El FBI arresta a un veterano diplomático de EE.UU. acusado de espiar para Cuba durante cuarenta años

El caso de Rocha, de 73 años, es uno de los más graves que se han producido en el servicio diplomático de la primera potencia mundial

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Javier Ansorena

Corresponsal en Nueva York

Víctor Manuel Rocha ha sido arrestado en Miami (Florida) por tener dos caras: a luz pública, era un veterano y prestigioso diplomático de EE.UU., que llegó a ser embajador de la primera potencia mundial en Bolivia; a la sombra pública, era un ... espía de Cuba, que trabajó como agente doble para la dictadura castrista durante décadas.

El caso de Rocha, de 73 años, «es una de las infiltraciones por parte de un agente extranjero en el Gobierno de EE.UU. más importantes y más duraderas», reconoció el lunes en una comparecencia el fiscal general de EE.UU., Merrick Garland, para explicar la imputación del diplomático. «Durante más de cuarenta años», aseguró Garland, «Rocha sirvió como agente del Gobierno de Cuba y buscó y obtuvo cargos en el Gobierno de EE.UU. para conseguir acceso a información que no es pública y para condicionar la política exterior de EE.UU.».

Rocha nació en Colombia pero emigró con su familia a EE.UU. Se crió en un entorno de clase media trabajadora, pero consiguió educarse en algunos de los centros universitarios más prestigiosos del país, como las universidades de Yale, Harvard y Georgetown.

Desde sus inicios

Inició su trabajo para el Gobierno de EE.UU. dentro de la oficia de negocios con Honduras del Departamento de Estado, en 1981. Ya desde entonces, alega la fiscalía, empezó a operar como espía para Cuba.

Tuvo éxito en su ambición por alcanzar cargos de mayor responsabilidad -y de más acceso a información atractiva para Cuba-: en 1983, fue destinado como asesor político en la embajada de EE.UU. en la República Dominicana y, desde entonces, escaló en la diplomacia estadounidense. Fue destinado al consulado de Florencia (Italia) y a las embajadas en Honduras, México y Buenos Aires antes de ser nombrado embajador en Bolivia, un cargo que ocupó entre los años 2000 y 2002. Entre medias, también fue integrante del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU., entre 1994 y 1995, un órgano de la mayor importancia en la política exterior de la primera potencia mundial, y fue enviado en 1995 a Cuba, cuando las relaciones con la isla pasaban por malos momentos, como número do set encargado de la Sección de Intereses de EE.UU., en La Habana, la única representación del país ante la dictadura castrista en aquellos momentos.

Tras dejar la carrera diplomática, entre 2006 y 2012, Rocha fue asesor del jefe militar del Comando Sur de EE.UU., la región militar que incluye a Cuba. Pero su dedicación principal fue hacer fortuna en los negocios: fue fichado como director de relaciones gubernamentales para Arcos Dorados Holdings, la compañía propietaria de la mayoría de las franquicias de McDonald's en Hispanoamérica, presidió una compañía de minería de oro en Santo Domingo y hace pocos meses fue fichado por la consultora española de comunicación Llorente y Cuenca como asesor internacional.

Tras dejar la carrera diplomática, entre 2006 y 2012, Rocha fue asesor del jefe militar del Comando Sur de EE.UU.

Múltiples delitos

Ahora, las autoridades de EE.UU. le acusan de delitos relacionados con proporcionar información falsa y engañosa a EE.UU., de viajar al extranjero para mantener reuniones con agentes de la Inteligencia cubana y de falso testimonio en la obtención de su pasaporte.

La vida de espía de Rocha se le empezó a volver en su contra el año pasado, cuando un agente del FBI encubierto le convenció de que era un agente del Directorio General de Inteligencia de Cuba. Mantuvieron varias reuniones hasta este año en las que Rocha alardeó de haber trabajado para Cuba «durante cuarenta años», se refirió a EE.UU. como «el enemigo», utilizaba el término «nosotros» cuando hablaba de él y Cuba, glosaba la figura del «comandante» -en referencia a Fidel Castro- y llamaba «compañeros» a los agentes cubanos con los que había trabajado y decía que sus trabajos habían «reforzado inmensamente la revolución». Ahora tendrá que responder de esa doble lealtad ante la Justicia de EE.UU.

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