necrológica
Amando de Miguel, 'in memoriam'
Fue un investigador incansable, conferenciante, colaborador en innumerables medios de comunicación

Con el fallecimiento de Amando de Miguel desaparece uno de los impulsores y artífices de la definitiva consolidación de la Sociología española, tras Salustiano del Campo y José Jiménez Blanco. Fue un destacado miembro de la generación de 1960 -entre ellos González Seara, José Castillo, por desgracia ya desaparecidos- o Juan Díez Nicolás y Carlos Moya activos ambos felizmente-. Fueron quienes dieron carta de naturaleza a la nueva Facultad de Sociología que tantos avatares sufría posteriormente y no todos encomiables, asentando esta disciplina dentro y fuera de la Universidad.
Amando destacó en múltiples facetas y no solo como profesor. Fue un investigador incansable, conferenciante, colaborador en innumerables medios de comunicación de prensa -entre ellos ABC o el Diario Madrid- con miles de artículos publicados hasta un mes antes de su fallecimiento, tertuliano en radio y en televisión y siempre lector infatigable. Una biografía inabarcable construida por una consistente ética de trabajo transmitida desde el hogar familiar, modesto en lo económico pero lúcido en el valor de la educación. del conocimiento y de los principios éticos.
Autor de mas de 130 libros, su producción intelectual abarca todos los aspectos de la realidad social. Desde los famosos Informes Foessa -una tarea hercúlea de radiografía de la sociedad española en el año 1970- o la posterior serie de Informes sobre la Sociedad Española en cinco volúmenes, deja un legado de análisis sobre todas las dimensiones de nuestra sociedad. Su popularidad está muy vinculada en efecto a sus análisis obre España, pero su categoría intelectual le llevó a publicar excelentes análisis sobre otras sociedades, algo muy excepcional en nuestro gremio. La bola de cristal: los intelectuales norteamericanos y el futuro del capitalismo; Los narcisos: el radicalismo cultural de los jóvenes; o El poder de la palabra: Lectura sociológica de los intelectuales en Estado Unidos -con 40 páginas de bibliografía consultada de intelectuales de ese país-; o su libro sobre Ensayo sobre la Población en México, denota la riqueza de su formación y la enorme amplitud y riqueza de su curiosidad intelectual.
No hay aspecto de nuestra sociedad en la que no haya dejado su inteligente legado de análisis y reflexión. Escribió mucho sobre política, directa e indirectamente -su Sociología del Franquismo es una excelente prueba, pero no menor es su testimonio autobiográfico en El final del Franquismo, Testimonio personal; o en su La Herencia del Franquismo; o en colaboración con José Luis Gutiérrez la radiografía del Felipe González en La ambición del Cesar-. Siempre acreditó su independencia y espíritu crítico, lo cual le ocasionó no pocos quebrantos, pero nunca escondió su criterio.
Su amplitud analítica le llevó a escribir un original y excelente Sociología del Quijote y Sancho Panza lee el Quijote, cargado de originalidad. También varios sobre la lengua como La Magia de las Palabras; Se habla Español; El idioma Español, e innumerables artículos. E igualmente media docena de novelas con trasfondo hispano. Y tanto en sus trabajos científicos como en los de creación literaria, escribió siempre un excelente español que hace leer con facilidad inclusos sus análisis más intrincados.
Seguramente fue la primera persona de España identificada como sociólogo, lo que denota su popularidad y su permanente presencia pública. Pero su independencia espíritu crítico le hizo también recoger amarguras. No fueron pocas. En los años 70 del pasado sigo, realizó las oposiciones a cátedra y el propio Carrero Blanco presionó activamente al Tribunal para impedir que Amando obtuviera la cátedra. Pero como tantas veces se ha recordado en el caso de «Jueces en Berlín» había también catedráticos en España, y Sánchez Agesta, Jiménez Blanco, Francisco Murillo, Salustiano del Campo y Efrén Borrajo, se la otorgaron por unanimidad; aunque no finalizó ahí su pesar: no apareció su nombramiento en el BOE y solo después de la muerte de Carrero el nuevo Ministro de Educación, Martínez Esteruelas y siendo Subsecretario Díez Nicolás, por fin se publicó y pudo tomar posesión de la cátedra. En otro momento, un artículo suyo comentando un sermón de un Capellán Militar en una Academia de Suboficiales, le ocasionó un Consejo de Guerra, la condena, la cárcel y distorsiones personales de todo tipo.
Nunca sin embargo exhibió ni pidió recompensas por sus padecimientos, como tantos hicieron. Tampoco finalizaron sus quebrantos con la democracia. Por ser el primer firmante del Manifiesto de los 1.000 en favor de la convivencia del español y el catalán en esa región, cuando las cosas no habían alcanzado el nivel del presente, fue prácticamente expulsado de la Universidad y de la propia ciudad de Barcelona. Dentro de la Universidad nole faltaron tampoco incomodidades, en muchas ocasiones por sus posturas científicas argumentadas. Algunas las describió en su libro con un título descriptivo de su propia biografía: Escritos contra corriente.
En la esfera privada Amando de Miguel, aquel niño que quiso pintar más que escribir, entusiasta del arte, ha sido una persona dulce, de trato encantador, curioso y abierto a todos los ámbitos de la cultura y profundo amante de España.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete