Disturbios en el territorio francés de Nueva Caledonia antes del debate de una reforma constitucional
Durante el último medio siglo, los enfrentamientos entre el FNLC y los anti disturbios franceses siempre han tenido dimensiones ensangrentadas en varias ocasiones
Nueva Caledonia dice no a la independencia de Francia
Las tentaciones «independentistas», la negociación de un nuevo «estatuto» y el incremento de la pobreza han precipitado un nuevo estallido de violencia incendiaria en Nueva Caledonia, uno de los doce territorios y colectividades francesas de ultramar, antigua colonias.
El archipiélago de Nueva Caledonia, en el ... Pacífico Sur, es territorio francés desde 1853. Desde entonces, los colonos franceses han cohabitado con estallidos de choques ensangrentados con los habitantes autóctonos de una decena de etnias y lenguas. Los autóctonos canacos han liderado, históricamente, sucesivas sublevaciones reivindicando la independencia, que terminaron en baños de sangre en algunas ocasiones.
La noche del lunes volvió a estallar una crisis inflamable en Numea (95.000 habitantes), la capital del archipiélago, con un primer rastro inquietante: calles y carreteras cortadas; empresas incendiadas; supermercados saqueados; choques violentos entre unidades anti disturbios y jóvenes militantes del Frente Nacional de Liberación Canaco (FNLC).
Crisis social
Durante el último medio siglo, los enfrentamientos entre el FNLC y los anti disturbios franceses siempre han tenido dimensiones ensangrentadas en varias ocasiones. En su día, el dirigente independentista Eloi Machoro fue asesinado a tiros «por orden del ministerio del Interior», según un gendarme en excedencia. Jacques Chirac tuvo que recurrir al ejército para sofocar otra crisis, cuando una una banda de insurrectos encontró refugio en una gruta montañosa. Emmanuel Macron desea imponer un nuevo estatuto, en curso de negociación en la Asamblea Nacional (primera cámara del Parlamento francés). Temiéndose un nuevo fracaso, que comenzó el lunes con la insurrección del FNLC.
En París, el ministerio del Interior ha anunciado el envío urgente de «unidades de intervención» especiales. Pero el agravamiento de la crisis social (incremento de la pobreza autóctona) confiere a la nueva crisis un rostros más negro.
Las autoridades policiales locales impusieron el toque de queda, tras el estallido de la violencia. Prohibida la circulación y el mero «estacionamiento» en las calles de la capital de Nueva Caledonia, el toque de queda tuvo un éxito sencillamente nulo, que no consiguió impedir los incendios y el uso de cócteles molotov contra edificios públicos y grandes superficies comerciales.
Según las fuentes policiales francesas, los insurrectos autóctonos son «minoritarios», «muy jóvenes y radicalizados». Terminología al uso y costumbres de las crisis locales, que chocan históricamente con el mismo problema de fondo: perseguidos y expulsados de Numea, los militantes del FNLC se refugian en las grutas y montañas próximas, desde donde lanzan nuevas «operaciones» de incendios y saqueos de indiscriminados, agravando la cólera de los colonos franceses, evidentemente partidarios del respeto policial de la 'ley y orden'.
La prensa parisina se pregunta hasta dónde llegará la crisis en esta ocasión. El envío de escuadrones de fuerzas anti disturbios, especializadas, quizá permita restaurar el orden en Numea. Nadie sabe cuando puede durar el orden restaurado. Emmanuel Macron espera que el nuevo estatuto para Nueva Caledonia permita ofrecer un horizonte político, en paz.
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