Un catedrático español explica qué hacen en China con la inteligencia artificial para controlar a las personas: «Está ganando...»

La inteligencia artificial (IA) se ha consolidado como una herramienta esencial en nuestra sociedad, impulsando avances significativos en campos como la creación de textos, imágenes y proyectos musicales. Plataformas como ChatGPT, Midjourney o Lalal.ai han democratizado el acceso a estas tecnologías, facilitando los procesos creativos que antes requerían de habilidades especializadas. Sin embargo, al igual que cualquier herramienta, la IA también puede ser empleada con fines cuestionables. En ese sentido, en una reciente entrevista en el podcast de Álex Fidalgo, 'Lo que tú digas', el filósofo, ensayista y pedagogo español José Antonio Marina Torres abordó el uso de la IA en China para el control social. Según el catedrático, «para lo que se está utilizando la inteligencia artificial son para dos cosas: una es la robótica y otra es el control de las personas».

Uno de los mecanismos más destacados en este contexto es el denominado 'carnet por puntos conductual', conocido oficialmente como el Sistema de Crédito Social Chino. Este sistema, que comenzó sus pruebas regionales en 2009 y lanzó un piloto nacional en 2014, asigna una puntuación a cada ciudadano basada en su comportamiento diario, recompensando las acciones consideradas positivas y penalizando las negativas.

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«¿Qué es lo que se está haciendo en China con el carnet por puntos conductual? Ya tienes más de 100 millones de personas que tienen su carnet de puntos. Todo lo bueno que hacen tiene puntos positivos y todo lo malo, que es: falta al trabajo, se ha emborrachado, ha tenido una pelea, tiene multas de tráfico…», explica, señalando que las consecuencias de una baja puntuación pueden ser significativas para la vida de un individuo: «Cuando se presenta con su carnet, quiero que me den un piso, dice: 'no'. ¿Por qué? Porque no tiene los suficientes puntos». Es decir, una puntuación insuficiente limita la libertad de sus ciudadanosrestringiendo el acceso a servicios básicos, oportunidades laborales e incluso la posibilidad de viajar.

Por último, el catedrático concluyó con una reflexión inquietante: «Y mi idea es que está ganando el modelo chino». Esta afirmación sugiere que el enfoque de China en el uso de la IA para el control social podría influir en otros países, especialmente si se percibe como efectivo para mantener el orden y la cohesión social. Sin embargo, existe un debate global sobre las implicaciones éticas y sociales del uso de la IA para el control de la población. Mientras que algunos argumentan que promueve comportamientos cívicos y fortalece la confianza social, otros lo ven como una herramienta de vigilancia masivaque vulnera la privacidad y la libertad individual.