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tribuna abierta

Rimas y leyendas

De repente yo estaba solo en la iglesia que se había quedado completamente vacía y en tinieblas. No solo faltaban los bancos de madera y la gente que hasta hace nada se apretujaba en ellos junto a mí, sino que también estaban vacías las paredes y capillas

José María Jurado

Esta historia sucedió en el convento de Santa Inés, pero podría haber ocurrido en cualquier otro monasterio de Sevilla durante los conciertos que la Orden de San Clemente organiza en beneficio de sus comunidades. Sé que lo que voy a contarles es difícil de creer ... e inusual como tribuna en un diario tan grave y circunspecto, pero precisamente por esto me atrevo a relatarlo tal y como aconteció, sin adornos y alharacas. Si alguno de los lectores quisiera atribuirlo a un delirio de mi imaginación no podría censurárselo y por anticipado ruego su indulgencia en consideración a los gozosos días navideños.

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