El fin de la era Merkel: en Alemania se cocinan las nuevas reglas de deuda de la UE
Una victoria del SPD de Olaf Scholz abrirá la puerta a la adopción de nuevos sistemas de cálculo del tope de deuda y déficit que fijó el Tratado de Maastricht. Incluso si venciera la CDU de Merkel, el consenso político está abierto a ideas como excluir de la contabilidad del déficit las llamadas ‘inversiones verdes’
Quién ha ganado las elecciones en Alemania

Si hacemos caso a las encuestas, el sucesor de Angela Merkel será el hasta ahora vicecanciller federal y ministro de Finanzas Olaf Scholz , del Partido Socialdemócrata (SPD). Desde toda Europa se escucha con atención lo que dice Scholz en cada mitin , se ... pone atención a cada una de sus palabras, acentos y silencios. Es lo que ha sucedido recientemente en Brdo, Eslovenia, cuando el ministro alemán se reunió con sus homólogos europeos. La postura de Scholz será crucial en un debate que tendrá lugar en la UE en los próximos meses: la reforma de las reglas de la deuda de la zona euro. Lo que está en juego es cómo y cuánto podrán endeudarse nuestros países a partir de ahora, lo que a su vez perfilará el tipo de políticas económicas. Francia, donde el presidente Emmanuel Macron también se enfrentará al electorado la próxima primavera, ya ha dejado clara su posición. «En cuanto al Pacto de Estabilidad y Crecimiento, eso requiere nuevas reglas», ha declarado Bruno Le Maire, el superministro francés de Economía y Finanzas. «Necesitamos reglas más simples que se ajusten a las realidades económicas y Francia trabajará para lograrlo en las próximas semanas».
Noticias relacionadas
Esas realidades económicas a las que se refiere son un endeudamiento promedio del 100% del producto en los países del euro. Actualmente, sólo Luxemburgo sigue cumpliendo con los dos requisitos centrales del Tratado de Maastricht, que estipulaban que la deuda nacional puede llegar a un máximo del 60% del PIB y el déficit anual a un 3%. Pero nadie lo cumple . Se trata además de unas reglas que están actualmente suspendidas debido a la pandemia. Pero el próximo año, los jefes de gobierno tendrán que decidir cómo proceder cuando se reactiven esas reglas en 2023 y muchos en Europa lo ven como un punto de inflexión propicio para empezar a hacer las cosas de otra forma. Y lo que piense Scholz sobre esto, sumado a los compromisos que adquiera tanto en la campaña electoral como en la posterior negociación para formar gobierno, serán el pilar sobre el que se base esta nueva herramienta económica europea sobre la que pivota el futuro económico de España.
El papel de Schäuble
Lo cierto es que, desde que se firmó el Pacto de Estabilidad en 1997 , Alemania ha jugado el papel de guardián europeo de la deuda , debido a una cultura de disciplina presupuestaria que ancla sus raíces en la autoridad del Bundesbank y que aparece fijada en la Constitución alemana, que solo permite que el endeudamiento estatal sea superior a las inversiones públicas en caso de «desequilibrio de la economía».
El canciller socialdemócrata Gerhard Schröder supuso la excepción de la regla y declaró el «estado de excepción económica» para poder aprobar unos presupuestos de 2003 con un 3,8% de déficit público. En un contexto de crecimiento del PIB del 0,3% y con paro récord, que llegó en diciembre de 2002 al 9,2%, se permitió saltarse a la torera el Pacto de Estabilidad y Bruselas apenas amagó una imposición de sanciones. Pero una vez superado este bache y ya con Merkel en el gobierno, Alemania volvió a ser la misma de siempre y su posición se endureció más, si cabe, durante la gestión de la crisis financiera y la crisis de la deuda. Conviene aclarar aquí que no fue la canciller la principal responsable de esta cerrazón, sino su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, hoy respetadísimo presidente del parlamento alemán.
Olaf Scholz (SPD) no sólo es partidario de modificar las reglas de deuda y déficit, sino de establecer un reaseguro de desempleo europeo, un salario mínimo comunitario y una seguridad social básica, así como de extender a toda la UE la presencia de los sindicatos en los comités de dirección
Schäuble había hecho hasta entonces el grueso de su carrera política como ministro de Interior de Helmut Kohl. En el recibidor de la nueva sede del Ministerio puede contemplarse en una vitrina el original del Tratado de la Reunificación Alemana, que lleva estampada su firma. Y después del 11-S fue él quien diseñó un nuevo y pétreo sistema de seguridad nacional para gestionar la amenaza terrorista internacional. Pero en su primera gran coalición con los socialdemócratas Merkel lo puso al frente de Finanzas, seguramente para vedar ese terreno a sus socios, y cuando estalló la crisis de la deuda Schäuble se comportó como el ministro de Interior que seguía siendo en lo más profundo de su ser político, en lugar de actuar en el Ecofin como el pívot por el que imploraban los socios europeos del sur. Ante la amenaza de la insolvencia de la deuda, blindó el presupuesto y defendió esa plaza hasta las últimas consecuencias. Merkel, algo más receptiva a los signos de los tiempos, se limitó sin embargo a respaldar sin fisuras a su ministro. Pero en la política alemana comenzó a cuajar un cambio de percepción cuyos frutos estamos ahora a punto de presenciar.
Mientras los países europeos fiscalmente conservadores, sobre todo Austria y Holanda, se resisten a una flexibilización de las normas de la deuda , como han dejado muy claro en un documento conjunto, los países del sur, más endeudados, creen que es el momento de una relajación y de liberar al Banco Central Europeo (BCE) de una política laxa y creativa, por momentos ajena a su propio mandato, para devolver a los gobiernos la capacidad de jugar con la deuda y tomar así las riendas de esta crisis.
Las reglas tienen que «adaptarse a la realidad», dijo la ministra de Hacienda española, Nadia Calviño, en Brdo, «lo que se necesita son nuevas reglas que funcionen». Este cruce de opiniones terminará en breve en un conflicto en el que la palabra de Alemania inclinará la balanza. El equipo de Scholz en el Ministerio de Finanzas lleva desde marzo preparándose para las discusiones sobre una posible reforma del Pacto de Estabilidad , examinando varias opciones para una reforma que aleje a la UE de un techo máximo de deuda. «En el futuro, el monto del gasto en intereses también podría desempeñar un papel importante», sugieren fuentes del Ministerio, que señalan también que, «dado que las tasas de interés han caído drásticamente, los estados podrían asumir un mayor apalancamiento».

«Probablemente no evitemos algún tipo de renovación de las reglas de la deuda », admite el consultor de Scholz, Jakob von Weizsäcker. Y el propio Scholz está haciendo afirmaciones en campaña que sugieren un decidido paso hacia los eurobonos, lo que introduciría a la UE en una nueva era económica.
«El Fondo de Reconstrucción es un verdadero paso adelante para Alemania y Europa del que ya no se puede dar marcha atrás», ha declarado Scholz en una reciente entrevista con medios del grupo Funke y refiriéndose a la primera experiencia europea de deudas mancomunadas. « Todos estos son cambios profundos , quizás los mayores desde la introducción del euro», enfatizó, y apuntó a que ahora, inevitablemente, también habrá que discutir sobre los ingresos conjuntos de la UE, lo que podría mejorar la capacidad de acción comunitaria. Scholz se ha referido incluso al Fondo de Reconstrucción como a un «momento Hamilton» , aludiendo a la conversión de la deuda de los estados de Estados Unidos en deuda federal después de la Guerra de Independencia. «Esto puede volverse relevante rápidamente. Si el fondo de rescate tiene que reembolsarse, no debería ser a expensas del presupuesto normal de la UE», ha dicho, concediendo así sentido a que la UE genere sus propios ingresos, por ejemplo, mediante el comercio de emisiones de CO2 en el transporte marítimo y aéreo o la tributación de transacciones financieras y plataformas digitales. Para poder actuar más rápidamente en futuras crisis y desafíos, Scholz quiere también una reforma de las reglas de votación en los consejos de la UE. «La UE necesita la oportunidad de actuar juntos. Pero esto requiere decisiones por mayoría cualificada en política exterior, fiscal o tributaria en lugar de la necesidad de unanimidad en los consejos de la UE». Estas palabras nos sitúan ante una auténtica revolución en el funcionamiento europeo.
Reaseguro de desempleo
Su programa electoral contiene además, en su página 57, la creación de un «reaseguro de desempleo europeo permanente», un proyecto según el cual los Estados miembros harían aportaciones a un fondo común del que después puedan tirar los países cuyo sistema de asistencia al desempleo caiga en una situación de desequilibrio . «Con el objetivo de mejorar las condiciones de vida y de trabajo de todos los europeos y en la dirección de la equivalencia de las condiciones de vida, aspiramos a poner en práctica sistemáticamente el pilar europeo de derechos sociales en los próximos años», dice el documento. «Nuestro objetivo sigue siendo conseguir salarios en toda Europa que sean suficientes para vivir, por lo que acogemos con satisfacción la propuesta de un marco legal común», continúa, mostrándose así dispuesto a una normativa europea de salario mínimo comunitario.
El dilema del sucesor de Merkel. Laschet (UCD) no puede mostrarse flexible y permitir que se trasvasen votos a sus rivales antieuropeos de Alternativa por Alemania
Scholz también es partidario de legislar unos mínimos para los sistemas de seguridad social básicos en toda la UE y del «refuerzo de los comités de empresa europeos a través del derecho a opinar en la organización y toma de decisiones de las grandes empresas, y el derecho a la acción colectiva y la negociación ». «La aplicación de la legislación laboral vigente y la seguridad y salud ocupacional para los trabajadores temporales debe ser urgente», señala, y promete llevar a Alemania a «abordar nuevos pasos de integración» en la UE. «Alemania debe asumir la responsabilidad de nuevos avances en la integración», repite, abriéndose a una serie de posiciones que por ahora rechaza el candidato conservador, el presidente de la CDU y de Renania Norte-Wesfalia, Armin Laschet.
A varios puntos porcentuales en las encuestas, Laschet quiere volver a las reglas del Pacto de Estabilidad lo antes posible e insiste en que el paquete de rescate del coronavirus no es el inicio de una unión de deuda europea. «Cuando termine la crisis, cuando terminen los efectos económicos globales, tanto la política alemana como la europea deben volver a la estabilidad acordada en Maastricht», acaba de precisar en una entrevista con Bloomberg, «no creo que la presa se haya roto, porque el Fondo de Reconstrucción, que ahora se ha acordado, es una decisión única, está consagrado en la ley europea en una situación excepcional ». Desde la Casa Konrad Adenauer, sin embargo, se admite que se trata de una posición estratégica necesaria y que, llegado el momento, podría ser «algo más flexible». Laschet no puede permitirse en campaña posiciones que tengan como consecuencia un trasvase de votos al partido antieuropeo Alternativa para Alemania, con entre el 10% y el 12% en las encuestas y que se beneficia de la resistencia del electorado alemán a pagar las deudas de los países sureños.
Consenso reformista
Esa resistencia, aunque minoritaria, existe. Y tiene cabezas visibles. Peter Gauweiler, abogado de Múnich, destacado miembro de la CSU bávara y conocido por demandar ante el Tribunal Constitucional de Karlsruhe el programa de compra de bonos del BCE , por ejemplo, examinó en su día con lupa el Fondo de Reconstrucción. Le apasiona garantizar que las cosas sean legalmente correctas en Europa, nunca se fía, y, sin su visto bueno, habría sido muy difícil para Merkel la aprobación parlamentaria de esa lluvia de millones. Pero hasta Gauweiler ha superado ese tabú.
A nivel nacional, Laschet también se distingue de las demandas de inversiones financiadas con deuda que plantean tanto la verde Annalena Baerbock como Scholz. Los Verdes, que votaron en el parlamento a favor del Fondo de Recuperación, en su manifiesto electoral exigen que las reglas europeas de la deuda se reescriban de tal manera que «apoyen las inversiones públicas en el futuro en lugar de evitarlas». Franziska Brantner, experta en Europa de los Verdes, considera el cambio «inevitable». Los liberales del FDP, que sobre el papel quieren que las reglas de Maastricht entren en vigor nuevamente sin cambios, admiten que este requisito no se puede hacer cumplir porque «demasiados países violarían las reglas durante años», según su experto presupuestario Otto Fricke . Por lo tanto, «hay cierto consenso en que se reformarán, pero aún existe cierta controversia sobre hasta dónde deberían llegar los cambios», asienten fuentes del partido.
«Debido a su gran simbolismo, una nueva versión del Pacto de Estabilidad es prácticamente imposible», dicen, pero en Berlín «se asume que Draghi al frente de Italia es alguien fiable y que en la silla alemana habrá en cualquier caso alguien más abierto o con menos experiencia que Merkel ». De esta manera, en la futura negociación de formación de gobierno de Alemania y en la decisión sobre cuál de los partidos ocupará el Ministerio de Finanzas se están decidiendo los detalles de la nueva cultura europea de la deuda. Quizá una nueva forma de calcular los déficit que podría establecer que las inversiones climáticas, por ejemplo, pueden ignorarse en la contabilidad.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete