
El «Entroido», patrimonio gallego en auge
Llega el tiempo de «peliqueiros», «cigarrones», «pantallas» y demás personajes típicos de una tradición muy arraigada
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1234567Verín
El «cigarrón» se convierte en autoridad en el pueblo - efe Cada lugar de la geografía española tiene su forma de celebrar los carnavales, con elementos distintivos que la hacen de especial interés cultural. Las chirigotas gaditanas o los impresionantes desfiles que convierten Canarias en un Rio de Janeiro patrio son algunas las muestras más conocidas, pero Galicia esconde en sus típicos «Entroidos» toda una simbología y tradición que convierte estas fiestas en algo casi religioso para sus ciudadanos, además de llamar la atención de un número creciente de visitantes año tras año.
Una de las imágenes más conocidas es la del «cigarrón» de Verín, la máscara más famosa de la comarca de Monterrei, caracterizada por ir saltando y golpeando con su «zamarra» a todo el que se le cruza en el camino, sin que el agredido pueda responder. Pese a que su origen no se conoce con total seguridad, antiguamente pedía dinero a los paseantes y se identifica con un cobrador de impuestos o levantador de caza de los señores de la comarca.
Laza
La tradición se transmite de generación en generación - Miguel muñiz En Laza, las figuras centrales de las festividades son los «peliqueiros», muy similares a sus homólogos verineses, cuyo nombre se toma de las pieles que llevan en la parte trasera de sus máscaras a modo de coleta. En su indumentaria tampoco falta la chaquetilla, camisa blanca, corbata, lazos, pompones y fusta. Para verlos, el mejor momento es el domingo de carnaval a la salida de misa.
Xinzo de Limia
Las «pantallas» son el centro de la festividad en Xinzo - efe Para completar el triángulo más famoso de los carnavales orensanos, aunténtica meca de la tradición gallega, no pueden faltar las «pantallas» de Xinzo de Limia. Ataviadas con calzones largos de color blanco y adornos de colores vivos, su cometido es el de velar porque todo el mundo vaya disfrazado e incordiar a los que no lo hagan saltando y haciendo ruidos a su alrededor. A diferencia de las dos anteriores, estas no van «armadas» ni suelen tocar a sus víctimas.
Viana do Bolo
La «fariñada» es una de - miguel muñiz Los carnavales no son solo días de fiesta, sino que en Galicia también se aprovecha para cultivar la gastronomía tradicional. Las «filloas», orejas y el cocido llegan a todos los hogares. Otro de los protagonistas de los días de «Entroido» en la localidad de Viana do Bolo es la «androlla», un embutido elaborado a base de tripa gorda rellena de costilla de cerdo adobada, sal, pimentón y ajo.
Además, aquí se puede encontrar la popular «fariñada», en la que los participantes se tiran harina al estilo de la «tomatina» de Buñol o la fiesta del agua de Vilagarcía.
Ulla
En la comarca hay «generales» de todas las edades - Miguel Muñiz En la comarca del Ulla se celebra otro de los acontecimientos de cada año, el «Entroido do xenerais», documentado desde los años 70 del siglo XIX, en el que se representan escenas diversas marcadas por la sátira social. Se trata de un acontecimiento espectacular por las vestimentas y adornos, así como por la escenificación a caballo. Los participantes mantienen diferencias según la parroquia de la que procedan.
Maceda
Máscaras de «felos» - Miguel muñiz Los «felos» de Maceda son primos hermanos del «peliqueiro» y el «cigarrón». El origen de su nombre es incierto y las teorías que se barajan van desde la germánica «fillón» en alusión a su potestad para golpear a una variante de la palabra «felón». En tiempos eran la autoridad del pueblo en esas fechas, y a su carácter inicialmente anárquico se ha pasado actualmente a los grupos organizados de máscaras.
Chantada
Los «peliqueiros» y «volantes» se apoderan de la villa lucense - Miguel muñiz La Ribeira Sacra, además de zona de buen vino, es el lugar donde se celebra uno de los «entroidos» más característicos de Galicia. El «ribeirao» de la localidad lucense de Chantada es una tradición recuperada a mediados de los 90 tras unos años ausente en la agenda de sus habitantes.
El gran día es el martes, en el que se produce el «Enterro de Santo Entroido», al que se introduce en un féretro para acabarlo cubriendo con hojas. Entonces, los «volantes» bailan alrededor de la caja fúnebre mientras el cura y el sacristán intentan resucitar al cadáver.