'La semilla de la higuera sagrada': Analítica completa de una familia iraní
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El director no hace un cine simpático para el régimen y siempre anda, el hombre, huyendo detrás de sus películas allá donde pueda llevarlas

El director iraní Mohammad Rasoulof, como tantos otros en su país, mantiene una relación muy proporcionada con el cine, con la cárcel y con esas condenas a latigazos, invisibilidad y choriceo de sus bienes y pensamientos. Es cierto que Rasoulof no hace un cine ... simpático para el régimen y siempre anda, el hombre, huyendo detrás de sus películas allá donde pueda llevarlas. En el pasado Festival de Cannes consiguió llegar con ésta, 'La semilla de la higuera sagrada', y a Berlín hace unos años con la increíble 'La vida de los demás', sobre lo fácil que aplican en Irán la pena de muerte y la obligatoriedad que tiene cualquier ciudadano elegido al azar en convertirse en verdugo ocasional: ponerles el nudo y darle una patada a la silla.
Rasoulof cuenta en 'La semilla de la higuera sagrada' el ambiente social y de una familia durante los disturbios tras el asesinato de la joven Mahsa Amini, a la que se le administró un infarto por no llevar la yihab de forma apropiada. Es una película larga, quizá excesivamente larga, pero muy elocuente incluso para aquellos que miran a Occidente para ver al diablo, y huele a clandestina por completo, pues se ha rodado prácticamente en una casa y se ha utilizado mucho material y grabaciones en las redes sociales de los disturbios en la Universidad y las calles durante aquellos días. La película acusa, pues, esa falta de libertad de cámara y un probable apremio en su guion y montaje; pero golpea justo en el clavo y traslada no la metáfora del horror, sino el horror mismo de fuera hacia dentro.
El protagonista es un juez de instrucción que tiene que firmar sentencias de muerte y, ya si eso, luego instruye; no es un mal tipo, tiene algo de conciencia y una familia, mujer y dos hijas, a las que subyuga con cierta suavidad y maneras. También hay una pistola que desaparece y una paranoia que aparece, y un montón de evidencias de lo terrorífico que es ser y estar ahí… La secuencia del interrogatorio policial a su mujer y sus hijas, suave, demoníaco, es un fino estudio psicológico del mundo que afortunadamente no vivimos. Película detestable, claro, para ese régimen perverso y muy molesta, no tan claro, para tibios y equidistantes.
La historia pierde transparencia, se fuerza y retuerce hacia el final, cambia verosimilitud por 'thriller', pero incluso con sus agujeros y desperfectos es impactante y quien quiera puede santiguarse ante ella.
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