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Cuando Valencia fue epicentro de la agitación anarquista
En enero de 1933 tuvo lugar en la ciudad y en diversas localidades una insurrección anarquista que acabaría con una decena de muertos
Durante enero de 1933, Valencia se convirtió en una de las provincias protagonistas de la revolución anarquista, la segunda de las insurrecciones que llevó a cabo la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) durante la II República.
La etapa más sangrienta de la CNT tuvo lugar entre enero del 32 y diciembre del 33, con un continuo intento de establecer el comunismo libertario en diversos lugares. Sus dirigentes propiciaron desde un primer momento la acción espontánea del pueblo para denunciar las deficientes condiciones de vida de la clase trabajadora.
Es en este contexto, se intentaron tres grandes insurrecciones: la primera, en enero de 1932, que afectó a mineros, obreros textiles y campesinos del Alto Llobregat; la segunda, con mucha más amplitud, provocó numerosos disturbios en Madrid, Barcelona, Andalucía y Valencia; la tercera, en diciembre de este mismo año, se centró en Aragón, aunque también se extendió en parte por Andalucía, Levante y Galicia.
La revolución de enero de 1933 se inicia el día 1 del mes con la explosión de varias bombas en la sede de la CNT de Asturias y con diferentes disturbios en Sevilla, Lérida, Ciudad Real, Barcelona y Gijón durante los días posteriores. En Valencia, comienzan a agravarse las huelgas de los tipógrafos, los metalúrgicos y los empleados de la empresa Electra. Unos sucesos que recogió ABC desde el primer día bajo el titular «Agitación social y perturbaciones del orden público».
Intensos combates
A estas «agitaciones» se sumaron las organizaciones anarcosindicalistas en poblaciones como Ribarroja, Bétera, Benaguacil y Utiel. El 8 de enero estallaron varias bombas en Gestalgar y en Bugarra tiene lugar un intenso combate para intentar someter a los anarquistas que se saldó con cinco guardias muertos y varios heridos y se proclamó el «comunismo libertario».
En Pedralba, relataba ABC, el movimiento sedicioso comenzó con la explosión de una bomba de gran potencia: «Ya en poder de los revoltosos estas armas y municiones, se dirigieron al cuartel de la Guardia Civil diciendo que eran el Comité de la República libertaria que se había declarado en toda España y en el Ayuntamiento, donde colocaron una bandera roja». Durante la insurrección en esta localidad murieron un guardia civil y un guardia de asalto, además de diez paisanos.
El resto de altercados que recoge el diario durante este día son dos torres de electricidad voladas cerca de Sagunto, el intento de incendio de varias iglesias en Valencia y un Guardia de Seguridad asesinado también en la ciudad.
Pasada una semana, serían suspendidos los alcaldes de Bétera y Bugarra «por supuesta complicidad en los sucesos revolucionarios».
El 10 de enero, ABC abría su portada nacional con los altercados de la noche anterior bajo el titular «Estalla en Madrid, Cataluña, Valencia y otra provincias un movimiento revolucionario, rápidamente sofocado, que produce muertos y heridos». En sus páginas interiores, explicaba el estallido de bombas desde las siete de la tarde y el posterior «restablecimiento de la normalidad en todas las poblaciones» con más de un centenar de detenciones y clausura de sindicatos.
Desplazamiento a los pueblos
En días posteriores, el diario siguió informando sobre el desplazamiento a los pueblos de «los intentos de sedición anarcosindicalista» y la explosión de una bomba en la redacción del periódico «La Voz Valenciana», que mató a un vendedor de prensa.
Los ataques con tiros y bombas a los tranvías en Valencia también fueron muy habituales durante estas jornadas, aunque las víctimas mortales -entre conductores y pasajeros- se producirían en la tercera insurrección de diciembre de 1933.
Aunque el Comité Nacional de la CNT dijo que la insurrección había sido «de pura significancia anarquista», declararon que esa no era su revolución.
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