Israel lanza una ofensiva sobre Beirut, el primer ataque desde el alto el fuego de noviembre
Tel Aviv afirma que había fijado como objetivo un edificio en los suburbios del sur de la capital del Líbano usado por Hizbolá para «almacenar drones»
La ONU denuncia que Gaza lleva «más de tres semanas» sin ayuda humanitaria

El terror y el pánico volvieron a las calles de Beirut con el primer bombardeo de Israel desde el acuerdo de alto el fuego alcanzado con Hizbolá en noviembre. Los misiles israelíes derribaron dos edificios en el barrio de Hadath, en los suburbios del sur de la capital libanesa, tras un aviso previo de evacuación lanzado por el Ejército de Israel. No se produjeron víctimas mortales en este ataque que sirvió para revivir los duros bombardeos que sufrió la ciudad durante dos meses. Las fuerzas de Israel emitieron un comunicado para informar que el objetivo fue «un almacén de drones de Hizbolá» y acusó a la milicia pro iraní de violar el alto el fuego con el lanzamiento de dos cohetes a primera hora de la mañana. Esta fue la segunda vez en la última semana que se dispararon cohetes desde el Líbano hacia territorio israelí, pero Hizbolá negó su participación en ambas ocasiones.
El acuerdo de alto el fuego es muy frágil. Hizbolá está lejos de aceptar un desarme e Israel no ha retirado sus fuerzas del Líbano, donde ocupa cinco posiciones pegadas a la frontera. Esto da argumentos a las dos partes para lanzar ataques. Ambos se culpan mutuamente de violar el alto el fuego, pero la diferencia de fuerza es abismal y Benjamín Netanyahu escribió en X que «quienes aún no han asimilado la nueva situación en el Líbano recibieron otra muestra de nuestra determinación. La ecuación ha cambiado: lo que ocurrió antes de los atentados del 7 de octubre no se repetirá. No permitiremos disparos contra nuestras comunidades».
Israel busca recuperar el poder de disuasión frente a sus enemigos, perdido tras los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, y han desaparecido las líneas rojas, como se ve en Gaza cada día. «Si no hay tranquilidad en Kiryat Shmona y en las comunidades de Galilea, no habrá tranquilidad en Beirut», declaró el ministro de Defensa, Israel Katz, quien dejó claro que a partir de ahora «cualquier intento de dañar a las comunidades de Galilea hará temblar los techos de las casas en el distrito de Dahiye de Beirut«, el bastión de Hizbolá situado al sur de la capital.
Detener a los culpables
El bombardeo de Israel sorprendió al presidente libanés, Joseph Aoun, en un visita oficial a París. Aoun dijo que el objetivo del vecino del sur fue «un intento malicioso de reintroducir al Líbano en el círculo vicioso de la violencia» y que «nos reafirma en la necesidad de mantener nuestra soberanía sobre todo el territorio libanés bajo nuestro ejército». Su homólogo y anfitrión francés, Emmanuel Macron, calificó los ataques lanzados por el Estado judío de «inaceptables», los consideró una violación del alto el fuego, y lamentó que «le hacen el juego a Hizbolá».
La respuesta en Beirut llegó de mano del primer ministro, Nawaf Salam, quien instó al ejército a identificar y arrestar rápidamente a los responsables del lanzamiento de cohetes contra Israel. Salam pidió a las fuerzas de seguridad que actúen con rapidez para investigar lo sucedido y detener a los responsables del «irresponsable lanzamiento de cohetes que amenaza la estabilidad y la seguridad del Líbano», según un comunicado de su oficina.
Los israelíes volvieron a golpear en Beirut y esto muestra que su estrategia, con el apoyo total de Estados Unidos, es su disposición a atacar cualquier objetivo que considere necesario dentro del territorio del Líbano. La enviada especial adjunta de Washington para Oriente Próximo, Morgan Ortagus, acusó a Hizbolá de tirar la primera piedra con sus cohetes y dijo que Israel tenía derecho a responder. Ortagus habló con la cadena Al-Arabiya para explicar que «Estados Unidos no desea un conflicto mayor entre el Líbano e Israel» y pidió dar pasos concretos que lleven al desarme completo de Hizbolá.
El exjefe del Ejército y presidente libanés Aoun quiere que todas las armas del país las controle el Estado, una medida que acabaría con esa especie de estado dentro del estado que había levantado Hizbolá con la ayuda de Irán durante décadas.
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