CAFÉ CON NEUROSIS
No hay Lady Macbeth
Casi todos los burócratas de Bruselas han olvidado que la guerra fría comenzó con un referéndum en Crimea, parecido al que los secesionistas catalanes ya anuncian que van a organizar
Campo de narcotraficantes
Los «no es esto» de hoy
Putin está solo. La madre de sus hijas hace tiempo que se independizó con ellas, y la atleta que se dedica a los servicios auxiliares de azafata no tiene otra in fluencia que la de elegir vestidos, que nunca se podrá poner en París… ... Al menos de momento.
Casi todos los burócratas de Bruselas se han olvidado de que la guerra fría comenzó con un referéndum en Crimea, alarmantemente muy parecido al que los secesionistas catalanes ya anuncian que van a organizar. Pero como Putin-Macbeth ya sabe que sus enemigos europeos practican la frivolidad de estar más pendientes de festivales de cine y de la organización de Juegos Olímpicos que del futuro político, invadió Ucrania para devolverlos a la realidad, porque un asesino no soporta que no lo tomen en serio. China lo frenó, porque no tienen las cosas a punto, y necesitan ultimar el control de los minerales de África, esos que nos esclavizarán en el futuro, y de los que dependeremos, después de tantos años en los que ecologistas seráficos europeos –como empleados sin sueldo– nos hayan convencido de que usemos coches eléctricos, que no funcionarán sin los componentes que nos venderá China. Asimismo, han calmado a Putin, y le han recomendado que vaya más lento; primero, porque China quiere fortalecer su mayor control de la economía mundial, y, segundo, porque si la guerra de Ucrania se alarga, Rusia se debilita y, también, Putin, al que China es posible que le busque un sustituto, porque la estabilidad de los psicópatas asesinos no siempre es previsible, y Macbeth tenía una señora a su lado, y brujas que se le aparecían y le daban ánimos. Es cierto que Putin carece de esos auxilios, pero controla armas nucleares, y tiene una soberbia tan inmensa que, cualquier día, ante una mínima humillación, puede responder con una ojiva nuclear de consecuencias imprevisibles.
Deslumbra el asombro –cateto y pueblerino– de los secesionistas catalanes con el cobarde Prófugo a la cabeza, seguido del ciudadano Aragonés García, porque se miran el ombligo y no ven allí a China, ni a Trump, ni la insólita carrera militar que quiere impulsar Alemania, ni el miedo de Finlandia o la intuición de Estonia, y el pálpito inquietante, en Polonia, de sospechar que la Historia se repita. Todavía no se han enterado de que su folclórico referéndum ha adquirido una categoría relevante, porque sus contactos con la Rusia del asesino de Navalni están en el rastreo de los servicios secretos de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, debido a su carácter de alta traición.
Y cada vez que el Gran Pijo de la Delincuencia, Donald Trump, hace alguna referencia a dividir la OTAN, más escudriñan los servicios secretos, y más relevancia les dan a los trapicheos de los catetos secesionistas con Macbeth-Putin. Y eso no lo puede arreglar Pedro I, 'El Mentiroso'.
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