flamenco
Tomatito: «Tras morir Camarón los cantaores no me llamaban. Me hice solista a la fuerza»
El guitarrista ofrece un concierto en el teatro de la Maestranza donde rendirá homenaje a Paco de Lucía en el décimo aniversario de su muerte
La Bienal más sevillana
AC/DC dará en Sevilla su único concierto en España de la gira 'Power Up Tour Europa 2024
Qué hacer en Sevilla este fin de semana

Tomatito, o mejor dicho, José Fernández Torres (Almería, 1958), tiene en sus genes la guitarra. Siendo niño escuchaba tocar a su padre, llamado también Tomate, y a su abuelo, Miguel Tomate. Es sobrino del legendario tocaor Niño Miguel, a quien admira muchísimo, ... y padre de otro guitarrista, José el Tomate que sigue la saga. Este sábado se sube a la escena del Teatro Maestranza para ofrecer un concierto en el que rendirá homenaje a Paco de Lucía, su gran ídolo.
—Sólo frente al respetable ¿con qué programa?
—Pues voy a hacer temas dedicados a Paco de Lucía y a Camarón, y también otros temas de discos míos, una rondeña dedicada a los antiguos, y me voy a pasear por mi música. Traigo de artista invitada a la Macanita que cante por lo que quiera ella, y habrá más sorpresas.
—¿Se siente un mito de la guitarra?
—No, no, la guitarra es infinita no se aprende nunca. Yo creo que ahora estoy aprendiendo. Mi disco nuevo está dedicado a mis ídolos, a Camarón, y hay una alegría dedicada a Paco y unos fandangos de Huelva dedicados al Niño Miguel.
—¿Aprendió usted de su padre o de Niño Miguel?
—Yo creo que en casa ninguno hemos aprendido de nadie. Nos hemos visto tocar y lo llevamos en los genes. Yo tampoco he enseñado a mi hijo, ni a mis nietos que tocan la guitarra escuchándome. Si te gusta y hay ganas, es lo que hay.
—Se llevó veinte años con Camarón, ¿por qué era tan especial?
—Camarón ha sido especial y lo es todavía. Aparte de cómo cantaba, que era diferente a todos, una musicalidad, una melodía, los quejíos suyos y el flamenco, él transmitía mucho. Y luego era una gran persona, y así cantaba. Yo tenía quince años cuando empecé a tocar con él. Cuando vino y le toqué en Málaga por primera vez salí del tablao y no me lo creía, pero ahora me lo creo menos. Antes era como un juego, porque cuando tienes quince años no te das cuenta de nada. Pero ahora yo pienso, he estado con Paco y Camarón, por favor, qué lujo de vida que he tenido.
—¿Y con Paco de Lucía?
—Lo conocía porque le tocaba a Camarón. Paco era mi ídolo. Mi profesor Pedro Blanco sacaba las cosas de los discos de Paco para ponérmelas a mí y yo las hacía todas, y me decían: «¡Mira, el niño tocando por Paco!».
—¿Sigue llevando la foto de Camarón y Paco en la funda de la guitarra?
—Sí, claro que sí. Esa no la quito.
—Tiene usted seis premios Grammy, premios Max, un premio César de Francia... Del barrio de la Pescadería de Almería al mundo. ¿Alguna vez soñó con algo así?
—Jamás pensé en eso, y tampoco me lo creo. Me lo dicen y digo, qué bien. Agradezco los premios, pero no me fijo mucho en estas cosas. Le doy las gracias a la vida, y al esfuerzo que le hecho, porque después de Camarón, cuando murió, mi mente fue un desastre. Me puse a pensar, ahora qué hago. Me hice solista a la fuerza, porque ¿a quién tocaba yo después de Camarón?
—¿No le llamaban los cantaores?
—No, no me llamaban, yo creo que porque todo el mundo ya tenía su guitarrista, pienso yo, o por lo menos quiero pensarlo. O también porque después de Camarón dirían que quién canta al lado de esta guitarra, eso también.
—¿Tras morir Camarón le pasó por la cabeza dejar la guitarra?
—Sí, claro que sí. Lo primero. ¡Madre mía!, pensé, ahora qué hago, y con tantos niños, entonces tenía seis, ahora tengo esos seis, los añadidos, más dieciocho nietos y una biznieta.
—Volvamos a Paco de Lucía, ¿cómo fue su relación con él?
—Éramos amigos, colegas..., Paco fue y sigue siendo mi ídolo, y cuando lo veía, sentía que no era normal estar con él con tanto confianza. Era muy simpático, porque para tocar así no se puede ser esaborío o mala persona, yo no lo entendería de ninguna otra forma.
—Hasta Paco de Lucía, los guitarristas tocaban para el cante, ¿Paco lo cambió todo?
—Paco abrió las puertas del mundo para que nosotros estemos donde estamos ahora. Estaba Sabicas que se había ido a Nueva York, pero Paco fue la gran revolución, situó la guitarra en los grandes escenarios, a él le llamaban, querían tocar con él.
—Usted ha tocado con muchos artistas, me han dicho que a Frank Sinatra le tocaba en su camerino...
—Es verdad (se ríe). Después de Camarón me llamaron para hacer una gira por Estados Unidos de telonero con Frank Sinatra y Elton John. Y yo dije: «Ya que no me llaman los flamencos, que no me llamaban, iré». Y me fui, y Frank Sinatra me trató muy bien, porque me vería apenadillo, y me ponía en la puerta de su camerino y tocaba la guitarra. Tengo muy buen recuerdo de ese hombre.
—¿Qué otros artistas le han impresionado?
—Uno que siempre habla muy bien de mí y al que admiro es George Benson, que es también uno de mis ídolos. Me llevó a su casa en Nueva York, y ¡gloria bendita!
—Tomate, ¿usted habla inglés?
—Nice to meet you y how are you..., y poco más. Y con eso me entiendo. La guitarra es universal, se entiende uno tocando.
—La saga sigue, su hijo José el Tomate ya está en el escenario. ¿Algún consejo?
—Lo está haciendo bien, es joven, pero es serio, está aprendiendo, y lo que tiene que hacer es trabajar. No lo hace mal, y me hablan bien de él.
—¿Diría que lo que más ha cambiado en el flamenco es la guitarra?
—Es que la guitarra es universal, el sonido lo entiende todo el mundo. Una letra el que no sepa español..., pero la guitarra, yo toco una melodía en Alemania y en Japón y es la misma. Esto es más fácil para los instrumentistas que para los cantaores.
—¿Para ser flamenco hay que ser gitano?
—No, no. Yo soy gitano y a mucha honra, pero no hay que ser así. Paco no era gitano, y tampoco don Antonio Chacón, y ahí está. La Niña de los Peines era gitana o Sabicas. ¡Gloria! Niño Ricardo, no. La balanza está ahí. Nosotros aprendemos de ellos y ellos de nosotros. El que es listo y piensa como yo le va mejor que pensar sectariamente, digo yo.
—Va a cumplir 66 años, ¿le queda cuerda para rato?
—Por ahora sí, mañana no le puedo decir. Como le digo yo a los niños cuando me visitan jóvenes guitarristas y me dicen lo bien que estoy. Y yo les digo: «Pues cuídate, si no, a mi edad estarás viejo y deteriorado». Y se ríen. Hay que cuidarse, pero sin proponérselo. Yo nunca he pensado no voy a salir, ni darme mala vida. Si me tengo que tomar una copita, me la tomo. Sentido común, y nada más.
Concierto de Tomatito
-
Dónde: Teatro de la Maestranza.
-
Dirección: Paseo Colón, 22.
-
Cuándo: 17 de marzo.
-
Horario: 20 horas.
-
Precio: de 30 a 50 euros.
-
Entradas: Teatro de la Maestranza
—¿Tiene giras este año?
—Muchas. De momento, después de Sevilla me voy a Oporto y a Lisboa, luego a Nueva York, Boston, Los Angeles y después a Alemania, París, Eindhoven, Polonia..., pero en casa, bueno cuando quiero estar tranquilico, me vengo para casa, aunque seas dos días.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete