hay que vivir
Ardillas de Alvise, toca repensar el voto
La cuestión es cómo arreglar lo que no gusta, sin soluciones mágicas, simplistas, populistas o, al final, mentirosas
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El tal Alvise llama ardillas a sus votantes. Pues bien, ardillas, reflexionemos. No os voy a juzgar, no soy quién. No seré yo el que juzgue a 800.000 votantes, no soy partidario de los juicios conjuntos. Si algo odio es que me hagan acusaciones ... en plural. «Vosotros». Esa colectivización forzosa: «tú, que no eres un individuo, sino que formas parte de un grupo que piensa por ti». Suelo responder: «Si me vas a acusar de algo, mírame a la cara y dímelo en masculino singular».
Por eso no voy a juzgar a los 800.000 ciudadanos que entregaron su voto a Alvise Pérez en las elecciones europeas del 9 de junio, pero sí me gustaría conocer los motivos de su voto. Tras saltar el escándalo que va a poner fin a su breve carrera política, al tal Alvise sólo se le ocurrió difundir un vídeo preguntándose «¿Quién no ha hecho pequeños sacrificios de moral para llegar donde está?». Sacrificios de moral, dice, victimizándose. Pero, como ha contado ABC, tiene cinco causas que le pueden llevar al Tribunal Supremo.
Me escribe por redes uno de sus votantes: «Hola Juan, yo le voté porque soy una persona harta de los corruptos y él me dio cierta esperanza. Después de lo que ha salido, he visto que es un corrupto como todos los demás, por lo que no volveré a hacerlo. Lo hice en las europeas a modo de experimento, porque no iba a tener mucha influencia en España y para que pudiera estar más protegido a la hora de publicar más casos de corrupción, pero al ver que él es uno más y sus sugerencias a los seguidores, se acabó la fiesta también para él». Este mensaje lo reúne todo: corrupción, hartazgo, esperanza, experimento, uno más.
Escuchados los audios que ha desvelado Isabel Vega en ABC y leyendo los mensajes que mandan muchas ardillas al chat de Alvise, hay un enfado monumental con la pillada, con la huida hacia adelante, con esa incitación al delito. Seguro que hay fieles que continuarán a su lado. Es su libertad, y yo eso lo respeto, pero démosle una vuelta.
Para describir a Alvise hay decenas de calificativos. Yo me quedo con uno: antisistema. Yo no estoy para dar lecciones morales, ¡quién lo está!, pero de ahí a predicar con el abuso hay un trecho. Luis, se te acabó la fiesta. Votantes de Luis: hay que repensar cuál es la forma de arreglar lo que no os gusta, sin soluciones mágicas, simplistas, populistas o, al final, mentirosas. Ardillas, toca repensar el voto, y eso siempre es mejor intramuros del sistema.
Eso sí, los que creemos que nuestro modelo es imperfecto pero que sus fallas hay que arreglarlas desde dentro también debemos sentirnos concernidos: el voto antisistema emerge allá donde el sistema no llega o no se explica. Así que resto de ciudadanos, y clase política, dejen de etiquetar a las ardillas y convénzalas. Esto es un problema de todos. Mi granito de arena: España vive en el mejor sistema de su historia, esa es la verdad: defendámoslo. Se llama militancia democrática.
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