Complemento circunstancial
Andalucía es una cosa muy seria
La principal tarea que tiene por delante María Jesús Montero no es la de organizar la casa por dentro
La flamante secretaria general del PSOE de Andalucía, María Jesús Montero, se ha tomado el himno de Andalucía al pie de la letra. Al pie de su letra, claro. Porque parece que no ha terminado de entender aquello de que los andaluces queremos volver a ... ser lo que fuimos y, arrimando el ascua a su sardina, aún cree que nosotros —los de entonces y los de ahora— seguimos siendo los mismos andaluces que durante treinta y tres años confiamos nuestra suerte al partido socialista, sin cuestionar absolutamente nada. De ahí el tono de sus proclamas durante la celebración del XV Congreso Regional de su partido: «Se acabó vivir de las rentas», «no tenemos tiempo que perder», «cerrar este paréntesis» —como si los andaluces estuviésemos equivocados y tuviese que venir ella a sacarnos de nuestro error—, «ha empezado la cuenta atrás», han sido algunas de las arengas de la ministra —sí, sigue siendo ministra— que resumió su elección con un «¡qué subidón!», que estaría muy bien si los andaluces estuviésemos pensando en un cambio político. No es el caso, de momento.
El entusiasmo socialista, las pilas cargadas y todo el ambiente verbenero que rodeó el encuentro de Armilla no representa a la mayoría de los andaluces, que, muy al contrario, ven que Montero ejemplifica lo del refrán «una cosa es predicar y otra dar trigo» —aquí viene a predicar y para Cataluña reserva el trigo— y desconfían del relato político de quien actúa como si la nuestra fuera una región de segunda o de tercera. Ministra del gobierno de Sánchez de lunes a viernes, y aspirante a presidenta de la Junta de Andalucía los fines de semana es algo que no convence a la gente de la calle. Tampoco es que convenza mucho a sus militantes, pese a los resultados del congreso, no se crea.
Porque no solo de entusiasmo, de buenas palabras y de energía positiva vive nuestra tierra. Y el cuento de la Lechera nos lo sabemos tan bien como el de Pedro y el Lobo. La principal tarea que tiene por delante María Jesús Montero no es la de organizar la casa por dentro; es la de conectar, o reconectar, con una sociedad que nada tiene que ver con aquella de los años ochenta pero que tampoco tiene que ver con la que en 2015 decidió que sí, que queríamos volver a ser lo que fuimos y que ya no queríamos ser el trastero de España, ni el perrillo fiel del PSOE. Le va a costar trabajo a la ministra ganarse la confianza de los andaluces porque no se trata de sanidad pública —¿cuándo se jodió la sanidad pública en Andalucía?— ni de vivienda, ni de trabajo. Se trata de dignidad.
De la dignidad de una tierra que no se merece una dirigente a tiempo parcial, que «baja» en sus ratos libres y que deja la responsabilidad en un equipo, porque gran parte de su tiempo y esfuerzo lo absorben sus responsabilidades en el Gobierno de España como vicepresidenta primera y ministra de Hacienda. Andalucía es una cosa muy seria y parece que todavía hay quien no se ha enterado.
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