pásalo
Cocalquivir
Sorprende que haya público que se sorprenda del narcotráfico del Guadalquivir
Vamos a ir pensando en cambiarle el nombre al río y bautizarlo con la actividad más lucrativa que lo convierte en una corriente de oro blanco. Desde Sanlúcar hasta la propia Algaba, ya pasada la capital andaluza, el viejo Guadalquivir es una pasarela para las ... narcolanchas.
Abierta la ruta el siglo pasado para los yerberos de los campos marroquíes, las nuevas alianzas entre narcos colombianos y mexicanos con los «emprendedores» sureños, han apostado por la dama blanca que multiplica los beneficios y aún hace más rentable el tráfico fluvial. Mientras sale por el norte, la nieve entra por el sur, llegando desde el otro lado del charco, bien en grandes mercantes, bien en sofisticados narcosubmarinos como el que se logró reducir este pasado mes de julio. Entre los medios policiales no resulta en absoluto extraño que la situación se haya escapado de las manos y que los modos y maneras de algunos profesionales del cartel de Sinaloa estén ejerciendo sus habilidades náuticas y alentando mentalidades muchos más agresivas para defender sus tonelajes a gatillazo de AK7 y sofisticadas armas bélicas. Créanme: el Guadalquivir lorquiano de las estrellas ha pasado de la poesía a estar dominado por las mafias de la farlopa, gente sin alma/que pierde la calma/con la cocaína, como cantaba Sabina.
Los últimos operativos de la Guardia Civil suman siete toneladas a finales del pasado mes de diciembre y esta semana casi tres en una nave de la Puebla del Río. Me sorprende que haya público que se sorprenda de esta industria estupefaciente, cuando se sabe sobradamente que, desde Sanlúcar de Barrameda hasta más arriba de Coria del Río, se ha levantado todo un entramado de almacenes camuflados y registros subterráneos para guardar tanta nieve como produce el río más meridional de España. Esto no ha pasado de la noche a la mañana. Ni de un año a otro. Se ha estado larvando durante el mismo tiempo que hemos visto cambiar el nivel de vida de ciudadanos que pasaban de coger arroz o pescar albures a lucirse por los pueblos ribereños con coches de alta gama. No ha habido sorpresas. Ha habido mirar para otro sitio. Era evidente que el dinero fácil corría por las islas y los caños del Guadalquivir, tanto como las quince gomas que se llegaron a registrar en alguna ocasión en una operación desembarco digna de la de Normandía. ¿Razones? Las puedo imaginar, pero no tengo cómo demostrarlas.
El Cocalquivir de los narcos parece explorado y mapeado por expertos cartógrafos de la casa de la Contratación indiana, incorporando a su territorio subafluentes y caños como el Brazo de la Torre, uno de los preferidos por los traficantes. Marlaska aún no ha ido a Barbate. Y tampoco ha explicado porqué el OCON Sur, que detuvo a más de diez mil traficantes e incautó mil cuatrocientas toneladas de droga, fue desmantelado inopinadamente. Si yo fuera narco le hubiera deseado una blanca Navidad un mes atrás…
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