joaquín Cortés y Estrella Morente.
Unos 1.800 atletas se dieron cita en Sevilla para competir esos nueve días, distribuidos en sesiones de mañana y tarde, que se saldaron en el medallero con el reinado de Estados Unidos (10 oros, 17 medallas en total), seguidos de Rusia (cinco oros, 12 medallas) y Alemania (cuatro oros, 12 medallas). El atletismo nacional también brilló con luz propia, aprovechando que «jugaba» en casa. Aún arrastraba la inercia de Barcelona 92 y los integrantes de esa generación pasaban por un gran momento. De hecho, nunca España ha vuelto a tener una delegación tan amplia en un Mundial, la mayor de siempre, con 74 componentes. La cosecha de metales no fue nada mal: dos oros, una plata y un bronce para acomodarse en la octava posición del medallero. España logró más preseas doradas que Reino Unido, Kenia, Francia o Australia, por ejemplo. La cubana nacionalizada Niurka Montalvo se proclamó campeona mundial de salto de longitud con un intento ganador de 7,06 metros con el que superó a sus dos grandes rivales: la italiana Fiona May y la estadounidense, reina entonces del hectómetro, Marion Jones.

La gesta de Abel Antón
El segundo y último español oro supuso el colofón perfecto del Campeonato. Se lo llevó el soriano más sevillano, Abel Antón, al que siguen parando por la calle cada vez que regresa a la capital hispalense. La ciudad que siente como su segunda casa y en la que ejerce desde hace muchos años ya como padrino del Zurich Maratón de Sevilla. Bajo un sol de justicia, lo propio del verano, el español se adaptó mejor que nadie a las condiciones de una carrera que se inició a las 18.45 horas del sábado 28 de agosto (el maratón femenino se disputó a primera hora de la mañana del domingo) y en la que, siempre metido en el grupo de cabeza, le funcionó la estrategia a la perfección. En torno al kilómetro 37 adelantó al japonés Sato para desde ese momento marcharse en solitario hasta la meta e impulsado por el aliento de los ciudadanos que abarrotaban las calles hasta hacer su entrada triunfal en el estadio y adjudicarse su segundo oro Mundial tras el de Atenas en 1997.
Además de Montalvo y Antón, los otros triunfadores españoles fueron Yago Lamela, plata en salto de longitud (el oro, para el cubano Iván Pedroso, actual entrenador del campeón olímpico Jordan Díaz); y Reyes Estévez, bronce en los 1.500 metros lisos que coronaron al marroquí El Guerrouj, con el keniata Ngeny en segunda posición. Curiosamente, los tres siguientes en meta fueron españoles: Estévez, Fermín Cacho y Andrés Manuel Díaz.
Los atletas nacionales dieron un altísimo nivel en un Mundial liderado por la superpotencia estadounidense y su entonces estelar tridente: Michael Johnson, con su récord mundial lograba su octava medalla en un Campeonato del Mundo; Marion Jones, con el oro en los 100 metros lisos y el bronce en el salto de longitud (se lesionó en el 200); y Maurice Greene, el indiscutible rey de la velocidad, con su particular y áureo triplete en los 100, los 200 y el relevo 4x100. El cohete nacido en Kansas City (ciudad hermanada con Sevilla) se convirtió en uno de los reyes de un Mundial que cumple 25 años y permanecerá en el recuerdo de quienes lo disfrutaron a tope.
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