Suscríbete
Pásate a Premium

EL RETRANQUEO

El instinto y la bolera

Los decretos son la trampa de quien invoca la ética política del oponente desde la carencia de ética propia

Hermana yo no te creo (2/1/24)

Echo de menos su luz (26/12/23)

Manuel Marín

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Admitamos que la visceralidad es tentadora, que tumbar decretos por tumbarlos y contemplar los bultos en la mandíbula de Sánchez en la primera votación relevante invitaría a un cierto regusto íntimo. Eso, si llegase a producirse el fracaso… que es muy dudoso por su ... alergia a la derrota y su mítica inclinación a aceptar extorsiones. Pero siendo realistas, más tentadora que la visceralidad es la racionalidad. Como mínimo, hay una veintena de razones para impedir la convalidación de los decretos. Deberían decaer porque quien creó el muro contra medio hemiciclo fue Sánchez. Porque él fracturó la vida pública en interés propio, y esa querencia se paga. Porque los decretos no son salvíficos pese a su escaparate de pensionistas felices, consumidores sonrientes y desempleados satisfechos. Son decretos diseñados para tensionar la deuda y disparar el gasto público a costa del bolsillo.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación