abandono escolar
El 70% de los «ni-nis» se arrepiente de haber dejado sus estudios
Castilla y León consiguió el curso pasado la tasa más baja desde 2000 y se situó en el quinto mejor puesto a nivel nacional, aunque sigue a ocho puntos del objetivo europeo para 2020
Son jóvenes de entre 18 y 24 años que ni han completado la segunda etapa de la Educación Secundaria ni siguen ningún otro tipo de formación. Se les considera víctimas del abandono temprano de la educación y ahora más que nunca, con el paro disparado, sufren los efectos de un «fracaso» que complica su retorno al sistema y dibuja una alternativa imposible de integración. En Castilla y León, según los datos publicados por el Ministerio de Educación, la tasa de referencia se situó el último curso en un 18,8% y, a pesar de superar con creces el objetivo del 10% fijado por la Unión Europea para 2020, es la mejor desde que la Comunidad asumió las competencias -por primera vez se baja del 20%- y sitúa a la región en el quinto lugar del «ránking» nacional (por detrás de País Vasco, Cantabria, Navarra y Asturias). Por sexo, las peores cifras las ofrecen los varones, que duplican los porcentajes de las féminas, mientras que en su distribución provincial (aunque el propio Instituto Nacional de Estadística advierte de que han de ser tomados con precaución por los tamaños muestrales) destacan negativamente los de Zamora, donde se frisa un 27% de abandono temprano . En el otro extremo se encuentra Valladolid, que con un 10,9% estaría en el nivel de los modelos europeos con mejores resultados.
Más allá de las estadísticas, la Consejería de Educación acaba de firmar un acuerdo de colaboración con las universidades de Valladolid y Alcalá de Henares para aprovechar las investigaciones llevadas a cabo en los departamentos de Pedagogía de ambas instituciones con el fin de reducir la alta tasa de abandono escolar temprano. «Es un problema capital que necesitamos conocer a fondo para diseñar soluciones», aseguró el consejero, Juan José Mateos.
Al frente del proyecto se encuentra la profesora y pedagoga María Luz Martínez Seijo, que utiliza como base de trabajo su tesis doctoral, «Estudio de la conexión entre objetivos educativos europeos y la política nacional y autonómica española en relación con el abandono temprano de la educación y formación: la situación de Castilla y León». El objetivo es buscar claves en un fenómeno que quiere abordarse desde todos los puntos de vista y que reúne a jóvenes, profesores y familias.
Los primeros resultados ya están sobre la mesa después de una trabajosa recogida de datos a partir de 400 entrevistas. «Hasta un 70% de los que abandonan el sistema educativo son jóvenes que ni estudian ni trabajan y que tampoco tienen opciones de retorno». El diagnóstico es duro, pero también abre una puerta a la esperanza. «El grado de arrepentimiento es serio, siete de cada diez lamentan haber dejado sus estudios», avanza Martínez Seijo, quien subraya cómo Castilla y León «sufre» un problema estructural que marca un alto grado de «éxodo juvenil».
Condenados a la marginación
En cualquier caso, recuerda que en torno a la mitad de los que dejan de formarse no tienen el título de la ESO. Sus dificultades a la hora de «reengancharse» se agrandan y el camino de vuelta suele pasar por los centros de adultos. Aquellos que sí cuentan con el título son los que se animan a volver a estudiar y eligen mayoritariamente la Formación Profesional . «La actual situación del mercado de trabajo hace que estos ‘ni-ni’ no puedan ser absorbidos en empleos no cualificados e intenten volver a FP», explica la investigadora, quien hace hincapié en el «boom» de esta modalidad y en el revés de un fenómeno que desborda la oferta de plazas complicando el ajuste de intereses. «Tienen un perfil de insatisfacción muy alto y poca motivación, que conduce a un nuevo abandono cuando la rama elegida no cumple las expectativas».
La alternativa para estos «ni-ni» es quedarse fuera del sistema «del todo». Martínez Seijo describe el sentimiento «de estar fuera de lugar» compartido por una gran mayoría que vive como «en una nebulosa» sin ninguna orientación ni base formativa.
«Cada caso es un mundo», defiende la que fuera portavoz socialista en la Comisión de Educación de las Cortes de Castilla y León a la hora de abordar las medidas necesarias. A su juicio, la prevención es fundamental y debe arrancar en Educación Primaria, «cuando el contacto con las familias es mayor, las actuaciones pueden ser más colectivas y es más fácil intervenir». Los perfiles más conflictivos dan la cara en Secundaria. Allí todo se complica y las acciones son menos efectivas, más caras y frustrantes.
En su equipo de «entrevistadores» ha participado, entre otros, Nieves Gómez, directora del Centro de Educación de Adultos Bernal Díaz del Castillo de Medina del Campo, que recibe al visitante con una frase inspiradora: «Se equivoca el que no quiere aprender por parecerle que ya es tarde». Su impresión tras el trabajo de campo es «optimista». Se ha encontrado con jóvenes «recuperables» que después de «un periodo de reflexión» en el que se han dedicado a «consumir el tiempo» se convencen de la necesidad de formarse y, entonces sí, son receptivos a la orientación. «El principal problema es la falta de motivación , que no ven perspectivas de futuro en el sistema educativo y tampoco la realidad», analiza Gómez, consciente de que antes se encontraban trabajos fáciles.
Empujarles todo el tiempo...
Desde su punto de vista, las víctimas del abandono escolar temprano necesitan «que se les empuje todo el tiempo, que se les lleve de la mano». Considera un momento crítico el paso de Primaria a Secundaria, cuando la adolescencia se une al cambio de estudios y se fragua el desinterés. «En general, he encontrado familias frustradas que incluso con problemas económicos han intentado ayudar a sus hijos en todo lo que han podido o más y no saben qué han hecho mal». No tiene recetas mágicas para atajar el problema, pero no se resiste a recordar que es necesario resolverlo, porque «un país sin formación no tiene futuro».
Desde la Junta, el director general de Política Educativa, Fernando Sánchez-Pascuala, tiene claro que el índice de abandono escolar temprano es «el menos educativo de todos» y, de hecho, recuerda que se extrae de datos de la Encuesta de Población Activa. Sánchez-Pascuala subraya que el objetivo para rebajar los índices de abandono pasa por incrementar el número de alumnos que se gradúan en Secundaria. Ese esfuerzo se centra «en los que están» para que consigan titularse «sea como sea» y, a ser posible, repitiendo lo menos posible. La Consejería de Educación sabe que aquellos que pierden muchos cursos llegan a los itinerarios de FP «agotados».
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