Francia se prepara para pagar millonarias deudas de Estado tras la clausura de los Juegos Olímpicos
París tiene hasta septiembre / octubre para «rectificar» y anunciar las medidas concretas para combatir esa deriva presupuestaria
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Clausurados los Juegos Olímpicos (JJ.OO.), Francia tendrá que comenzar a pagar las facturas pendientes. La deuda pública ha crecido unos 650 millones de euros, diarios, desde primeros de año; unos 10.000 millones de nuevas deudas, durante los quince días de festejos deportivos ... mundiales.
Días antes del comienzo de los JJ.OO., la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI), lanzaron graves advertencias al gobierno en funciones de Emmanuel Macron.
La Comisión lanzó contra Francia y otros miembros de la UE un procedimiento por déficit excesivo. París tiene hasta septiembre / octubre para «rectificar» y anunciar las medidas concretas para combatir esa deriva presupuestaria, la más grave entre los aliados europeos. Sin embargo, Macron solo tiene un gobierno harto provisional y en funciones, que solo puede tomar medidas técnicas, a la espera de un gobierno que nadie sabe cuando podrá fomarse, inexistente una mayoría parlamentaria que pudiera «imponer» a alguno de sus numerosos candidatos.
La heteróclita coalición electoral del Nuevo Frente Popular (NFP) ha anunciado una moción de censura contra los presupuestos del Estado, para el 2025, que debiera presentarse cuando comience la nueva sesión parlamentaria, en octubre. Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), el partido de Marine Le Pen, ha anunciado que apoyará esa moción, que amenaza con prolongar el penoso estado de una Francia sin presupuestos nacionales.
Advertencia
Días antes que comenzasen los JJ.OO., el FMI lanzó otra advertencia grave contra Macron y su gobierno empantanado. A juicio del Fondo, Francia terminará este año con un déficit del 5,3%, alejadísimo del 3% de los compromisos de Estado con la zona euro, con muy negras perspectivas: el 2027, París corre el riesgo de seguir teniendo un déficit del 4,5%, siempre lejos de la prometida disciplina europea.
Incontrolados los déficits del Estado, la deuda pública sigue un rumbo igualmente inquietante. Según el FMI, la deuda alcanzará este año el 112 % del PIB y corre el riesgo de seguir creciendo a un ritmo del 1,5 % anual.
Pierre-Antoine Delhommais, analista reputado, comenta con cierto laconismo irónico: «Cerrado el paréntesis encantado de los Juegos Olímpicos, Francia deberá afrontar con color la realidad brutal de las realidades presupuestarias». Otro analista de referencia, Yves Thréard, subraya la doble dimensión política y financiera de la crisis «olvidada» o «maquillada» por el fabuloso espectáculo de los Juegos: «Vivimos una crisis política sin precedentes, en una situación explosiva. Tras un aliento temporal de paz y felicidad será necesario volver a la realidad».
La realidad es una Francia sin gobierno, con un presidente en busca, desde hace semanas, de un primer ministro que no encuentra, con una clase política enfrentada, con proposiciones antagónicas y muy alejadas de la realidad más cruda, con frecuencia.
Bruno Le Maire, ministro de Economía dimitido, había prometido un «equilibrio» de la deuda y el déficit. La Comisión y el FMI han desmentido todas sus previsiones. Nadie puede saber si el gobierno en funciones, técnico o político, si llega a formarse, entre finales de agosto y septiembre, podrá aprobar los presupuestos del Estado para el año que viene.
La realidad es una Francia sin gobierno, con un presidente en busca, desde hace semanas
El NFP, oposición de izquierdas, defiende políticas diametralmente opuestas a la disciplina europea, y hace gala de su hostilidad a los compromisos de Estado con la disciplina de la zona euro. En el terreno de lo peregrino, Sandrine Rousseau, personalidad influyente en la izquierda ecologista, ha propuesto que los deportistas que han ganado medallas en los Juegos, hagan generosa donación de sus premios «para pagar las deudas del Estado».
Hostilidad de Le Pen
En el otro extremo, Marine Le Pen tampoco oculta su hostilidad a la disciplina europea, con este tipo de proposiciones: renegociar las relaciones económicas de Francia con la UE, tras restaurar la jubilación a los 60 años.
Desde hace años, Emmanuel Macron ha prometido en repetidas ocasiones varios proyectos de «soberanía industrial y económica» para Europa… sin embargo, ninguno de sus gobiernos, desde el 2017, ha conseguido equilibrar las cuentas del Estado. Deuda pública y déficits del Estado han continuado creciendo. Tras las elecciones anticipadas de junio y julio pasados, la situación presidencial, gubernamental y parlamentaria es mucho más problemática.
Macron lleva dos meses cortos buscando un primer ministro que no encuentra, inexistente una mayoría parlamentaria sólida. El presidente ha descartado varios candidatos de izquierdas, pero, hasta hoy, no ha encontrado candidatos de centro, derecha, o izquierda reformista. Cuando, deseablemente, Macron termine encontrado un posible jefe de gobierno, tampoco está claro como podrá ese primer ministro «imponer» los recortes del gasto público imprescindibles para sanear las cuentas del Estado, como piden la Comisión y el FMI.
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