bala perdida
Elogio de Il Cavaliere
Le preferimos de mariachi de mamachichos a salvador de la patria
Nos creíamos librados de Berlusconi, pero no. Ahora va de grapa en la coalición alegre del inminente gobierno italiano. Y sonríe el éxito con la renovada dentadura de siempre. Tiene algo, su dentadura, de pulcra escolta. Berlusconi, como los grandes capos, sonríe más bien con ... la calva de implante, y no con la boca, y parece un tema italiano, pero es tema español, porque están en lo alto de su credo el vino y las minifaldas. A Berlusconi, si me paro, lo veo en algún Torrente, sólo que de cameo estelar, muy trajeado de rayos uva, diciendo eso de «a veces me miro al espejo y me parezco a Al Capone». Diríase la frase de obvio guionista, pero se atribuye al propio Silvio.
Tal y como anda de chusco el horizonte político, Berlusconi casi es un premio, porque va a poner lujuria de elocuencia y hasta elocuencia de lujuria a los desastres. Este tío ya se nos estaba quedando lejos. Antaño, fue cantautor de cruceros, ha grabado algún disco malo, y siempre se le vio venir como melómano de señoritas. Berlusconi ha reunido un fortunón, y ha madrugado mucho, incluso para ir a los Juzgados, donde ha sido un artista de dejarlo todo para el día siguiente. Así, hasta hoy, cuando Italia ya no está para fantasmadas, y todo urge para el día de ayer. Iba a la Unión Europea como el último playboy. Entendió la ley para defenderse, y pudiera mirar la quiebra de su país, o de otro, desde un avión privado. Berlusconi no ha leído a Groucho Marx, pero entendió que el matrimonio es la principal causa de divorcio. Mientras Europa estaba en el susto inicial del coronavirus, él encontraba otra novia. El disco que perpetró se titulaba 'El verdadero amor', que no era la política, sino el cortejo. De sus artes de cortejo saben suficiente esas canciones, y la policía. No es Al Bano, y vende pocos discos, y no hace bolos, pero entre velinas ha cumplido mucha gira. Cruza un aire de sultán de crucero y un aire de bolerista de bingo. Siempre está volviendo a los tajos de los que en rigor nunca se ha ido. Pero le preferimos de mariachi de mamachichos a salvador de la patria.
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