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La Alberca

La literalidad monteril

El circunloquio exculpatorio de la vicepresidenta es un ejemplo radical de sanchismo: nosotros escuchamos mal

La cal de los ERE

Presupuesto 2050

Alberto García Reyes

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La manera de pedir disculpas de María Jesús Montero es tan aparatosa que da grima. Tres días después de su 'boutade' acerca de la presunción de inocencia, que no es una metedura de pata por lo que quiso decir sino por cómo lo dijo, ... la vicepresidenta primera del Gobierno, ministra de Hacienda, vicesecretaria del PSOE, secretaria general del PSOE andaluz y candidata 'in pectore' a la Junta de Andalucía –tomo aire y sigo– ha rectificado dejando una parte de la culpa de nuestro lado. «Si de la literalidad de la expresión que utilicé se puede concluir que yo he puesto en cuestión ni más ni menos que la presunción de inocencia, que es un pilar de nuestro Estado de derecho, pues evidentemente la retiro y pido disculpas». Esta es la literalidad de su circunloquio exculpatorio. Una sucesión de curvas que, en un análisis de texto elemental, nos lleva a una conclusión muy sencilla: la ministra reparte la responsabilidad de su despropósito entre lo que ella dijo y lo que nosotros entendimos. Porque en la política española contemporánea no tienen hueco las palabras perdón y dimisión. La humildad, que es el cimiento de la honestidad, está erradicada de la vida pública. Nadie sale ahí a reconocer limpiamente un desaguisado. El sanchismo está basado en la infalibilidad suprema. Es decir, tiene una pátina de divinidad.

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