entrevista
«La Policía nos dice que haría falta un ejército para acabar con las botellonas y las carreras ilegales del Polígono Sur»
El educador social José Lobillo, que lleva veinte años trabajando en la zona, dice que la Junta de Andalucía ha invertido unos 50 millones de euros en rehabilitaciones que han sido destrozadas en un año: «Se invierte en ladrillos pero no en la gente que vivirá en esos pisos»
«La mayoría de los pisos del Polígono Sur donde se cultiva marihuana son de la Junta de Andalucía, que paga el alquiler y la comunidad»
«Con la acuaponía se podría acabar con el hambre en algunos países del mundo»

Hijo de veterinario y nieto de un maestro nacional, José Lobillo absorbió las dos vocaciones familiares, a la que unió la de investigador universitario. Y de ésta última nació su interés por la agricultura ecológica y por un revolucionario sistema de economía circular que ... permite cultivar hortalizas con un mínimo consumo de agua gracias al aporte de peces denominado «acuaponía». Aparte de eso, Lobillo, que colabora con varias ONG, lleva varias décadas trabajando como educador social en el Polígono Sur de Sevilla, en cuyos seis barrios viven entre 33.000 y 50.000 personas, según los censos oficiales o estimaciones más realistas. Esa zona sigue siendo la más pobre de España y este veterano educador social es uno de los cuatro supervivientes del equipo fundador del Comisionado del Polígono Sur, que el pasado año cumplió veinte años en la zona.
-¿Qué es lo que falla para que el Polígono Sur no salga del hoyo después de veinte años de inversiones públicas?
-La plataforma Nosotros también somos Sevilla, que lideran Rosario García y Alfonso Alcaide, entre otros, quisieron encerrarse el otro día en el edificio del Comisionado y nos increparon. Recuerdo que nos dijeron que por dignidad tendríamos que habernos ido del barrio y nos preguntaron qué habíamos hecho en estos veinte años.
-¿Y qué es lo que han hecho?
-En mi opinión, hemos resuelto muchos pequeños problemas de los vecinos pero no hemos logrado resolver el problema estructural. Al vecino que tiene un problema con un cafre, o con un animal, o con una pequeña rehabilitación, o con un agujero por el que se ha caído su abuela, o con un salidero de aguas fecales, sí les hemos ayudado y solucionado sus pequeños problemas.
-¿Y qué les respondió a esos vecinos de esa plataforma que protestaban?
-Estos vecinos tienen una visión global del barrio y por esa razón nos dijeron eso, que nos fuéramos. Yo le dije: «Rosario, hemos ido para adelante y hemos ido para atrás. Esto es un proyecto de cuatro pasos adelante, tres para atrás, dos para adelante, cinco para atrás, según la época». Aunque eso es una valoración muy personal y muy genérica.
-¿Ahora en qué fase está, en su opinión, el Polígono Sur: paso adelante o paso atrás?
-Creo que ahora estamos estancados. Ni para adelante ni para atrás.
-¿Y cómo estaba el Polígono Sur hace cinco o seis años?
-El indicador de absentismo escolar, que estaba en el 40-50 por ciento cuando nosotros llegamos al barrio hace veinte años, estaba entonces en el 13 por ciento. El Comisionado lanzó un Plan Educativo de Zona (PEZ) que coordina todos los centros educativos con asociaciones y la Consejería de Educación, y entre todos bajamos el absentismo hasta ese nivel. Pero ahora estamos otra vez en cerca del 40 por ciento.
-¿Qué es lo que ha pasado?
-Lo que nos ha dado la puntilla ha sido la marihuana. Entró en el barrio hace unos seis años. Las primeras familias que empezaron a cultivar marihuana en pisos de Las Vegas llegaron del barrio de Almanjáyar de Granada. Y empezaron a cultivarla en pisos de alquiler público de la Junta de Andalucía. No digo que haya sido solo la marihuana la única causante del estancamiento pero ha sido fundamental.
-¿Qué efectos han causado estos cultivos ilegales en el barrio?
-Muchos problemas graves de convivencia por luchas entre clanes para hacerse con el negocio. Y han conseguido que muchos menores se dediquen a esa actividad porque la Policía no les puede hacer nada. Ellos son los que cosechan, secan los cultivos y los mantienen. Les pagan bien y les da para comprarse sus coches y sus historias. El resultado es que muchos jóvenes han dejado de ir a los dispositivos de empleo ni a los centros de formación prelaboral. ¿Para qué se van a buscar un trabajito en la escuela laboral o en el curso tal si ya tienen un trabajo donde ganan un pastizal? Antes de la marihuana lográbamos sacar a muchos jóvenes adelante. No obstante, llevamos cuatro años con Feria de Empleo y cada vez más empresas se apuntan. Y hay un buen número de jóvenes, los que no están con la marihuana, que se apuntan también. Este último año ha sido brutal, pero antes de la marihuana estábamos mucho mejor.
-¿Y qué pasa con los pisos?
-Antes había muchos pisos libres pero desde que llegó la marihuana al barrio ya no los hay. Los marihuaneros localizan los pisos libres, especialmente en los que viven abuelos o abuelas solas y los extorsionan hasta que los echan. Y se hacen con los pisos para cultivar. Y estamos peor en cuanto a convivencia.
-¿Me puede poner un ejemplo?
-Muchos jóvenes que ya no van al colegio montan botellonas y unas carreras de coches brutales en la avenida de José Sebastián Bandarán. Hace poco un coche se empotró en un autobús de Tussam y causó tres heridos en el autobús.
-¿Y la Policía no puede hacer nada?
-No. Tenemos reuniones con la Policía todos los meses y nos dicen que para parar eso haría falta un ejército. Hay grupos buenísimos de la Policía Local y de la Policía Nacional que están muy motivados. Pero se ven desbordados. Estas carreras las hacen por la noche y se juntan unos doscientos jóvenes que se ponen hasta arriba de alcohol. La Policía local sólo tiene una patrulla por la noche para toda la zona sur y nos dicen que son policías pero no son héroes. La Policía Nacional está igual que la Local y ningún policía puede hacer nada contra una multitud de este tipo hasta arriba de alcohol. Quiero decir también que el 95 por ciento de las cerca de 50.000 personas que se estima que viven en los seis barrios del Polígono Sur son gente que intenta tirar para adelante con mucho esfuerzo y que no causa problemas. Hay mucha gente buena aquí pero calculo que hay unos 2.000 cafres que son los que lo estropean todo y ponen en jaque a los demás.
-¿Y cómo se puede solucionar esto?
-Yo creo que esto no lo puede solucionar solo un Comisionado. Mi compañero Pepe Carmona, cuando se fue desesperado porque no veía apuesta por el empleo, decía que el Polígono Sur se acabará cuando al sector económico y empresarial potente de Sevilla le interese desarrollarse hacia el sur de la ciudad y diga «fuera esto de aquí».
-¿Y qué pasaría entonces?
Que habría que trasladarlo todo y hacer una especie de «Polígono Sur 2» entre Condequinto y Utrera, por ejemplo. La gran innovación en España y el gran avance del Comisionado fue, a mi juicio, la creación de una figura pública que coordine intervenciones de salud, empleo, educación, servicios sociales. Pero toda gran ciudad necesita un sitio donde meter a la gente y a las cosas que no quiere ver. De hecho, esa fue la función del Polígono Sur desde los años 60-70. El éxodo rural, las infraviviendas de Triana, el chabolismo de otras zonas de la ciudad, todo eso se juntó aquí. Y sigue teniendo esa función. Hay 200 zonas con índices parecidos de exclusión social en Andalucía a los del Polígono Sur.
-¿Esto tiene solución?
-Pepe Carmona también decía que para arreglar esto hacen falta soluciones diferentes y preferentes.
-¿Por ejemplo?
-En el Polígono Sur no podíamos rehabilitar viviendas mientras no estuvieran escrituradas. Cuando llegamos hace 20 años, muchas viviendas no tenían papeles y como no había papeles no podían reformarse. Y conseguimos con Vivienda que se pudiera hacer en el Polígono Sur. Eso es una solución diferente.
-¿Y eso ha servido?
-Sirvió durante un tiempo. Pero luego llegaron las mafias, la extorsión y se quedaron con los pisos. Ahora hay muy pocos pisos libres.
-¿El dinero invertido en la rehabilitación de los pisos se lo quedaron los malos del barrio?
-Es que la Junta de Andalucía tiene un parque enorme de viviendas en alquiler y lleva muchísimos años obsesionada con rehabilitar bloques. Y meten a familias que en un año los destrozan porque no hay formación con ellas antes de entregárselos.
-¿Cuánto dinero se ha invertido en eso?
-En estos 20 años calculo que unos 50 millones de euros más o menos. La rehabilitación convencional funciona bien en un barrio normal pero no en un lugar como el Polígono Sur. Eso no sirve si no se acompaña la rehabilitación del ladrillo con escuadrones de trabajadores sociales y psicólogos que trabajen con las familias que van a entrar en esos pisos. Estamos hartos de decirlo.
-¿Se ha invertido mucho dinero inútilmente en el Polígono Sur?
-Sí. El primer comisionado que tuvimos, Jesús Maeztu, lo dijo, aunque no era una frase suya sino de la plataforma de los vecinos: «No sólo hay que meter dinero al ladrillo sino al alma del ladrillo, es decir, hay que invertir en las personas que se meterán en esas viviendas. No es el ladrillo sino el alma del ladrillo. Y ya cada vez quedan menos trabajadores sociales y los que quedan están muy desencantados. Ahora mismo hay 6 u 8 bloques vacíos y si no hay dinero para trabajar con las familias, es mejor tirar los bloques. Pero han seguido rehabilitando y es para nada. Duran un año como máximo. Veinte años después seguimos igual porque no se trabaja con las familias que vas a meter en esos bloques.
-¿Cuál ha sido su mejor momento aquí en estos 20 años?
-Quizá al principio, cuando llegamos aquí hace 20 años. La ilusión y la explosión del principio. Recuerdo que hacíamos asambleas por cada una de las seis barriadas y a la de Murillo venían doscientas personas. Era la época de las vacas gordas, la Administración te apoyaba. Creíamos que podíamos cambiar las cosas y cuando trabajas en participación, siempre estás empeñado en buscar soluciones. Nos lo creímos porque la apuesta era potente. Empezamos a tirar y a tirar pero pasado un tiempo nos dimos cuenta de que unos servicios públicos iban a muerte con el plan con el que arrancamos hace dos décadas y que otros que eran claves pasaron del plan.
-¿Cuáles?
-Con Lipasam me quito el sombrero porque se parte el alma, cambia equipos, cambia horarios, cambia forma de trabajar. Todo para arreglar las cosas mejor. Otro con el que me quito el sombrero es con la Policía Local, que colabora con la Nacional y Emasesa para cortar enganches de agua. Todos estos servicios públicos son excelentes en Polígono Sur.
-No me ha dicho los que pasaron del plan...
-No sé si es políticamente correcto decirlo. Para mí el peor servicio con diferencia, y no es una cuestión de partido político, porque esto ha ocurrido siempre, es el de vivienda. Primero fue EPSA (Empresa Pública del Suelo de Andalucía) y luego AVRA (Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía). No asumen competencias, echan balones fuera y el problema es que el control de la vivienda pública era la clave para frenar un montón de desaguisados en el Polígono Sur. Tienen un parque de 1.500 pisos públicos de alquiler en Martínez Montañés, otros 800 en Letanías y los de compraventa VPO todavía la Junta es la titular registral de mucho de esos pisos. En esos pisos de alquiler público se obliga por contrato a las familias que acceden a ellos a contratar los suministros de luz y de agua y hay 800 pisos en Martínez Montañés que no pagan ni agua ni luz ni comunidad ni ascensor, los que les queda el ascensor. La Junta paga todos los recibos de comunidad de muchos de esos pisos. De esos 800 pisos, unos 40 están con marihuana hasta la bola. Tú metes un negocio en un piso en el que no pagas luz, no pagas agua, no pagas recibo de la comunidad, ni alquiler. No pagas nada. Eso es lo que está pasando.
-Parece como un cáncer que se expande. ¿Cree que la marihuana acabará tomándolo todo?
-Hablamos de 12.000 pisos y eso quizá sea mucho decir. Pero el del cáncer es un buen ejemplo. Antes sólo estaba en Martínez Montañés y ahora ha pasado a la zona de Letanías, ya cercana a la mejor barriada, que es la Oliva, y allí ya se huele el pestazo a marihuana. Y ya hay pisos en La Oliva que intentaron meter marihuana pero allí los vecinos están muy organizados y les plantaron cara. No es sólo la marihuana propiamente dicha sino lo que genera a su alrededor, me refiero a un ambiente de gueto porque en un bloque de 24 pisos se meten tres marihuaneros e imponen su ley. Destrozan los bajantes, le callan la boca a todo el mundo, pegan palizas a las personas mayores para echarlas, destruyen zonas comunes, tiran la basura por la ventana y acaban expulsando a mucha gente de sus pisos.
-¿La falta de control de la vivienda pública en el Polígono Sur es una decisión política?
-No. No es cosa de los políticos sino de los funcionarios. Quien manda en AVRA son los funcionarios, los que deciden y firman los papeles, los que liberan los presupuestos al político. Me lo reconoció una alta funcionaria ya jubilada. Allí hay una costra de dinosaurios funcionarios que no quieren problemas ni que les busques problemas. Para solucionar un problema de vivienda en una zona de exclusión como Polígono Sur no puedes hacer lo mismo que en cualquier otro barrio. Aquí no sirve y necesitas buscar soluciones diferentes. Es un no quiero y también un no puedo, porque estos funcionarios me han confesado que la Junta de Andalucía no tiene recursos humanos ni materiales para gestionar los 2.000 pisos en alquiler que tiene en Polígono Sur. Ni los 15.000 ó 20.000 que tiene en toda Andalucía.
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