Un piso con licencia turística en Sevilla vale ya 100.000 euros más que sin ella
El veto a estas viviendas en el Casco Antiguo y Triana dispara el coste de su venta frente a las de uso residencial
La limitación pactada por el gobierno de José Luis Sanz y Vox cumple tres meses, tiempo en el que se han inscrito más de 180 pisos en el registro oficial
El Ayuntamiento de Sevilla fijará un nuevo porcentaje máximo de pisos turísticos
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La regulación de las viviendas de uso turístico en Sevilla que pactaron el gobierno de José Luis Sanz y el grupo municipal de Vox el pasado mes de octubre ha convertido a los pisos con licencia en las zonas saturadas en un atractivo para ... los inversores y promotores de este negocio cada vez más al alza. Mañana viernes se cumplirán tres meses desde la aprobación en el Pleno del Ayuntamiento de la normativa de limitación que establecía un porcentaje máximo de un 10% de este tipo de alojamientos frente a los de uso residencial en todos los barrios de la capital hispalense, lo que en la práctica suponía un tope a las nuevas autorizaciones en el Casco Antiguo y Triana, las dos zonas más colapsadas por este fenómeno. Una decisión que ha tenido un impacto directo en el mercado inmobiliario de la ciudad, en el que se ha producido una subida generalizada de los precios.
Tanto las empresas como los particulares interesados en este negocio han visto en estas viviendas con licencia una oportunidad de mercado, ya que la normativa municipal impide que se otorguen más autorizaciones de las ya concedidas con anterioridad y, por tanto, no habrá más en el futuro de las que ya hay. Esto convierte a los pisos turísticos del Centro y de Triana es una especie de artículo de lujo, cuyo valor de mercado se ha multiplicado en las últimas fechas por su carácter exclusivo. Los portales inmobiliarios ya empiezan a dar muestra de este escenario, pues en los anuncios de venta se incorpora como un atractivo más del inmueble el hecho de que cuente con la documentación necesaria para poder ejercer esta actividad limitada, que, además, no desaparece en caso de transmisión de la propiedad a un tercero. Con todo, la diferencia de los precios entre las viviendas que sí la tienen y las que no es bastante sustancial, y en algunos barrios del Casco Antiguo, como el entorno de la Catedral, San Vicente o el Arenal, llega a superar incluso los 100.000 euros de media, algo que ocurre también en otras zonas.
Este escenario es consecuencia directa de la tardanza que se produjo en la aprobación de esta regulación, bloqueada durante meses por parte de los grupos de la oposición, a pesar del apoyo inicial de los concejales del PSOE que luego cambiaron de postura, hasta el cambio de estrategia de Vox. En todo este tiempo de idas y venidas, en el que era pública la voluntad del gobierno de José Luis Sanz de poner freno a este desbordamiento de las viviendas de uso turístico, especialmente tras la publicación del decreto de la Junta de Andalucía que facultaba a los ayuntamientos a tomar esta decisión, se produjo un efecto llamada que multiplicó las peticiones de licencias para estos pisos. Los datos hablan por sí solos, pues en el 2024 el número de solicitudes de autorizaciones creció casi un 20% con respecto al año anterior. Una situación que tuvo especial incidencia en el Centro y Triana, las dos zonas más saturadas en las que muchos propietarios que por el momento no tenían interés en explotar su piso como alojamiento para turistas, sí decidieron presentar la petición ante el riesgo de que no pudieran hacerlo en un futuro.
Con todo, en aquellos barrios que superaban el porcentaje del 10% se está produciendo ahora, cuando la normativa está a punto de cumplir los tres meses de vigencia, un doble escenario que complica aún más el problema de acceso a la vivienda que sufren los sevillanos. El Ayuntamiento de Sevilla es consciente de esta problemática, ante la que poco puede hacer porque no entra en contradicción con la legislación en vigor. Por un lado, están las viviendas con autorización para operar como de uso turístico que no están siendo explotadas como tales, la mayoría de las que se solicitaron en este aluvión de los últimos meses. Por el otro, el encarecimiento de los precios de venta de estos inmuebles, que hacen que prácticamente sólo puedan tener acceso a ellos los empresarios del sector o los fondos de inversión que buscan hacer negocio con estos pisos, limitando al máximo su venta entre particulares y familias que pudieran verse atraídos por mudarse a estas zonas en las que cada vez hay menos vida residencial.
Siguen las licencias
En estos tres meses desde la entrada en vigor de la nueva regulación se han seguido dando licencias en la ciudad, tal y como consta en el registro oficial de la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía. De este modo, entre el 18 de octubre –día posterior a la aprobación de la limitación en el Pleno– y la jornada de ayer constan un total de 184 nuevas autorizaciones, realizadas todas por el procedimiento de la declaración responsable. Es decir, a pesar de aparecer en este listado oficial de la administración deben ser objeto de una comprobación de los técnicos para confirmar si cumplen con los requisitos en vigor o si, por contra, debe revocarse la petición por no ajustarse a los criterios. Un trabajo que se ha intensificado en los últimos meses gracias al convenio firmado por el Gobierno andaluz y el Ayuntamiento de Sevilla, por el que los técnicos de Turismo y de la Gerencia de Urbanismo realizan las inspecciones oportunas para detectar a los incumplidores.
Más de la mitad de las licencias registradas en estos últimos tres meses son de viviendas de uso turístico ubicadas en las zonas saturadas que delimitó el gobierno de José Luis Sanz, atendiendo a los informes realizados por los técnicos expertos en el asunto. De ellas, hay 82 que corresponden a barrios del Casco Antiguo, en zonas concretas como la calle Placentines, el entorno de la Plaza de la Encarnación, la Catedral de Sevilla o Santa Cruz. Fuentes municipales aseguraron a este periódico que algunas de las autorizaciones estaban solicitadas antes de que se aprobara la regulación y que, por lo tanto, no contradicen a la misma y deben mantenerse. Sobre las que se han solicitado por declaración responsable con la normativa ya en vigor, han asegurado que deben someterse ahora al refrendo de los técnicos y que, en caso de que se confirme que no se ajustan a los criterios actuales, se procederá a retirarlas de inmediato del registro oficial.
Desde el pasado 18 de octubre, también se han contabilizado nuevos pisos destinados a alojamiento turístico en la otra zona con especial saturación de la ciudad, la que corresponde a la parte histórica del barrio de Triana. En el listado de la Consejería de Turismo constan nuevas licencias en lugares tan emblemáticos como la calle Betis, Pureza o Castilla. Además se ha detectado una extensión del fenómenos a otros lugares algo más alejados de la zona como el entorno de Santa Cecilia o el Barrio León, donde se han dado las primeras autorizaciones como consecuencia de la limitación establecida. En total, Sevilla cuenta en estos momentos con 9.640 viviendas de uso turístico, lejos aún de las más de 13.200 oficiales que hay en Málaga, la capital andaluza donde la presencia de este fenómeno es más invasiva y en la que se han adoptado medidas todavía más restrictivas.
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