casa de fieras
Icocaine pro
La sociedad se convierte en una manada de ovejas que vive pendiente del pienso que le echen
25 años más, no, por favor
Los premios literarios
Llevaba tiempo sin viajar en autobús, pero como Renfe está funcionando mejor que un reloj suizo, no me quedó más remedio que comprar un billete en Alsa para llegar a Norteña. A mi vera, una chica de mediana edad comenzaba a sacar cables blancos ... para cargar su vida. No le bastaba con uno sólo. Al ver que yo no hacía uso de mi USB asignado, me pidió utilizar ese puerto con cierta excitación, como si fuera un camello que acababa de avisarla de su inminente llegada. Antes de la primera parada, en la terminal 4 del aeropuerto de Barajas, conté tres dispositivos que estaban enchufados: un reloj inteligente, una tableta y unos cascos inalámbricos. Cada vez que sonaba el timbre de una notificación, el 'modus operandi' de la moza era el mismo. Primero miraba su reloj inteligente, después desbloqueaba su teléfono, se ponía a escribir a toda mecha y, tras comprobar que no quedaba mensaje sin contestar, le daba al 'play' en la tableta para continuar viendo una película. Antes de llegar a Lerma repitió esta secuencia entre treinta y cuarenta veces. Yo paseaba por París, años 40, en la monumental novela de Juan Manuel de Prada, 'La ciudad sin luz', pero a medida que a la chica le llegaba otro «jaja» y otro «lol» a cualquiera de sus dispositivos vinculados, me imaginaba que yo era un miembro de las SS irrumpiendo con una patada en la puerta en la habitación de mi adicta vecina para llevarla a cualquier paredón de la otrora ciudad de la luz.
Me hizo pensar en cómo narices vamos a vender periódicos o libros, si cada tres o cuatro minutos estamos pendientes de ver qué nos han dicho, aunque sea una absoluta gilipollez, a través de cualquiera de las drogas que dispensan en esas tiendas impolutas que venden los gramos a mil euros. Lo del Chapo Guzmán o Pablo Escobar es un juego de niños comparado con lo de los 'ceos' de estas empresas de tecnología que están volviendo a las personas dependientes de la nonada. Odio el tema de las apariencias, pero estoy casi seguro que mi vecina de trayecto no era la presidenta del Banco Mundial de Alimentos ni estaba llevando a cabo la defensa de Ucrania frente a Rusia. Me atrevo incluso a asegurar que sus conclusiones no afectaban al orden mundial ni que estaba tramando con Elon Musk el lanzamiento de misiles de corto alcance para garantizar la cobertura en la selva africana. Entonces, en qué momento hemos permitido que nuestra vida se vea alterada cada dos o tres minutos porque participamos de un grupo de Whatsapp en el que veinte participantes van comentando la vida como si estuvieran en el parque haciendo botellón. En estas condiciones, la sociedad se convierte en una manada de ovejas que vive pendiente del pienso que le echen en la conferencia tecnológica del año que viene, donde los narcos presentarán un nuevo modelo que adivina el mensaje que aún no has recibido, mediante inteligencia artificial. La versión pro, que costará dos mil euros, redactará tu contestación para que ni siquiera tengas que pensar. Y luego que si la maría es dañina.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete