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CRÍTICA DE MÚSICA

FeMÀS 25: gitanos y clásicos con mucho que decirse

El concierto que rompía fronteras del FeMÀS 2025 seguramente será este, que unía la música de los clásicos con la de los gitanos del Este y Oeste de Europa. Aquellos que tomaron las melodías zíngaras para componer sus obra clásicas y las de estos usadas aquí para devolverles la frescura, la improvisación, la falta de reglas de los intérpretes gitanos.

Il Suonar Parlante Orchestra y Vittorio Ghielmi (en el centro, viola da gamba) y LOLO VASCO

CARLOS TARÍN

Sevilla

FeMÀS 2025

The gypsy bands of the XVIII century

  • Programa: Telemann, Palúch, Bihari. Ghielmi, Graun, Vivaldi, Benda, Kirnenberger y varias piezas anónimas.
  • Intérpretes: Graciela Gibelli (voz). Il Suonar Parlante Orchestra: Jana Semeradova (flauta), Stano Paluch (violín), Alessandro Tampieri y Nicolas Penel, (violines), Laurent Galliano (viola), Marco Testori (violonchelo), Margherita Naldini (contrabajo), Marcel Comendant (címbalo) y Shalev Ad El (clave).
  • Viola da gamba y dirección: Vittorio Ghielmi.
  • Lugar: Teatro Turina.
  • Fecha: 29/03/2025.

Como suele ocurrir, el FeMÀS dedica alguno(s) de sus programas a cruzar líneas a menudo tan marcadas que somos incapaces de imaginarnos la música sin ellas. En este caso acercaba dos mundos distantes mediante la interjección de la música 'seria' y la gitana, debido a la influencia de una sobre la otra: oímos autores 'clásicos' que asimilaron melodías, ritmos y armonías de la música zíngara. A algunas de las piezas inspiradas por esta música, Ghielmi y los suyos intentaron extraerle ese carácter más libre que tuvieron las melodías inspiradoras. Hablamos de autores como los que se incluyeron en el programa: Telemann, Graun, Kirnenberger o Benda. De hecho, recordemos un pensamiento lapidario del interminable Telemann: «Después de sólo una semana de escuchar lo que se toca allí [en las tabernas polacas], tendrás suficientes ideas para toda la vida». Y así debió de ser, porque en este programa aparecen tres piezas suyas, frente a una del resto de los compositores invitados.

Fue precisamente este autor el que abriera el programa con una especie de resumen sobre lo expuesto arriba: 'Dolce – Allegro' del 'Concerto alla Polonese' TWV 43:G7 que habla de la influencia de las melodías polacas ('Saltus Pollonicus', la 'masura', de los gitanos del Este, cuya influencia se dejó notar en los compositores alemanes. Y así, si en el primero se oyó tal como lo escribió Telemann, 'Scaramouches' de la Suite en Si bemol mayor TWV 55:B8 del mismo autor dejaba ya sentir este carácter adquirido de la música gitana: se presentaban dos violinistas enfrentados, permaneciendo a nuestra izquierda el 'clásico' (Tampieri), brillante en todo, mientras el situado a la derecha improvisaba (Paluch, luminoso, y que procuraba no dejar de mirar al público para que se viera que no leía lo que tocaba), añadiéndose por último Comendant con el címbalo, para finalizar todos los músicos con la bella melodía.

Anónimas -para evidenciar su carácter popular- fueron las danzas que le seguían: la húngara 'Czigány Tanz' ('Danza gitana'), a modo de preludio de la 'Magyar Tanz', que poco a poco va creciendo y sin solución de continuidad desemboca en la segunda, todo un dechado rítmico de extraordinaria celeridad. 'Hajduk Dance' corresponde originalmente a soldados que llegaron a ser bandoleros, y aquí conservan los ecos de las melodías originales, pero mostraba una factura más avanzada, tanto en ritmos como en armonías, y que venía a estilizar/actualizar la simplicidad de las melodías populares.

Otro momento destacado fue 'Mozart the Gypsy and Sirba', de donde 'sirba' es una canción tradicional rumana que János Bihari daría vida como Lassù Magiar, que el violín expondría como un lamento a la muerte del hijo del compositor, mediante una escala lenta y gitana, mientras el contrabajo golpeaba sus cuerdas 'col legno' (con la parte de madera del arco), y que servía de preludio (en palabras de Ghielmi) a la versión zíngara del 'Concierto para violín' en La mayor KV 219, en el que dio de sí todas las posibilidades del címbalo, al mostrar un virtuosismo inesperado.

Graciela Gibelli (soprano) y Stano Paluch (violín) lolo vasco

Además de su trabajo como arreglista de las obras del programa y acompañante lúcido, siempre se espera de Ghielmi, maestro de tantos grandes violagambistas de la actualidad -sin ir más lejos los hermanos Alqhai- nos ofrezca alguna pieza a la altura de su virtuosismo. Y la tuvimos: pudimos oírle el 'Presto' del 'Concerto para viola da gamba' en Re menor, en el que pudimos admirar su pulcrísimo sonido, su limpieza, expresión y el citado virtuosismo, tanto que en alguna ocasión puso en apuros al maestro, al elegir el tiempo más difícil. La maestría de su 'cadenza' está a la altura de muy pocos músicos.

Otros detalles nos lo trajo la curiosa 'Vielle' de la Suite TWV 55:Es3 con el uso de un arpa de boca, que no figura en su disco, recurso que imaginamos se añadió por buscar un poco más de color tímbrico. Destacamos también el trabajo sobresaliente de la flautista Jana Semeradov, que manejó tanto las de pico como el traverso con verdadera maestría y una sonrisa, especialmente en 'Saltus Pollonicus and Hungaricus'. O la labor del clavecinista Shalev Ad El, que dio toda una muestra de control absoluto de la velocidad en el 'Allegro Scherzando' del 'Concierto para clave' en Sol mayor de František Benda, por el que el público le tributó un sonoro aplauso sin esperar al final.

Otro aspecto que nos llamó poderosamente la atención es que en el final de ciertas canciones, como 'Iai Devlale so tẻ kẻrav', 'Mozart the Gypsy and Sirba' o 'Masura', los que los más gitanos se lanzaban a brillantes improvisaciones que nos parecían jazzísticas, y que en ocasiones no dejaban de recordarnos a dos maestros cercanos a ellos: el violinista Stephan Grapelli y el guitarrista gitano Django Reinhardt, aquí 'emulado' por el violinista Stano Paluch y el cimbalista Marcel Comendant, seguidos a ritmo de bajo caminante por la contrabajista Margherita Naldini.

La voz de Graciela Gibelli estuvo prácticamente unida a la música más abiertamente gitana, más auténtica, sensación reforzada por los instrumentos que la representaban. En el caso de 'Iai Devlale so tẻ kẻra', estuvo introducida ampliamente y luego acompañada por el címbalo, característico instrumento con una caja como la de los salterios, pero mucho mayor, golpeadas sus cuerdas por dos mazos. Cuenta con un pedal de uso parecido al del piano, es decir, para mantener los sonidos en el aire a voluntad. En esta canción especialmente, su presencia y voz delicada sumaban un resultado de autenticidad. Aunque lograría superarse, cercano a la emoción, con 'Cântec de leagăn', una canción de cuna, con la elegante ayuda del címbalo. La única aria 'occidental', y por cierto bellísima -no sólo por la misma música, sino por la expresividad que la cantó- fue 'Solo per voi tra mille e mille' de Telemann; por una vez agradecimos oírle un poco de vibrato, que humanizara más su canto, en el que sobresalió su técnica. Y con aire verdaderamente festivo terminaba a lo Ella Fiztgerald al usar unos versos sin significado para la canción 'Trana nanna', simplemente como apoyo para la música, nombrada por el mismo Ghielmi como 'scat'. Estaba claro que el jazz estaba en el ambiente.

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