Suscríbete a
ABC Premium
Semana Santa de Sevilla

la tribu

Diluvio

Tu padre solía decir: «Donde quiera que haya agua se podrá trillar»

Antonio García Barbeito

Esta funcionalidad es sólo para registrados

EN la escuela, los sábados tocaba historia sagrada. Te gustaban los milagros de Jesús, al que imaginabas como un mago capaz de todo, de convertir el agua en vino o de multiplicar panes y peces; de curar a un leproso o de hacer andar a ... un paralítico. Lo bueno de Jesús te admiraba, como te horrorizaban los supuestos castigos que contaban en el Antiguo Testamento, que Yahvé no se andaba con chiquitas con los pecadores y lo mismo mandaba un diluvio de cuarenta días y cuarenta noches lloviendo que una decena de plagas. Te daba miedo todo lo que contaban, pero más, quizá, la plaga de piojos o de langostas. Otra plaga de langostas, infinitamente más cercana en el almanaque, sonaba por la tribu: «Mi abuela dice que nació el año de los cigarrones…» Pero te imponía más un diluvio. ¿A qué cerro te subirías, si lloviera tanto? ¿A la torre de la iglesia, quizá? ¿A las azoteas más altas? ¿A un poste de la luz? ¿A los álamos más altos de la vera del río? No podrías; otros habrían llegado antes que tú.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación