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Un parapenaltis y balas de fogueo

JULIÁN ÁVILA

ALBACETE. Es normal que los internacionales españoles carezcan de información cuando se les pregunta por el rival en cuestión. Y mucho más cuando se trata de una selección como Armenia, uno de los tentáculos de la antigua Unión Soviética. Con menos de veinte años de vida, este equipo sigue anclado en el fútbol más arcaico y rústico. Es cierto que ha evolucionado en los últimos años, pero aún no ha abandonado su cartel de «cenicienta».

Los datos en los cruces con la selección española desnudan sus carencias. Se han enfrentado en cuatro ocasiones y nunca ha logrado marcar un gol. Es cierto que los choques datan de los años 1995 (0-2 y 1-0) y 2003 (3-0 y 0-4). Un análisis que no debe llevar a engaño porque la mayoría de sus jugadores son de segunda línea y juegan en conjuntos con escaso renombre en el panorama internacional. Posiblemente el más reconocido sea Roman Berezovsky, ex del Zenit de San Petersburgo y del Dinamo de Moscú, y que juega ahora en el desconocido equipo ruso del Khimki. En su país es poco menos que un héroe. Es una diana fácil para los contrarios cuando viste la camiseta de la selección. Siempre a merced del rival, enfangado hasta las trancas por la acumulación de trabajo, ha sabido ganarse el respeto de sus compañeros y de la afición.

De hecho, el portero ostenta una marca envidiable para muchos de sus colegas. Ha parado 18 de los 42 penaltis que le han lanzado. Es un especialista. «Hay que tener un poco de intuición y bastante suerte», dice para sacudirse los halagos de la prensa.

El buen trabajo del mocetón (casi dos metros) y el toque táctico del seleccionador devolvieron la ilusión al país hace poco más de un año durante la fase de clasificación para la Eurocopa. Entonces, Armenia sumó dos victorias seguidas en partidos oficiales por vez primera en su historia. Ganaron 1-2 en Kazajistán y derrotaron al líder del Grupo A, Polonia, en Erevan (1-0). Una fiesta que tuvo su continuidad semanas más tarde en su casa cuando empataron con la todopoderosa Portugal.

Muerte del seleccionador

En medio del jolgorio, tuvieron que digerir una fatídica noticia. La repentina muerte por cáncer del seleccionador, el escocés Ian Porterfield, artífice del cambio. El golpe supuso un retroceso inevitable, del cual todavía no se ha levantado. Ahora lleva las riendas el danés Jan Poulsen, prácticamente con los mismos mimbres, pero los resultados no llegan.

Se han estrenado en la fase de clasificación para el Mundial de Suráfrica con una derrota en Erevan contra Turquía (0-2). Y lo normal es que se vayan de vacío de España. Los armenios han cosechado sus mejores resultados en su país y fuera son un caramelo para cualquier rival.

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