tribuna abierta
Por un mundo más fraterno y solidario
Se hace conveniente acordar convenios con las escuelas universitarias de Psicología, de Trabajo Social y de Educación Social, para formar equipos de voluntarios que realicen sus prácticas universitarias

Las preocupaciones que a diario tenemos sobre la marcha del país y la confrontación política nos está llevando a descuidar el trato prioritario que debemos ofrecer a los sin techo y marginados, es decir, a las personas que encontramos en la calle solicitando ayuda para ... subsistir y que normalmente se atienden con una limosna.
Reconociendo que existen diversas entidades sociales que se dedican a la atención de las personas necesitadas, como son los comedores; alojamientos gestionados por distintas organizaciones o casas de acogida, para los que no tienen donde dormir; talleres de inserción social y/o laboral; atención a menores de familias desestructuradas o de zonas de marginación social, para reducir el absentismo escolar, etc., nos sigue faltando un proyecto integrador que, contando con un inventario de todas las acciones sociales que se vienen desarrollando y su infraestructura, tanto públicas como privadas, pueda dar cuerpo a una Organización que, de manera integral, pueda dedicarse a tomar contacto con las personas en exclusión social y realizar una ficha metódica de los motivos que a cada uno les ha llevado al estado de marginación que viven y el interés que muestren por su integración social y/o laboral, teniendo en cuenta su voluntad y el conocimiento de las habilidades que tienen para acceder a un trabajo determinado, previa la formación técnica que potencie sus propias habilidades, dejadas a un lado ante la propia rendición marginal.
En definitiva se trata de una actuación profesionalizada que incorpore acciones para dignificar a la persona junto a la ayuda económica necesaria para su subsistencia, demandando la coordinación de los servicios sociales disponibles, con la principal finalidad de sacar de la marginación y de la pobreza a las personas y familias afectadas.
Para ello se hace conveniente acordar convenios con las escuelas universitarias de Psicología, de Trabajo Social y de Educación Social, para formar equipos de voluntarios que realicen sus prácticas universitarias en esta Organización, que tengan vocación por los más pobres y suficientemente formados para entablar conversación con las personas dedicadas a la mendicidad callejera y los sin techo, para conocer su situación actual, los motivos que les han llevado a esta marginalidad, qué necesitan para cubrir sus necesidades y cómo creen que pueden salir de su situación.
Lo delicado de esta etapa es la discreción y mesura en el trato con los marginados, para no despertar mayores expectativas de la que se pueda atender en la siguiente etapa de acción, potenciando el valor del acompañamiento y la transmisión de que son personas que nos importan y por las que queremos trabajar para ayudarles a salir de la exclusión social en la que se encuentran.
Un trabajo de campo que realizado con rigor, supondría la demostración de que siempre se puede hacer algo más por los necesitados, proyectando sensibilidad hacia las personas de buen corazón; de las empresas que quieran ampliar y actualizar su Responsabilidad Social Corporativa y de la Administración Pública, poniendo como ejemplo esta experiencia para su ampliación en el resto del territorio nacional y su posible globalización.
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