Irene Escolar: «Asusta que podamos repetir los errores del siglo XX»
La actriz protagoniza «Dime quién soy», adaptación literaria de la novela de Julia Navarro, que Movistar+ estrena el próximo día 4

«Dime quién soy» es un dispensador de lágrimas, algunas trágicas y otras alegres. Julia Navarro lloró en el rodaje de la última escena de la adaptación de su novela, lloró con los primeros vídeos que le pasaron y la presa terminó de derrumbarse ... cuando vio, recién montados, los primeros capítulos, al lado del productor y creador José Manuel Lorenzo .
El espectador podrá juzgar por sí mismo el próximo viernes , en Movistar+ , con el estreno de los dos primeros episodios, pero la autora ya tiene su veredicto: «Se ha cumplido lo que para mí era el objetivo más complicado, que mi novela estuviera en la pantalla, que yo la reconociera. Fue un momento emocionante. Se me cayeron unos lagrimones enormes».
A Irene Escolar también le brotan los sentimientos. Es sorprendente que pueda proporcionar felicidad ver a alguien sufrir de ese modo. Ella sabe mezclar corazón y técnica en las dosis exactas: «Había situaciones muy injustas. Me había empapado y había leído muchas historias reales, en cada capítulo estaba muy conectada con personas concretas. Así puedo acceder a la emoción de una manera mucho más fácil, es algo a lo que me puedo agarrar».
La actriz desvela algún ejemplo, ilustrativo del trabajo que ha desarrollado. Corresponde al tercer capítulo, cuando vive en Moscú la detención de un ser querido: «La impunidad para hacer eso y la injusticia es tan grande, que para mí era una secuencia muy importante. Había leído una biografía de varias mujeres, “Vestidas para un baile en la nieve” , que vivían en campos estalinistas. Tenía todo eso a flor de piel, porque hay experiencias tremendas. Era fácil acordarme de esas imágenes y conectar con esa emoción ».
Tanta pasión derrama que cabe preguntarse si sufre de verdad. «Tienes que colocar tu imaginación y tu cuerpo al servicio de una serie de cosas que no son fáciles, pero una vez que pasa el día yo no sufro. Eso se queda ahí», cuenta la actriz, protagonista absoluta de «Dime quien eres». Ella es Amelia Garayoa , «una mujer que está en una permanente huida hacia adelante, que no es una heroína al uso, sino un personaje poliédrico, lleno de matices», describe Julia Navarro, que se empeñó en que su personaje fuera interpretado por la perla de los Gutiérrez Caba .
La Amelia de ambas es testigo de «un siglo terrible» . «El siglo XX es el de dos grandes ideologías que provocaron millones de muertos, una gran tragedia. Lo que yo he hecho es contarlo a través de los personajes. Era un reto, pero no por contar una historia de héroes, sino por meterse en la piel, como siempre intento, de la gente común, que es capaz de hacer cosas extraordinarias», explica la escritora.
¿Haber leído tanto sobre esos horrores infunde pesimismo u optimismo sobre el siglo que vivimos ahora? «Ahora mismo no puedo ser muy optimista» , responde Irene Escolar, «pero también es que estamos en este momento y –resopla durante la próxima coma–, evidentemente, conocer la historia te hace pensar que o se aprende de ella o vamos a cometer los mismos errores. Y claro, eso asusta bastante, la verdad».
«Es aterrador», prosigue, «está lleno de crueldad, de horror, de injusticia. Sí, es terrible de dónde venimos y tampoco debería sorprendernos tanto dónde estamos , si no se aprende de todo eso».
La salud del alma
Pese a la grandeza de todo lo que le ocurre a su personaje, la actriz no resta valor a las vidas, más tranquilas, de un artista en nuestro tiempo: «Son también maneras de luchar, las de un actor o un escritor. El arte genera empatía, descubre otros universos, te hace sentir menos solo, te cuestiona, te enriquece y todo eso sirve para poder enfrentarte a la vida con otras herramientas, además de enriquecerte el alma, que es algo de lo que se habla muy poco . Sin la salud del alma, no creo que estuviéramos aquí tampoco. No me parece que nuestras profesiones sean frívolas. Son muy necesarias».
Irene Escolar, que ha hecho mucho más teatro y cine que televisión, completa con esta serie un año mágico en la pequeña pantalla, después de estrenar «Escenario 0» en HBO . «Sí, al margen de la situación en la que estamos, el arte me ha salvado de nuevo . He hecho, seguro, dos de los proyectos más importantes de mi carrera, dos cosas de las que me siento muy orgullosa y ahí quedan. El teatro es algo efímero, solo permanece en el recuerdo de quien estaba ahí. Lo que te permite algo grabado es que permanezca y la gente pueda revisitarlo y que tu trabajo quede parado en el tiempo. También me apetecía que eso ocurriera».
La actriz no hace sangre ni recurre a la condescendencia ante la ignorancia del entrevistador, cuando se le pregunta por una frase que pronuncia su personaje: «¿Te acuerdas de lo bonita y lo fácil que era la vida antes?». «La incorporé yo», responde. «Es de "La gaviota", de Chéjov . Nina le dice eso a Trigorin en el final de su vida, cuando ella ha cometido tantos errores y se ha equivocado tanto. Estábamos preparando esa escena y siempre me ha encantado esa frase. Por eso está ahí. porque siempre me ha parecido bellísima y por eso a ti te ha calado. Es Chéjov por algo. Creo que en ese momento funciona muy bien porque a veces uno da por hecho que las cosas tienen que ser así de luminosas y de fáciles y de bonitas y, cuando todo se pone oscuro y feo y complicado, echas de menos no haberte dado cuenta antes de lo que tenías ».
¿Aportó otras incorporaciones personales a la serie? «Muchísimas. He sentido una libertad profunda, he colaborado desde abajo en todo el proceso , en la escritura de los guiones, cosas de vestuario, sugerir actores… La verdad es que he estado muy involucrada, no solo yendo allí a rodar».
«Yo siempre intento trabajar de esta manera», añade, «pero no todos los proyectos son como este, en el sentido de tener la responsabilidad. Y tampoco en todos te sientes escuchado. Eduard Cortés es un director que te escucha mucho , y eso le hace superinteligente desde mi punto de vista. Con alguien que piensa que lo sabe todo y que no hay posibilidad de diálogo, porque no se puede equivocar, es muy difícil crear. Yo entiendo mi trabajo como un laboratorio de experimentación, de creación, de probar cosas y saber que algunas funcionan y otras no. Cuando te escuchan, el trabajo es muchísimo más enriquecedor».
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