Carmen y otros nietos de Franco

Francis gusta de firmar Francis Franco, y se mueve próspero en los negocios. José Cristóbal no da un susto, y ha vivido sin el castigo de los focos un matrimonio largo con la impecable Jose Toledo. Más de tres décadas estuvieron juntos, hasta que se acabó lo que se acabó. Ni en ese momento ocuparon los papeles del colorín más allá de un titular ceñidísimo, que dio ella: «Es lo que hay».

Mariola también milita en la discreción, y su agenda es la de mover empresas de arraigo familiar, o no tanto, como su hermana María, que tampoco ha salido ave de cóctel o escaparate. Vive huida. Mariola se casó en los setenta con Rafael Ardid, y llegó al altar del brazo de su abuelo, el Generalísimo. Se trata de gentes silenciosas, José Cristóbal, y Mariola, y María, a las que no se les escapa que el apellido igual acerca a un paparazi que ahuyenta a la clientela desviada que ve 'El Intermedio'.

Ave de cóctel, o de escaparate, sí ha salido Carmen, naturalmente. Carmen cumple de famosa por el resto de la familia, más el auxilio a ratos de Jaime, el menor de los nietos del Caudillo, que ha salido tirando a desbridado, aunque últimamente vive muy quieto. Se casó con Nuria March, con quien tiene un hijo, y luego se divorció. Hasta el divorcio, no había asomado del todo el Jaime Martínez-Bordiú que hoy más o menos conocemos, entre el convidado sorpresa de los platós de la telerrosa, zona descarriados, y el chico bien que a veces se lo monta mal. Sostuvo un prometedor noviazgo de años con Patricia Olmedilla, una chica de la aristocracia de oro nacional que acabó casándose con el empresario Gonzalo de la Cierva. Se ha desempeñado de empresario del 'bisnes' inmobiliario y de abogado con universidad. Como su hermano Francis, ha ejercido en el consejo de administración de varias sociedades familiares. En su entorno más ceñido le han tenido siempre en cuenta su preparación de jurista.

Carmen ha sido mujer de ponerse el mundo por peineta, y ha barajado hombres con la despreocupación de quien cambia de negras gafas fastuosas, que son las que a ella le gustan. Mucho más allá de sus sucesivos consortes, con boda o no, estamos ante una mujer que se casó para siempre con la soltería, que es el ahínco o mérito de vivir suelta, según el albedrío del día. En su biografía sentimental están el Duque de Cádiz, Jean Marie Rossi, Roberto Federici, José Campos o Luis Miguel Rodríguez. Yo creo que tiene todo el repertorio de reportajes de famosa de oficio, incluyendo el posado de enseñar la casa propia, y no por farde, sino porque quería venderla. Jaime siempre tuvo trato de alegre soltura con la prensa, y los que dicen conocerle de alma le adornan de tipo entrañable y acaso el más natural de la familia Franco. El más franco, en fin, de los Franco. Carmen reúne algo de novia a la fuga. Enseguida se apunta al susto saludable de pensar lo contrario a la mañana siguiente. Jaime trabajó una rebeldía con más gomina que causa.