Xi Jinping abandona China por primera vez desde el comienzo de la pandemia para visitar Asia Central
El líder chino mantendrá un encuentro personal con Vladímir Putin en su paso por Kazajistán y Uzbekistán

Xi Jinping se aventura por fin al extranjero. Han pasado más de dos años y medio, casi mil días, desde que el líder chino pusiera pie más allá de sus fronteras; antes de que la pandemia azotara el planeta y el gigante asiático se ... autoimpusiera un aislamiento todavía vigente. Este primer viaje oficial, que marca el reencuentro del país con un mundo cada vez más hostil y militarizado, tiene por destino Asia Central, la región donde las visiones globales de China y Rusia, más alineados que aliados, colisionan.
Durante los próximos tres días Xi visitará Kazajistán y Uzbekistán, donde participará en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái celebrada en Samarcanda. Allí mantendrá un esperado cara a cara con Vladímir Putin. Ambos se reunieron por última vez en febrero de este año, durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, cuando proclamaron una «amistad sin límites». Un día después de la conclusión de la cita deportiva las tropas rusas irrumpieron en Ucrania, invasión sobre la que China ha mantenido una pretendida ambigüedad que esconde un apoyo implícito. Esta guerra en la que Ucrania comienza a cosechar victorias –en la última semana ha recuperado más territorio del que Rusia ganó en los cinco meses precedentes– supondrá el principal tema de conversación entre los mandatarios.
China vuelve a salir al mundo, en cierto modo, por donde ya empezó a hacerlo. Fue en la Universidad Nazarbáyev de Astana, la capital de Kazajistán, donde en 2013 un recién nombrado Xi presentó la Nueva Ruta de la Seda, el más ambicioso de sus proyectos globales. «Esta visita refleja hasta qué punto Asia Central y las relaciones económicas constituyen el plan de acción de China en materia de política exterior», apuntaba Raffaello Pantucci, investigador de la Escuela Rajaratnam en Singapur y coautor del libro 'Sinostan: China's Inadvertent Empire', durante un evento reciente organizado por el Club Internacional de Corresponsales en China.
Niva Yau, investigadora de la Academia OSCE afincada en Kirguistán, también incide por teléfono en la dimensión económica de este primer destino, que no considera «una sorpresa». «A día de hoy, la economía global es un sistema marítimo. Sin embargo, Asia Central representa una gran masa de tierra que proporciona la posibilidad del tránsito de bienes y energía, lo que podría amortiguar el impacto de un posible conflicto en Asia Oriental», comenta en referencia a las crecientes tensiones en el estrecho de Formosa. «Ahora que Taiwán vuelve a plantear un serio problema, Xi quiere asegurar que Asia Central sigue ofreciendo el espacio para una vía terrestre».
Ante todo, seguridad
China contempla la región desde una óptica de seguridad nacional ante su cercanía con la provincia de Xinjiang, a la que Pantucci se refiere como «la séptima nación de Asia Central» dado que «étnica e históricamente ha compartido más vínculos con países vecinos que con China». El gigante asiático ha iniciado aquí una política de represión que, según denunciaba el informe de Naciones Unidas publicado hace dos semanas, ha causado «serias violaciones de derechos humanos» como el internamiento de más de un millón de personas en campos de reeducación. Las autoridades chinas han caracterizado estas medidas como parte de una campaña antiterrorista contra grupos que, en su mayoría, operan desde países de Asia Central, por lo que la colaboración gubernamental resulta necesaria para llevar la persecución más allá de sus fronteras.
La visita responde asimismo a la lógica interna de la región. En 2019, Kasim-Yomart Tokáyev fue nombrado presidente de Kazajistán tras 29 años de Gobierno de Nursultán Nazarbáyev. «Dadas las múltiples incertidumbres de China en su relación con el mundo, es más importante que nunca asegurar su amistad», señala Yau. «Tokáyev es un líder diferente a su predecesor, es muy patriótico y defiende una política exterior ambiciosa. Por ejemplo, afirmó abiertamente que Kazajistán no reconocerá los territorios ucranianos anexionados por Rusia, y en respuesta Putin espetó en su cara que Kazajistán forma parte de Rusia».
Una cuestión de superviviencia
El líder ruso ha planteado la invasión de Ucrania como una cuestión de soberanía, narrativa que amenaza también a los países de la antigua Unión Soviética. Por este motivo, aproximarse a la esfera de influencia de China podría jugar en su interés. «Cuando Rusia lanzó su acometida contra Crimea en 2014, corría el rumor de que Nazarbáyev había visitado Pekín para preguntar a Xi si China acudiría en su auxilio en caso de que Rusia hiciera lo mismo con ellos», recuerda Pantucci. «La ausencia de una respuesta directa llevaba implícito un no».
Eso no quiere decir que los países de la región no cuenten con otras opciones. «Asia Central está gravitando hacia los países árabes y el Sudeste Asiático. Está mirando al sur en lugar de al este, porque entiende que China mantiene una postura inocente respecto a Rusia. Cree que la guerra de Ucrania es fruto de problemas con Europa, un desafío al dominio de Occidente en cuestiones globales, pero Asia Central no lo ve así», explica Yau. «A sus ojos, Rusia está dando pasos para retomar la Unión Soviética y revivir su hegemonía en Eurasia».
China y Rusia compiten por expandir su ascendiente en Asia Central, aunque en opinión de Pantucci «su presencia en la región es menos importante para ambos que su alineamiento contra Occidente». Así lo reiteró ayer Li Zhansu, tercer hombre en la jerarquía del régimen chino, durante su entrevista con Putin en Moscú. «En la cuestión de Ucrania, vemos cómo han colocado a Rusia en una situación imposible. Y en este caso, Rusia hizo una importante elección y respondió con firmeza», sentenció, antes de añadir que «entendemos completamente la necesidad de todas las medidas tomadas por Rusia con el objetivo de proteger sus intereses clave, estamos proporcionando asistencia».
Sus palabras, difundidas por un comunicado oficial de la Duma, no constan en la versión del intercambio publicada por la agencia de noticias china Xinhua, que no hace mención alguna a Ucrania. Una discrepancia que evidencia los intereses cruzados de un turbulento escenario global al que Xi, y China con él, vuelve a asomarse después de dos años y medio de ausencia, empezando por territorio seguro.
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