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Vicky Martín Berrocal: «Las mujeres no necesitamos a nadie para ser completas»

La diseñadora ha publicado su segundo libro, 'La felicidad ni tiene talla ni tiene edad', en el que aborda los miedos e inseguridades que tiene

El mensaje de Vicky Martín Berrocal con el que confirma cómo se siente

Vicky Martín Berrocal GTRES

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Llega a los 50 cargada de autoestima y ganas de compartir. Con su libro 'La felicidad ni tiene talla ni tiene edad' quiere animar a todas esas personas que aún no saben quererse como ella ya ha aprendido. La experiencia de una mujer que desde niña escuchó comentarios muy duros a razón de su peso, es hoy lo que Vicky Martín Berrocal quiere compartir con todos para aprender a vivir feliz. De amores y del encuentro del Cordobés con su hijo habla para ABC desde el corazón.

—Llega al medio siglo con su segundo libro en un momento donde asegura que ya sabe lo que es la felicidad y quererse a una misma.

—Es un libro que escribo desde la libertad de no tener miedos y saber cómo soy. No se trata sólo de madurar sino de conocerse. Arranqué este libro desde el dolor porque he ido recordando tantas cosas... Viví con la ausencia de un padre durante mis diez años primeros de vida, la infancia que dicen tanto nos marca, y ahora entiendo que desarrollé una armadura para ser fuerte y eso que nunca juzgué ni pedí explicaciones. Esa coraza ocultó a una Vicky que era más vulnerable, sensible y humana, y que he descubierto hace unos meses. Así es como hoy me siento. Piensa que viví en una familia desestructurada porque fue con 20 años cuando supe que tenía más hermanos. Era lo que era y no preguntaba.

—¿Se ha reencontrado mientras escribía este libro?

—Totalmente. Ha salido otra mujer, mi otro lado, que no eran fuerte sino era quien sufría cuando se miraba al espejo, la que se angustiaba por amor, la que no ha sabido gestionar muchas cosas de la vida… He conocido a mi otro, la parte que me faltaba.

—¿Qué ve hoy ante el espejo?

—Ahora sé lo que realmente importa en la vida y es que antes ni yo sabía realmente quién era. Hoy sólo quiero ser feliz.

—¿Pero de verdad cree que llegará el día en que nos de igual la talla?

—Ojalá que muchas niñas no tengan necesidad de leer lo que yo he vivido y prioricen lo importante en su vida pero seguimos enseñando nuestra mejor versión, ni te cuento en las redes, pero esas no somos. Actuamos por el qué dirán y eso no puede ser. Me señalaron a los 14 años en una tienda cuando me dijeron que no había ropa de mi talla para mi primera fiesta. Nunca se me ha olvidado. He vivido con eso y con los que me llamaban gordita. Es una presión insoportable por eso ahora quiero usar mi altavoz para lanzar otro mensaje. Soy consciente de que no puedo cambiar el mundo pero algo haré. Es un libro cargado de miedos e inseguridades. Esa soy yo, y no la que se come el mundo como muchos puedan creer.

—Su experiencia a quien primero le ha servido es a su hija Alba que no ha tenido que pasar por ese proceso.

—Alba ha tenido un padre muy presente y tremendamente entregado a ella a pesar de que estemos divorciados. Es un hombre trabajador y luchador, con los pies en la tierra, y es un gran referente. También yo he querido inculcarle que la vida no es fácil y cuando me decía que no había niñas en el colegio con su cuerpo le resaltaba la maravilla de ser diferente. Ella no sufre con su talla. Siempre le dije que se quisiera y gustara y ha crecido con esos valores. Es una mujer muy madura que no juzga a nadie y se aceptó desde el primer momento.

—¿Qué opina de que se lancen desfiles y colecciones con tallas más allá de la 44?

—Las marcas quieren hacernos ver que se lanzan esos nuevos cuerpos pero hay cierta falsedad porque muchos lo hacen porque es lo que toca cuando la realidad es que luego vas a una tienda como Dior y no tienen la talla 60. Yo sí la tengo y es que me niego a que ninguna mujer salga de mi tienda sin poder llevarse un vestido.

—¿Se imagina lo que ha sido para su exmarido Manuel Díaz estar 54 años sin tener a su padre al lado?

—Su historia es diferente porque yo siempre supe quién era el mío. Manuel sólo tenía la verdad de una madre y cada día que se miraba al espejo y sabía perfectamente de dónde venía. Lo supo pero ha vivido siempre con el miedo de dudar si alguna vez iba a poder conocerle.

Portada de 'La felicidad ni tiene talla ni tiene edad' de Vicky Martín Berrocal

—Me contaron que en su boda con Manuel su padre tuvo a todos esperando a cenar convencido de que su íntimo amigo El Cordobés iba a aparecer.

—Eran íntimos amigos, se casaban sus dos hijos, y era lógico pensar que aparecería. Yo sabía desde hace un año que padre e hijo ya se habían visto y no imaginas lo que lloré cuando me lo contó porque me hizo recordar al mío.

—También sé que usted ha hecho su papel para este final feliz.

—En silencio he intentado ayudar. Hubo un día en que pensé que Manuel Benítez estaba haciéndose mayor y me daba mucha pena que se fuera de este mundo sin estar con su nieta, mi hija Alba. Pero ella me dio toda una lección cuando contestó que si su abuelo no trataba a su padre ella no quería saber de él. Ahí conocí aún más a mi hija, lo que quiere a su padre y el respeto que le tiene. Me hace muy feliz escuchar a Manuel cuando dice que ya es un hombre completo. Ya era hora.

—¿Cree que su exmujer Martina ha sido un impedimento para este encuentro?

—Todo pasa cuando tiene que ser. No hay que culpar a nadie. Cada uno ha dado los pasos que ha creído y al final la verdad sale. Recuerdo que cuando empecé de novia con Manuel un día apareció su padre en nuestra finca y le dije «si mi novio no es tu hijo es que no tiene padre». Su mirada me confirmó todo lo que necesitaba escuchar aunque no lo dijera.

-¿Y usted siente que ya es una mujer completa?

—Las mujeres tenemos que entender que no necesitamos a nadie para ser completas. Si llega el amor que sea para sumar.

—¿Es verdad que su expareja Joao Viegas ha sido el amor de su vida?

—Quiero aclarar que Manuel ha sido el hombre más importante de mi vida, con quien me casé y tuve a mi hija. Cuando hablo del amor de mi vida lo que intento explicar es que a los 20 no se ama como a los 50 y menos yo con los miedos que tenía por la relación de mis padres. No he gestionado bien el amor en estos años hasta que Joao me enseño que el amor es otra cosa, no se sufre, no hay ansiedad ni desconsuelo y sí complicidad, compromiso y verdad. Joao no es el amor de mi vida pero con él conocí otra forma de amar. No sé qué me deparará la vida pero quería contar que viví por primera vez el amor sin angustia.

—¿Y si había tanto amor por qué no funcionó?

—Porque cuando tienes una vida hecha la renuncia no siempre funciona. Cuando das todo, como hice yo dejando mi país y mudándome a Portugal, hubo un momento en que no reconocía mi vida. Volví a casa y no sufrí esa ruptura porque a la vez recuperé mi mundo que necesitaba. Con 20 tal vez puedas comenzar de nuevo pero con mi edad no era posible. Necesitaba tener a mi madre, hermana y amigos. Al final nada es eterno, ni la vida. Fue una relación maravillosa. Hoy sé que reconozco lo que necesito e importa y asumo que ni soy perfecta ni lo busco. Me acepto con lo que hay. El peso no es lo que importa y sí la salud mental por eso acudo a una psicóloga de forma regular porque me parece muy necesario.

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