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«Sí a nuestra civilización, no a quienes quieren destruirla»: estas son las ideas de Giorgia Meloni

Su éxito bebe del descontento que ahoga Occidente, y ha sido suficientemente hábil como para encarnar el rostro del enfado contra la Europa postpandémica, prometiendo seguridad y estabilidad

Lo que se juega el Gobierno de Meloni en Europa

Giorgia Meloni, durante la noche electoral del domingo REUTERS
Pablo Amigo

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Es la mujer cuyo nombre está en boca de todos desde hace días, incluso antes de las elecciones. Cuando las encuestas inclinaron la balanza demoscópica a favor de Giorgia Meloni (Roma, 1977), muchos pusieron el grito en el cielo, y otros se frotaron las manos. La italiana aspira a ser la próxima primera ministra de su país, tras la contundente victoria de las formaciones conservadoras: lograron un 43% de los votos, frente al 27,6% de la izquierda. Uno de cada cuatro italianos se decantó por Hermanos de Italia, el partido de Meloni, pero, ¿qué propone?

El nombre de esta exministra de Berlusconi comenzó a sonar con fuerza durante la pandemia. Las directrices bruselenses, los confinamientos y las restricciones pusieron en pie de guerra a muchos ciudadanos en uno de los países más castigados por el coronavirus en Europa, y encontraron en Meloni una aliada. En España la conocimos mejor este verano, cuando participó en un mítin de Macarena Olona previo a las elecciones andaluzas, donde provocó tantos aplausos en aquel recinto como rechazo fuera del mismo.

Contra los lobbies, el islam y hasta Greta Thunberg

La ganadora de las elecciones italianas de este pasado domingo resumió en aquel discurso las principales directrices de su programa: «O se dice sí o se dice no. Sí a la familia natural, no a los lobbies LGBT; sí a la identidad sexual, no a la ideología de género; sí a la cultura de la vida, no al abismo de la muerte; sí a la universalidad de la cruz, no a la violencia islamista; sí a las fronteras seguras, no a la inmigración masiva; sí al trabajo de nuestros ciudadanos, no a las grandes finanzas internacionales; sí a la soberanía de los pueblos, no a los burócratas de Bruselas; y sí a nuestra civilización, y no a quienes quieren destruirla», exclamó a gritos desde aquel estrado, para terminar entre 'vivas' a Olona, Abascal, España, Italia y a «la Europa de los patriotas».

Sin embargo, uno de los puntos que los votantes conservadores más han criticado es que, pese a su oposición a lo que ella llama la «cultura de la muerte», la candidata ha asegurado que no tiene pensado tocar la Ley del Aborto. Ahora, mayoría parlamentaria en mano, se verá hasta qué punto cumple con su palabra.

Una relación estrecha con Vox

Meloni dice oponerse a la «violencia étnica», a las ideas socialistas y hasta a Greta Thunberg. En síntesis, lucha contra todo lo que encaja en lo que Vox suele tildar de «consenso progre», algo que muchos relacionan directamente con la Agenda 2030. No en vano, su relación con Santiago Abascal es muy estrecha: «A él me une una profunda estima y amistad, es una persona de la que he sabido apreciar la absoluta lealtad y claridad de posiciones, en esto somos iguales», explicó recientemente en una entrevista con ABC.

«Con Vox tenemos una sólida colaboración y una plataforma de valores comunes»

«Con Vox tenemos una sólida colaboración, una plataforma de valores comunes y también como ellos recibimos las absurdas críticas de la prensa 'mainstream' que nos retrata como monstruos», afirmó en dicha conversación. La formación española, de hecho, ha celebrado en las últimas horas el éxito de Meloni en los comicios de este domingo.

Condenó el fascismo y el régimen de Mussolini

Consciente de su favoritismo en las encuestas, decidió durante la campaña moderar su tono, para atraer a electores más escépticos, una fórmula que estuvo a punto de funcionarle este año a Marine Le Pen, la que podría ser considerada su homóloga francesa.

La candidata de Hermanos de Italia condenó en un vídeo de forma explícita y sin rodeos el fascismo y el régimen de Mussolini, con el que los más críticos se empeñan en compararla: «La derecha italiana ha relegado el fascismo a la Historia desde hace décadas, condenando sin ambigüedades la supresión de la democracia y las vergonzosas leyes contra los judíos», afirmó.

Contra la Europa post-pandémica

El éxito de Giorgia Meloni bebe del descontento que ahoga Occidente. Así, su programa se ha centrado en cuestiones sociales, prometiendo seguridad frente a la cuestión migratoria, estabilidad contra la crisis económica y bajadas de impuestos. La presidenta de Hermanos de Italia ha sido suficientemente hábil como para encarnar el rostro del enfado contra la Europa post-pandémica, la que representan la Agenda 2030 y las políticas bruselenses en el contexto del Covid.

Aun así, lejos de querer parecer extremista, ha apoyado a la OTAN con respecto a la guerra en Ucrania, y también las sanciones a Rusia. Sus críticas a Vladimir Putin han sido contundentes y duras, a diferencia de los comentarios de Berlusconi.

Además, propone una reforma del Estado para que el presidente de la República sea elegido directamente por los italianos, algo que ha abierto un debate en el país, en el que la izquierda se opone al cambio.

Enfrentamiento con un activista homosexual

Meloni ha estado en el ojo del huracán por oponerse a que las parejas homosexuales puedan adoptar. Defiende que no es homófoba, sino que cree que cada niño debe contar con un padre y con una madre, y pone su propio caso por ejemplo; su padre la abandonó siendo niña, y creció en una familia monoparental: «No puedo decir que no era feliz [durante la infancia], pero ¿eché de menos un padre? Sí, no puedo negarlo. Si digo esto, ¿le quito algo al amor incondicional de mi madre? No».

La polémica nació cuando, durante un acto electoral, un joven activista se subió al escenario con una bandera arcoíris en la mano. Meloni decidió hablar con él con buen tono: «Yo también creo que todos somos iguales y creo que cada uno tiene derecho a amar a quien quiera, y que el Estado debe ocuparse de sus propios asuntos. Hoy existen uniones civiles y en Italia puedes unirte oficialmente con quien quieras; no propondré quitar este derecho», apuntó.

La candidata aseguró que admiraba el «coraje» del joven: «Siempre respeto el valor de las personas para defender lo que creen y, al mismo tiempo, reclamo mi derecho a pensar de manera diferente».

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