El primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, herido grave tras ser tiroteado
El mandatario había advertido días antes del atentado de su temor a un «acto de violencia»
Última hora del estado de Robert Fico y reacciones, en directo
Poeta de 71 años y fundador del 'Movimiento contra la Violencia', así es el agresor del líder eslovaco Robert Fico

A punto de estrechar la mano a uno de los seguidores que le esperaban frente a la Casa de Cultura de Handlova, a unos 150 kilómetros al noreste de la capital, Bratislava, sonaron cuatro disparos. Uno le alcanzó en el pecho. El primer ... ministro de Eslovaquia, Robert Fico, cayó al suelo y el personal de seguridad lo metió en volandas al coche oficial, estacionado a pocos metros. Primero fue atendido por un médico que llegó en helicóptero y después trasladado al hospital de Banska Bystrica, porque su gravedad desaconsejaba el traslado más largo hasta Bratislava.
Mientras algunos de sus guardaespaldas custodiaban al primer ministro herido, otros se lanzaban a la persecución del tirador, que fue rápidamente detenido e identificado como Juraj Cintula, un escritor de 71 años del partido de oposición de izquierda radical Eslovaquia Progresista.
Citula pertenece a la Asociación de Escritores Eslovacos y es una figura relevante del movimiento literario nacional. Es impulsor del Movimiento contra la Violencia y un activo bloguero político que nunca ha ocultado su animadversión hacia Fico. Según las primeras pesquisas policiales, llevaba el arma de forma legal y antes de abrir fuego llamó la atención de Fico al grito de «¡eh!, ¡ven aquí!».
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Los testigos hablaban de varias heridas de bala. Una portavoz del hospital confirmó que el primer ministro podía hablar brevemente y mantenía la lucidez en el momento de ingresar en el centro, pero igualmente confirmaba que su estado era «grave» y que debía ser intervenido a causa de varias heridas de bala. Las fotografías y los testimonios sobre lo ocurrido recorrían ya las redes sociales cuando el Gobierno eslovaco hizo público un primer y breve comunicado en el que confirmaba que Robert Fico había sido hospitalizado en un estado «potencialmente mortal».
A primeras horas de la noche no estaba todavía clara su supervivencia. El portavoz del gobierno solamente alcanzaba a afirmar que «las próximas horas serán decisivas».

Fico está al frente del Gobierno de Eslovaquia desde el pasado mes de octubre. Su último paso para hacerse con el resto del poder se dará el próximo 15 de junio, con la toma de posesión del nuevo presidente electo, Peter Pellegrini, el último espaldarazo para el gobierno de populistas de izquierda y ultranacionalistas. «Supongo que después del 15 de junio comenzará una demolición más cómoda para la coalición de Gobierno de los últimos principios del Estado de derecho y de la democracia liberal», era la predicción del politólogo Radoslav Štefančík.
La presidenta saliente y en funciones, opuesta a Fico, Zuzana Caputova, reaccionó al intento de asesinado con una declaración a la nación en la que se mostró «conmocionada, como todo el país», condenó el ataque en los términos más tajantes como un «ataque brutal y despiadado» y «un atentado a la democracia». Y también pidió a los eslovacos serenidad. «La policía ha detenido al perpetrador. Cuando sea posible, ofrecerá más información al respecto. Hasta entonces, por favor, pido a todos que no hagan demasiado ruido sobre lo que ha pasado, para que podamos centrarnos en lo más importante ahora, que es que Robert Fico se recupere lo antes posible», dijo.
Su sucesor designado, Pellegrini, habló de una «amenaza sin precedentes para la democracia eslovaca» e interrumpió un viaje al extranjero. El ministro del Interior, Matus Sutaj Estok, declaró por su parte que «es completamente natural que se agiten las emociones, pero sería muy malo exacerbar aún más esta peligrosa situación», después de que, bajo la impresión del ataque, algunos políticos de los partidos gobernantes acusasen a la oposición de compartir la responsabilidad por el acto de violencia. A la caída de la tarde, varias concentraciones espontáneas en diversas ciudades eslovacas expresaban su repulsa por el atentado.
El ministro del Interior eslovaco declaró que «es natural que se agiten las emociones, pero sería muy malo exacerbar aún más esta peligrosa situación»
En el momento del atentado, el Parlamento eslovaco celebraba una acalorada sesión sobre la controvertida reforma que defiende la ministra de Cultura, Martina Simkovicova, que disolverá la radiotelevisión pública eslovaca para sustituirla por un ente en manos del Gobierno y que presumiblemente se limitará a instrumento de propaganda. El vicepresidente del Parlamento, Lubos Blaha, pospuso la sesión hasta nuevo aviso.
A esas horas estaban llegando ya mensajes de condena de todo el mundo. El más esperado, el de Putin, llegó a través de un telegrama que decía que «este horrible crimen no puede tener justificación». Los analistas centroeuropeos trataban de leer al milímetro el grado de amenaza que pudiera contener. Los servicios secretos de la región llevan semanas informando de que Putin está recalibrando su maquinaria armamentística con vistas a extender el conflicto armado y temen que se sirva del pretexto del asesinato de Fico, su amigo personal y amigo de Rusia.
La tensión bélica es alta y casi cualquier cerilla puede encender la mecha. «Estoy alarmado por la noticia del ataque al primer ministro eslovaco, Robert Fico», afirmó en un comunicado oficial de la Casa Blanca el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que aseguró que, junto con su esposa, Jill, «reza por la rápida recuperación» de la población eslovaca.
Internamente, también proliferaban las cábalas. Hace unos días, el propio Fico acusó a la oposición liberal de crear un clima de hostilidad contra el Gobierno y advirtió que «no se puede descartar que en algún momento se produzca un acto de violencia en un clima así». En medio de este clima de tensión, por cierto, se encuentran 750 soldados españoles, un batallón que liderará la fuerza multinacional junto a efectivos eslovacos, eslovenos, checos y portugueses que forman el 'Battle Group' (grupo táctico) de disuasión de la Alianza Atlántica, con base en Lest.
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