Marruecos, un mes después del terremoto: «Aún no nos llega nada»
El Gobierno marroquí ya ha puesto en marcha el proyecto de ayudas, pero sin resultado
Mohamed VI reaparece cuatro días después del terremoto para visitar a las víctimas en un hospital de Marrakech
Sigue en directo la última hora tras la muerte del Papa Francisco

Hace sólo un mes, Abdel vivía en una pequeña y sencilla casa cerca de las montañas del Alto Atlas, en Asni, con sus tres hijos y su mujer. Nadie se esperaba que a las 11:11 de la noche del 8 de de septiembre, el ... suelo de su casa y de toda la región de Marrakech temblases hasta el punto de destruir miles de pequeñas poblaciones. Marruecos, a esa hora, sufrió el mayor temblor de su historia que dejó un saldo de casi 3.000 muertos, 5.600 heridos y destruyendo más de 31.000 viviendas.
Un mes después, el miedo aún recorre el cuerpo de Abdel y su familia. Sin embargo, no es un miedo a otra réplica, como lo hubo días después del primer temblor. Es el miedo a permanecer por no se sabe cuánto en una tienda de campaña, que se levantó de manera provisional para los que perdieron sus casas. «En las tiendas por el día hace mucho calor, pero la noches ya son frías y el invierno aquí es muy duro», dice Abdel por teléfono.
La región afectada por el terremoto fue el Alto Atlas, y el epicentro del seísmo se localiza a unos 80 kilómetros de Marrakech. Por todo ese radio, hay cerca de 6.000 aldeas entre las provincias de Al-Haouz, Taroudant y Chichaoua que en su gran mayoría quedaron reducidas a polvo y escombros.
La gran labor ahora del Gobierno marroquí era reconstruir una de las zonas más pobres del país, que ya antes del seísmo estaba en el olvido.
El inmovilismo primero del reino marroquí –el Rey Mohamed VI tardó cuatro días en visitar un hospital donde se atendía a los heridos–, chocó con la rapidez en la respuesta humanitaria de la sociedad civil, que se echó a la calle para organizar la ayuda humanitaria.
Ayuda del FMI
Ahora, 30 días después, parece que el gobierno que lidera Aziz Ajanuch ya ha tomado cartas en el asunto. El Fondo Monetario Internacional anunció una aprobación del préstamo del Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad para Marruecos de 1.230 millones de euros. Además, el Reino de Marruecos prevé un presupuesto global de 120 mil millones de dírhams (casi 12 mil millones de euros) para un periodo de cinco años. Según el presidente marroquí, ahora la prioridad es reconstruir las viviendas, escuelas e infraestructuras básicas.

El 20 de septiembre, una reunión del gabinete de crisis presidida por el Rey sentó las bases del programa para estos presupuestos. «La primera versión del programa integrado y multisectorial, presentado ante el Soberano, cubre las seis provincias y prefecturas afectadas por el terremoto (Marrakech, Al Haouz, Taroudant, Chichaoua, Azilal y Ouarzazate), y se dirige a una población de 4, 2 millones de habitantes«, decía el comunicado oficial de la Casa Real. El proyecto incluye un plan de compensación de viviendas en las cinco provincias más afectadas. Esta cifra oscila entre los 80.000 ( para aquellas viviendas que se puedan rehabilitar) y los 140.000 dírhams (para viviendas totalmente derruidas). Una cifra complementaria con los 2.500 dírhams al mes por familia durante un año.
Al igual que se hizo durante la crisis del coronavirus, también se ha creado una cuenta especial para recaudar donaciones de particulares y aportaciones del sector público y privado.
Cuando el terremoto de Alhucemas en el norte del país mató a más de 600 personas y dejó a 30.000 sin hogar en 2004, se necesitaron más de dos años para realojar a todas las personas que quedaron sin hogar. La cifra actual es diez veces mayor: cerca de 300.000 personas necesitan realojamiento, advirtió Unicef. Las autoridades marroquíes fueron criticadas por aceptar ayuda extranjera limitada. Solo cuatro países pudieron operar en ayudas de rescate con la aprobación del Reino: Reino Unido, Qatar, España y los Emiratos Árabes Unidos.
De momento, las familias siguen esperando a que estas ayudas lleguen. «La ayuda no nos ha llegado», se queja Abdel. «La comida es escasas y los faltan productos básicos como los pañales o comida para los bebés».
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